OPINIóN
OPINION

El cuartetero y los pitucos de Recoleta deberán bailar al compás del tango que llora la subida del dólar para recomponer el país

Sergio Massa
Sergio Massa | Ministerio de Economía

A medida que el dólar acelera su carrera de aumento, las excusas del ministro Sergio Massa para ocultar la falta de plan se van acabando y pierden fuerza. Al candidato del oficialismo solo le queda como posible electorado para seducir a aquellos que, desprevenidos al punto de fingir demencia, creen que lo que hoy está sucediendo podría ser revertido en el futuro por algún pase mágico o plan secreto de esta misma gente que hoy no está pudiendo efectuar las correcciones ni armar un plan a futuro.

De cara a las elecciones del 13 de agosto, por como se vienen dado las tendencias en las elecciones locales, es muy probable que el actual oficialismo pierda el liderazgo en la política gubernamental y en el Congreso, aunque tampoco queda claro cómo quedará conformado finalmente el panorama legislativo.

Todo indica que en el futuro no habrá hegemonías claras. Entonces será necesario negociar mucho en el Congreso. Sobre todo porque allí es donde necesitará más fuerza cualquiera de las opciones opositoras que se presentan para poder hacer la cantidad y calidad de reformas que proponen en sus campañas. Por ahora resulta que, según las mediciones más recientes, la opinión pública inclina la balanza hacia el cambio de gestión y esto mismo se comprueba en el panorama de la política territorial a lo largo del país a partir de las más recientes elecciones que muestran que todo parece encaminarse hacia una nueva configuración.

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El ejemplo está en las elecciones de Chubut, San Juan y San Luis en las que, algunos por una diferencia más ajustada que en otros, se provocaron cambios que parecían impensables y el peronismo perdió. Hay otros distritos que al día de hoy el oficialismo da por ganados pero cada día que pasa parece menos claro el resultado. La provincia de Buenos Aires parece ser la apuesta más segura, pero de a poco se le va complicando más a Axel Kicillof renovar el mandato y depende mucho su éxito del comportamiento que lleve adelante la oposición luego de las PASO. En Entre Ríos, Rogelio Frigerio parece ir ganando cada día más lugar y puede que hasta logre una victoria. Por último, en Santa Cruz, al día de hoy ya es una incógnita qué pasará, porque, con el drama que se vive en torno de la educación (casi sin clases hace mucho tiempo) y otros desmanejos de la provincia, el pueblo se muestra bastante cansado y como todo parece a punto de explotar, puede que se dé un cambio que resulte en un duro golpe para el kirchnerismo que, si fuera este el resultado, perdería su lugar de origen y su bastión simbólico-territorial. 

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El mapa político puede quedar más amarillo, o más neutro incluso, que lo azul que estaba históricamente. Pero este cambio no pareciera que vaya a dejar un claro liderazgo del PRO en las provincias, sino más bien una situación más cercana a un equilibrio a partir de la pérdida de hegemonía del panperonismo pero sin un borramiento de este. Si esto fuera así, se lograría finalmente una situación en la que se haría necesario más que nunca el diálogo y consenso para poder llevar a cabo cualquier plan de gobierno.

Entonces no va a pasar solamente que los "pituquitos de Recoleta" van a tener que pararse a entender la realidad de las provincias, sino también que los "cuarteteros del interior" que ahora se plantan, van a tener que sentarse a dialogar con esos pitucos. Aunque no ya para meramente obedecer indicaciones, sino para hablar de igual a igual y lograr así un consenso para un país más federal.

Este mapa, que va a ser más equilibrado entre propios y vecinos, va a ser más afín a la idea de federalismo nunca realizado del todo y es también por eso que el país va a tener un futuro enorme. Nadie va a poder dominar con claridad el panorama y entonces vamos a tener que volver a entendernos entre cuarteteros y pitucos porque hay una necesidad imperiosa de federalizar el país haciendo que el centro entienda a las provincias.

Porque es verdad que estamos a las puertas de la posibilidad de un gran desarrollo económico pero, hoy por hoy, mientras llega el futuro, hay que saber atravesar el desierto del presente. Vamos a necesitar mucha voluntad y colaboración para que entre todos podamos atravesar este duro momento, y para esto hay que saber quién va a ser el arriesgado inversor que ponga la plata al principio.

07-07-23 martin llaryora intendente
Martín Llaryora, inventor de "los pituquitos de Recoleta".

Discutimos la palabra blindaje y los fracasos del pasado porque nos negamos a aceptar nuestra situación, pero por más que nos neguemos a aceptarlo, vamos a necesitar ayuda del mundo para la transición porque no tenemos un peso y menos que nada un dólar. La divisa está cada día más exigida y el impacto de esto en la economía es enorme. Tenemos un gran problema con las importaciones que están cerradas casi en su totalidad y esto lleva a una crisis en las empresas porque ninguna puede producir sin insumos importados.

Hay escasez de dólares, y por añadidura a todos los problemas tradicionales que siempre trajo está a la Argentina, ahora esto hace que estemos jugando en el límite con las dos grandes potencias que se disputan la hegemonía mundial usándonos como peones en su juego. Esto se empeora porque Massa y el gobierno están en un momento complicado porque el FMI, viendo la debilidad del oficialismo de cara a las elecciones y el posible fracaso al que se enfrenta, toma distancia y espera a las PASO con la excusa de las vacaciones del staff.

Lo que todos saben pero nadie dice en voz alta es que, después de las PASO, van a empezar a exigir apurando la crisis que Massa intenta retrasar sacando conejos de la galera. Mientras nosotros estiramos y empeoramos el estallido de la crisis jugando a la izquierda y a la derecha, a China y al Fondo, las reservas cada día son más escasas y las medidas más extremas y perniciosas. Después de las elecciones nos toca bailar un tango con el mundo en cuanto a economía política y el primer paso en este baile será volver a negociar un nuevo acuerdo con el FMI porque la situación de las reservas es alarmante, unos 24 mil millones totales brutos que es comparable con el total de las reservas que tenía la Argentina el 22 de mayo de 2006, con la diferencia de que, en ese entonces, la Argentina había usado 10 mil millones de dólares para cancelar la deuda con el FMI.

En este sentido el próximo gobierno tiene que dejar de lado todos los slogans y batallas contra molinos para dedicarse a resolver los problemas sin ataduras ideológicas propias de una realidad internacional que ya no existe. Por eso debe estar abierto a todo el mundo: tanto a China como al FMI y a la Unión Europea. Para esto debe tomar como pilar fundamental la claridad de las reglas, la seguridad jurídica y el principio rector de todo esto debe ser hacer negocios y tratados que le sirvan al país para crecer y a su gente para vivir la vida que merecen.

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Creatividad, honestidad y trabajo es lo que nuestro país necesita para renacer y crecer. Pero sobre todo necesitamos una buena dosis de la racionalidad que viene escaseando cada vez más por estos pagos. Nadie pondrá un peso en nuestro país si no presentamos una estructura y un plan concreto. Porque tener solamente una meta en mente no logra el éxito.

Una meta sin un plan es solo un deseo y los sueños y las utopías son solo para los nostálgicos y rara vez producen algo. Para ir más allá de las ilusiones y producir resultados concretos, se requieren objetivos específicos y un plan de acción. Alejémonos de las ilusiones, de lo contrario, las metas, solo servirán para soñar despierto. El deseo no es una meta si no está conectado a un plan de acción.

Un deseo por sí solo no es productivo. La única realidad de este tipo de fantasías es que perdemos tiempo para formular objetivos específicos.