OPINIóN
Presupuesto Vicentico

Educando a Martín Guzmán

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En revisión. “Martín está aprendiendo”, dicen en el gabinete. Negocia un acuerdo a 10 años con el FMI, pero CFK quiere a 20. | captura de video

Cuando caminaba por los jardines de la Universidad de Columbia, el ahora ministro de Economía, Martín Guzmán, no sabía que en realidad su formación iba a terminar en el gabinete del Frente de Todos, donde empieza a extenderse una frase: “Martín está aprendiendo”.

¿Qué le están enseñando al joven de 38 años? ¿Qué nuevos conceptos tiene que asimilar el economista al que su formación en Estados Unidos le hace decir “ah” cuando acá se dice habitualmente “eh”? ¿Qué materias exclusivamente argentinas debería cursar en la universidad del poder? ¿Estará sumando conceptos que le cierran? ¿Se está convenciendo de nuevas ideas que desconocía? ¿Le alcanzan paciencia, cintura, ambición y ego para permanecer en un cargo mientras su idea de orden macro como pilar para crecer varios años se pierde ante los que lo corren por izquierda en un gobierno que se ceba con la recuperación, la soja por las nubes y la necesidad de ganar las elecciones?

Iluminará 

Las clases se están dando a la vista de todos. Esta semana cursó Servicios Públicos. “Las tarifas se van a enmarcar en la ley de Presupuesto, donde el ratio de subsidios sobre el producto se mantiene constante”, había dicho el 3 de febrero en una entrevista con Gustavo Silvestre en C5N. El miércoles pasado, el interventor del Ente Nacional Regulador del Gas, Federico Bernal, lo desautorizó en la radio El Destape. Dijo que el 1,7% de subsidios sobre el PBI que fija el presupuesto “se está conversando”. En la intimidad, hace algunos días que Guzmán ya aceptó que ese número no se va a cumplir, porque las tarifas no van a aumentar lo que deberían para lograrlo. Es decir, se impone ya la idea de que las boletas de luz y gas para  los hogares aumentarán más cerca del 10% que de la inflación promedio del 29% que proyecta el ministro.

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El aprendizaje en la materia lo obliga a tomar más ideas de Bernal, un hombre que supo estar muy cerca de la gestión de Julio De Vido en Infraestructura durante el kirchnerismo aunque ahora hace un año que no habla con él. “Que el Estado me subsidie la tarifa se paga con más impuestos, con deuda o con emisión”, dijo aquel día el ministro. En el Enargas pesa otra idea: las tarifas pueden no subir sin incrementar los subsidios, si se afecta la rentabilidad de las empresas. Dato: Bernal considera un éxito la política energética entre 2003 y 2015. La última factura de gas que pagó en su casa fue de 1241 pesos. “Lo justo y razonable”, dice.

Macroproblema 

“Me gustaría que el ministro le pusiera más énfasis a la puja distributiva”, subrayó en Radio Splendid el diputado del Frente de Todos, Carlos Heller, el día después también de aquella entrevista en C5N, donde el ministro había insistido con su frase de cabecera: “La inflación es un problema principalmente macroeconómico”. Pero ojo, el dia en que fue aplaudido por los empresarios convocados al Gobierno, justamente por enfocar la suba del costo de vida como un fenómeno macro, pocos repararon en que para hacer equilibrio ya le había incluido a su diagnóstico la idea de que la inflación se baja tambien con “con política de precios y salarios porque la economía todavía no ha resuelto sus problemas de coordinación”.

El ministro cursó Servicios
 Públicos e Inflación a la
vista de todos. Le piden
más énfasis a la puja distributiva

Al cursar Inflación, Guzmán “ha ido aprendiendo” –dice un colega del equipo económico– que no es cosa de decir que “la emisión genera inflación” sino que la “emisión de moneda genera un exceso de liquidez que hace que muchas empresas presionen sobre el dólar o la brecha cambiaria y eso impacte en los precios”. En tu cara, Columbia.

En realidad, hay que decir que empiezan a aparecer cuestionamientos directos a la formación del ministro de Economía y su equipo, como el que hizo el periodista Horacio Verbitsky en una nota en El Cohete a la Luna el 14 de febrero. No se sabe si es un pensamiento extendido en algunos sectores del oficialismo o es un arrebato personal del autor, como llamar a un ministro para ir a vacunarse en forma privilegiada. Pero en ese texto cuestiona que Guzmán se apegue a “una fórmula matemática” de Daniel Heymann, asesor ad honorem del Ministerio y profesor de la Universidad de La Plata, de cuya carrera de Económicas dice que “tiene un cuerpo docente en el que abundan los doctorados y maestrías en universidades de Estados Unidos e Inglaterra”. “Esto la asemeja a las universidades privadas que formaron a los principales funcionarios del gobierno anterior, como San Andrés y Di Tella”, remarca. Guzmán es titular de la Cátedra de Moneda, Créditos y Bancos de esa universidad. Y estudió afuera.

Lo que yo creía

El ultimo aprendizaje obligado del ministro de Economía es el de la negociación con el Fondo Monetario Internacional, donde la vicepresidenta Cristina Kirchner plantea, como se deduce de la última carta de los senadores del bloque oficialista, que hay que aprovechar que el FMI favoreció por cuestiones políticas al gobierno de Mauricio Macri, para pedirles otra excepción con la Argentina y que refinancien la deuda de US$ 44000 millones a 20 años y no a 10, como está negociando el Palacio de Hacienda en el marco de un programa de facilidades extendidas, tal como se llama el acuerdo que ofrece el organismo para patear largo las deudas a cambio de pedir un combo de reformas en el tiempo.

Ahí también, Guzmán va a tener que completar su formación y abrazar el plan Vicentico de “los caminos de la vida no son lo que yo esperaba, no son los que yo creia, no son los que imaginaba”, porque no la siente ni ahí ir a pedirle eso a su amiga Kristalina Georgieva. El 13 de febrero había dicho en el programa Toma y Daca que “las reglas de juego no se negocian unilateralmente” y que “poder tener un programa distinto requeriría cambiar la arquitectura financiera internacional”. Y advirtió: “Hay que tener en cuenta estas consideraciones y las implicancias de tomar cada uno de esos caminos”.