OPINIóN
JESSICA DUMONT

Doce años de impunidad y de una justicia dormida

La historia de la menor de 17 años que se suicidó tras padecer reiterados abusos por parte de su padre.

Jessica Dumont 20211112
Jessica Dumont | Captura de Video

Jessica Dumont, tenía 17 años, una adolescente preciosa, con toda una vida por delante. Una joven con muchos amigos y una vida social como la de cualquier adolescente. Además, era deportista, campeona panamericana y sudamericana taekwondo. Era la hija del medio, quien además tenía una relación muy especial con su abuela. En aquel 2009, estaba a la espera de su viaje a Bariloche además en vísperas de su cumpleaños número 18. Pero su vida terminó abruptamente, en julio de ese año.

Su muerte develo el calvario que la joven padeció durante su corta vida. Una vida, según cartas, declaraciones propias de la joven y amigos, de abusos sexuales, físicos y verbales por parte de su padre, que también realizaba taekwondo. Los últimos días de la vida de Jesica fueron un infierno de humillaciones, que la llevo a confesarle a una de sus amigas mediante la mensajería de una red social, “que era la última humillación que sufría por esta mierda”. Y así fue, después de haber sido brutalmente golpeada por su padre, según testigos y la autopsia realizada a Jesica, simplemente porque se quedó a dormir en casa de una amiga. El acusado llamo a la policía, logrando que fuera detenida, humillada por un pedido de inspección ginecológica y una rinoscopia.

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Todo este contexto de violencia y abuso constante habría detonado en la joven la decisión de escribir cartas para su familia, y cometer suicidio. Pero, aun así, su caso lleva 12 años sin justicia. Un largo camino en el que incluso, el controvertido Fiscal Herrera, pidió sobreseer al señor Dumont, que fue negado por el Juez Pisa. Sin embargo, de Herrera, no extrañan estas actitudes, ya que se jubiló con el 82% móvil y una catarata de denuncias por corrupción. Entre estas se recuerda el caso de la empresaria Roxana Tevés, a quien se le armo una causa penal y mandaron a detener a ella,  a su hija y a su hijo y nuera solamente para que traspase sus bienes al hijo del entonces Ministro fiscal de Tucumán Edmundo “Pirincho” Jiménez, a cambio de lograr su libertad.

Volviendo al caso, que en este sistema de justicia que se vuelve cada vez más engorroso, y en lugar de dar consuelo y justicia a las familias de las víctimas, calan una herida más profunda aún. Está claro, que con el mismo se logró que prescribieran las causas de instigación al abuso de la autoridad, ya que el propio Dumont, ordeno una inspección ginecológica y una rinoscopia, cuando sólo un juez previa denuncia de una víctima. También prescribió la causa de instigación al suicidio, preterintencional. Solamente se lo va a juzgar por el abuso sexual agravado por el vínculo, que es bastante difícil de probar sin la victima presente.

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Jessica Dumont, campeona panamericana y sudamericana taekwondo.

Sin duda, la justicia tucumana en este caso tan doloroso y emblemático, demuestra lamentablemente  y claramente que sigue dormida e inclinando su balanza según los vínculos de amistad y cercanía con el poder.

Recordemos que dicho juicio debió empezar en mayo de este año, pero el fiscal de ese momento, el Dr Daniel Marranzino, decidió declinar ya que sus hijas asistían a la misma academia que el imputado y por esa vinculación sentía presión de ambas partes (acusadora y acusada). Sumado a los años de burocracia, en el que la familia inicio toda una peregrinación suplicando justicia.

¿Qué garantías tienen las víctimas, cuando el enemigo está en casa y claramente puede hacer lo que se le plazca? Recordemos que durante una nota que se le hizo en el programa de TN “Cámara del Crimen”, el acusado admitió que la situación se dio porque no quería que su hija saliera mucho, además de expresar con soberbia y total seguridad de que no se arrepentía de pedir el examen vaginal y la rinoscopia para su hija.

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Como una familia, que vivió el mayor de los horrores, y con la muerte de Jesica tienen mayores heridas, pueden calmar su dolor ante el ojo crítico que los juzga, por no ver señales. Cuando en palabras de su propia madre “se acostumbraron a la violencia”, algo que es muy frecuente en víctimas de la violencia de género.

En un gobierno que se dice progresista, estar al lado de las mujeres, en donde se habla de leyes de paridad e igualdad de género y en los medios se acusa de machirulos a algunos periodistas, se olvidan de las verdaderas víctimas. Y de la justicia para ellas y sus familias. A Jessica se la llevo el dolor producto del abuso y la violencia psicológica más invasiva, en donde nunca entendio porque quien debía protegerla era quien la lastimaba.

Hoy una madre no entiende porque debe pasar navidad en un cementerio, hoy una abuela no entiende porque la nieta a la que le dio la bienvenida en sus brazos, es la misma que tuvo su último respiro en sus brazos, y totalmente impotente de no haber podido hacer nada, ante un flagelo que se cobra diariamente la vida de muchas mujeres. Espero que Dios ilumine al Fiscal del Juzgado N°3, y que aunque sea una causa bastante difícil probar, porque hoy la víctima no está entre nosotros, ayude a garantizar la justicia que Jessica y su familia se merecen.

 

(*) Estratega y Analista Política, especialista de investigaciones sobre corrupción.