¿Qué pasa en Perú? El país que más creció en los últimos 10 años, en gran medida por la minería y el crecimiento del precio de la materia prima, no logra tener un presidente que sea respetado: los van cambiando, son detenidos o se suicidan.
Hay un clásico de la literatura titulado Conversación en la catedral, de Mario Vargas Llosa, donde él plantea que "Santiago mira la Avenida Tanda sin amor, automóviles, edificios desiguales y descoloridos, esqueletos de avisos luminosos flotando en la neblina, y al mediodía gris". Y se pregunta: "¿En qué momento se había jodido Perú?. Se había jodido en algún momento, ¿en cuál?. Frente a un hotel, un perro viene a lamerle los pies. No vayas a estar rabioso", dice. "¡Fuera de aquí! El Perú jodido piensa, todos jodidos. No hay solución".
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Y pareciera no haber solución, en el contexto del presidente Pedro Castillo, que representa a una parte del Perú. Si se quiere el más recóndito, y no el de Lima, donde se sienten cosmopolitas y europeos, similar a lo que pasa entre la Ciudad de Buenos Aires y distintas parte de la Argentina.
Frente a este contexto, algunas congresistas de distintas fuerzas políticas salieron a los exteriores del Congreso para tratar de calmar los ánimos de los manifestantes, sin mucho éxito.
Lo que se da, podríamos decir, es un choque de culturas, de civilizaciones, entre la zona que concentra a la derecha de Fujimori y el interior profundo que representa Pedro Castillo.