OPINIóN

¿La gobernanza en jaque?

El caso del avión, en apariencia aislado, nos lleva a cuestionarnos si nuestro país y sus instituciones están preparados para una emergencia o crisis.

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Avión. Un caso de estudio muy interesante para analizar cómo se despliega una batalla comunicacional. | afp

Mucho se ha hablado en los últimos días acerca del avión iraní–venezolano. Sin embargo, este hecho no se trata de una manifestación aislada, sino más bien de un nuevo síntoma –si se quiere– que trasunta una situación tan delicada cuanto peligrosa, al parecer mucho más común de lo que sabemos. Podría ser reflejo de lo que se pone en juego, la gobernanza de un país.

El abordaje del caso nos lleva a preguntarnos cuál es el nivel de consciencia que tienen nuestras autoridades sobre lo que está sucediendo y lo que puede suceder en el futuro, si contemplan una idea precisa de qué deben lograr que ocurra y, por consiguiente, qué evitar que suceda. ¿Acaso barajan la dinámica del presente también contemplando escenarios futuros tanto del corto como del mediano plazo y están preparadas para gestionar los riesgos y aprovechar las oportunidades que aquellos conlleven?

Las instalaciones sensibles poseen sistemas de alerta temprana destinados a anticiparse a las fallas y a establecer protocolos para responder en caso de no lograr lo primero. De igual manera un Estado debe estar listo para enfrentar los futuros conforme a un grado razonable de probabilidad de ocurrencia, sin descartar  contingencias que puedan aparecer como eventos de ruptura. Ante esto, sólo hay una salida: estar anticipados estratégicamente.

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Argentina y la gobernanza global

Frente a la única certeza que ofrece el entorno estratégico –esto es la incertidumbre– es imprescindible planificar y contar con niveles de prevención adecuados. Asumiendo que esa incertidumbre es una característica inevitable del ambiente y de los tiempos actuales, debemos emplear recursos que nos permitan acotarla. Para ello los responsables a cargo de áreas sensibles del Estado deberían contar con un adecuado grado de anticipación estratégica continua que les permita decidir antes que ocurran los eventos, y con eficientes sistemas de alerta temprana que den la señal sobre la posible e inminente ocurrencia de esos riesgos y oportunidades.

El caso del avión, en apariencia aislado, nos lleva a cuestionarnos si nuestro país y sus instituciones están preparados para una emergencia o crisis. Si cuentan con planes estratégicos, monitoreo y ajustes continuos que eviten el efecto sorpresivo de los denominados “cisnes negros” ante una situación crítica. El método de “apagar incendios” debe dejar de ser algo habitual para salir del paso. Es fundamental contar con una visión de país de largo plazo que permita orientar los esfuerzos más allá de vaivenes circunstanciales, y sobre todo superando los límites temporales de los períodos de gobierno.

Otro claro ejemplo que nos da una idea de la imprevisión en que vivimos como país se refleja en la crisis energética, donde los interrogantes desbordan la realidad: ¿Se pudo prever la crisis que afronta hoy nuestro país? ¿Cuántos millones de dólares –que en realidad no tenemos o son necesarios en otra parte– se podrían haber ahorrado?... Y así podemos seguir con casos que día a día colapsan nuestra cotidianeidad, donde lo que no se anticipó tarde o temprano se paga: con daños cuantificables.

Espionaje, gobernanza global y diplomacia

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha definido a la gobernanza anticipatoria como la “…incorporación y aplicación sistemática de la prospectiva estratégica en toda la arquitectura de la gobernanza, incluyendo el análisis de políticas, el compromiso y la toma de decisiones.” Dado que el concepto de gobernanza atañe tanto al ejercicio de la autoridad como a los mecanismos para designar y controlar a quienes la detentan, los interrogantes precedentes si bien van dirigidos prioritariamente a las autoridades, deben interpelarnos a todos como sociedad.

Lo que hoy vivimos es ese futuro que hace 1, 5 o 10 años nos parecía lejano e incierto y que descuidamos. En la medida en que no apliquemos herramientas que ayudan en ese proceso, y que la prospectiva, la inteligencia y el planeamiento estratégicos vienen dando prueba de su utilidad en países y organizaciones de todo el planeta, serán muchos los futuros posibles pero ninguno será producto de nuestra creación y concreción.

Hace más de 2.000 años Séneca decía que no había vientos favorables para el barco que no sabía a qué puerto se dirigía. Esta contundente frase, aún vigente, nos permite una analogía sobre el rumbo que estamos tomando. Y preguntarnos: nuestro barco, la Argentina, ¿sabe a qué puerto debe ir? ¿Tiene buenas velas? ¿Tiene timón? Y sobre todo, ¿tiene timonel y capitán? Las respuestas a estos interrogantes, deberían ser fuertes motivadores de nuestra acción.

Gobierno Abierto para una Gobernanza Pública

Intentar predecir, adivinar, improvisar, no son las mejores alternativas. Acotar ese espectro, elegir lo que más nos conviene, construir, puede transformarse en una aspiración realizable, afirmando el timón hacia un futuro próspero para todos.

Aun siendo grave responder afirmativamente al título de esta nota, mucho más lo es si lo que está en peligro es el futuro mismo.

 

*Eduardo Raúl Balbi. Fundador y Presidente de Anticiparse y del Instituto Internacional de Anticipación Estratégica (IIAE). Maestro en Relaciones Internacionales. Diplomado en Estrategia y en Metodología de Estudios Prospectivos.

* Hugo Patricio Pierri. Consultor Asociado en Anticiparse y Vicepresidente en el Capítulo Argentino del IIAE.