Una mayoría relativa, no absoluta como hasta ahora, pone en jaque al presidente de Francia, Emmanuel Macron, después de haber sido reelegido el 24 de abril. Un mes y 24 días después, en la segunda vuelta de las legislativas, su partido, Ensemble (Juntos), perdió la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional en coincidencia con el naufragio de las fuerzas políticas tradicionales, sustituidas por la extrema izquierda y la extrema derecha.
La Nueva Unión Popular, Ecológica y Social (Nupes), coalición dominada por La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, ha pasado de cero a 130 diputados. En la cámara anterior no existía. Los partidos que la integran tenían 72 diputados. En principio, Mélenchon no será primer ministro, pero dominará una oposición de externa izquierda que está en contra de la Unión Europea, la OTAN y el ingreso de Ucrania en ambos bloques.
En el otro extremo, el de la derecha, la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, rival de Macron en la segunda vuelta de las presidenciales, obtuvo 89 asientos. Otro hito de un partido también reacio a la Unión Europea y la OTAN y partidario de Vladimir Putin.
El sofocón político de Francia, en medio de una fenomenal ola de calor, mostró una abstención histórica del 54%. El frágil triunfo de Macron representa 237 escaños entres los 577 de la primera cámara del Parlamento nacional. Tenía 359. Perdió más de un centenar. Quedó muy lejos de los 289 necesario para aplicar sus políticas sin contratiempos.
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Macron podrá gobernar con negociaciones entre su partido y la derecha tradicional, un abanico de conservadores, liberales, socialdemócratas e independientes. Entre los partidos tradicionales, el socialista quedó virtualmente perdido dentro de la coalición Nupes y Los Republicanos, de derecha, consiguieron un resultado modesto de 63 bancas que podrían ser algo así como el salvavidas de Macron.
Entre 2017 y este año, Macron pudo gobernar sin apuros, más allá de la irrupción de los chalecos amarillos, de la crisis provocada por el coronavirus y, en los últimos meses, de los estragos causados en todo el mundo por la guerra de Ucrania. La alta abstención tuvo mucho que ver con la desazón de los franceses, indiferentes frente a un paisaje político que ven cada vez más alejado de sus intereses.
JL PAR