La Argentina vive la previa a las elecciones de medio término. No sólo la contienda sucede entre quienes se postulan, sino que trasciende e impacta a los ciudadanos a través de bombardeo de fuego cruzado en los medios de comunicación. ¿Cómo se preparan los políticos y los sectores empresarios para hablar con periodistas?
“Los años electorales son muy desgastantes”, me comentó semanas atrás una persona, que cualquiera podría pensar que era del ámbito político. Pero no: es una ciudadana que tiene un pequeño kiosco y que ha pasado las mil y una para subsistir, pandemia mediante, y ahora mira, azorada en el televisor de su local, cómo los candidatos arrojan acusaciones, polémicas, carpetazos y disparan tuits sin miramiento, cansando aún más al ya exhausto electorado, que viene sobreviviendo como puede a tantos golpes.
En años de vacas flacas en cuanto a recursos de propaganda, todos los partidos acuden al mundo digital para difundir sus opiniones; porque lo que son plataformas y propuestas aún están ausentes. Y también a la relación con los medios y periodistas, de todas las líneas editoriales: necesitan amplificar su mensaje y tener visibilidad como sea.
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La frenética carrera de construir candidatos utiliza como eje el vínculo periodístico; aunque no son los únicos sectores, ya que también en las empresas, desde siempre, se desarrolla esta dinámica de acercamiento a la prensa. Así surgen los llamados media-trainings, que es el entrenamiento específico para quienes son portavoces de los partidos y organizaciones de todo tipo.
Se trata de una o varias sesiones donde se realiza coaching en comunicación que dista mucho de ser un curso de oratoria. Aquí se trata de un diseño a medida enfocado en cómo mejorar las habilidades para ser voceros de determinados temas, hacer declaraciones en medio de situaciones de crisis y cómo salir adelante lo más airosamente posible frente a los requerimientos de los trabajadores de la prensa.
¿Es el periodismo el enemigo?
Quizás por décadas de hacer circular una visión crítica sobre los periodistas y medios, mucha gente piensa que son enemigos públicos. Tal vez haya muchos prejuicios en uno y otro lado. Es conocido que cientos de políticos y gobiernos les temen, al igual que empresarios, figuras públicas y cualquiera que quiera escalar sus temas en la prensa. Aunque justo es decir que no son ni ogros ni rivales, y que, desde su profesión, cada quien con su estilo, buscan comunicar y generar impacto para el medio en el que se desempeñan.
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Justamente en un media-training lo que se logra es preparar a quienes son voceros para que conozcan esta lógica mediática -que la hay-, para que puedan construir vínculos más sólidos de cooperación con el periodismo.
De esta forma, muy frecuentemente quienes son entrevistados caen en el “me tendieron una trampa” o “me sacaron de contexto” como excusa ante su falta de preparación. Debo decirlo: esa es responsabilidad de cada representante ante la prensa, mientras que la del periodista es preguntar, indagar, a veces insistir y forzar para obtener lo que llamamos “valor noticia”, que es un conjunto de información para estructurar lo que sirve para un medio.
Un error frecuente en voceros inexpertos es pensar que inventaron la pólvora y que su noticia es más importante que todo lo demás. Sin embargo, es el medio y sus periodistas quienes determinan el nivel de interés que podría despertar sus declaraciones. Utilizar el “sin comentarios”, negarse a dar entrevistas, contestar por otros medios un requerimiento formal, no cumplir con las promesas de una exclusiva, son parte de las cosas que no es conveniente hacer cuando se es portavoz.
De allí que cualquier persona que asuma el este rol necesitará equiparse con competencias apropiadas, no sólo para no pasar un papelón que afectará su reputación profesional, sino para ayudar a construir una mejor visión de sus temas, desde su perspectiva.
La peligrosa estrategia de desinformar
Digamos la verdad: quienes salen airosos en la prensa están entrenados. Llevo formados junto al equipo, más de dos mil portavoces en distintos países, un millar sólo en Argentina. Todas las personas públicas de mayor exposición se han preparado con uno o varios media-trainings, ya que es recomendado hacer refuerzos semestrales.
De esta forma, en una o más sesiones que incluyen prácticas intensivas, que, en mi caso, no son agresivas ni intimidantes, se logra una mayor solvencia, coherencia entre lo verbal y gestual, solución a problemas técnicos, y a veces también de imagen personal, aunque lo que recomiendo es conservar al máximo estilo propio con autenticidad; además de mejoras importantes en las cualidades esenciales para salir airosos frente a todo tipo de exposiciones mediáticas.
Para que quede claro: un media-training es igual que tener un entrenador deportivo que te acompaña para un mejor rendimiento. No se busca inventar personajes, sino que ayuda a conectar mejor con los distintos públicos para transmitir los mensajes, a través de alcanzar mayor claridad, seguridad y convicción.
El look de los candidatos, un tema clave de campaña
Para qué sirve un Media Training
- Aprender a ordenar las ideas para comunicar con claridad y concisión.
- Descubrir el estilo personal, sin seguir un molde
- Ajustar aspectos técnicos para mejorar sus apariciones
- Conocer cuáles son sus mensajes claves para insertarlos en sus declaraciones
- Sentir mayor seguridad y solvencia para sortearlas situaciones más complejas.
* Daniel Colombo. Coach ejecutivo, conferencista, autor.