Mientras varios países europeos se debaten entre pagar en rublos el gas proveniente de Rusia, como pretende Vladimir Putin a contramano de los contratos firmados en dólares o euros, Ucrania cortó por lo sano: detuvo el flujo a través de una estación de la provincia oriental de Lugansk, independizada por el Rusia en la conflictiva región de Donbass. Por allí circula un tercio del gas que abastece a Europa.
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La Comisión Europea considera que el corte puede afectar el tránsito del gas al continente, pero matiza que no supone un problema inmediato de seguridad en el suministro.
Ucrania alegó razones de fuerza mayor para cerrar el grifo. Sobre todo, después de que el presidente Volodomir Zelenski juzgara sin éxito que los países europeos están financiando con sus pagos del gas y del petróleo la virtual destrucción de su país.
AVS PAR