La discusión sobre la presencialidad en la educación porteña no logró saltar la valla de la grieta; o más bien no quiso. El debate en torno al alcance de las nuevas restricciones decretadas por el presidente Alberto Fernández quedó atrapado en el mismo barro que suele dejar enlodados a propios y ajenos, dentro y fuera de la dirigencia política.
En ese sentido, las redes sociales no escaparon a ese fenómeno del que siempre renegamos, pero del que pareciera que nunca podemos zafar. De hecho, de las más de 28.129 menciones originales en Twitter durante la última semana sobre la situación de las escuelas, el 76% de las publicaciones relevadas fueron negativas. El porcentaje incluso es inferior al clima de charla sobre la educación en general que, en abril, superó el 83% de menciones críticas.
Una de las menciones más populares en Twitter sobre el conflicto de las escuelas fue de la dirigente opositora Florencia Arietto. Su mensaje es muestra cabal del fenómeno que viene condimentando el debate por las escuelas, es decir la grieta política: Carlos Zannini, quien se hizo pasar por personal de salud para darse la vacuna que pertenecía a un médico, es quien quiere volver a cerrar las escuelas, disparó Arietto. Su tuit filoso, claramente anti-K, refleja el espíritu de la crítica política contra las restricciones decididas de manera inconsulta por parte del gobierno nacional.
Sin embargo, entre las menciones de la semana con más interacciones en Twitter también asomó uno de los flancos débiles que mostró el presidente Alberto Fernández en un mensaje en cadena y en sus posteriores justificaciones. Se trata de la referencia a los chicos discapacitados que, según el mandatario, no entienden la dimensión del problema sanitario que enfrentan.
Las palabras de Fernández fueron cruzadas por la Asociación Síndrome de Down de la República Argentina (Asdra) y resultó ser una de las menciones de más impacto dentro del mundo tuitero, que reclamó campañas de salud accesibles a toda la población, que hoy no existen.
Otra de las publicaciones de más relevancia en las redes fue la de la cuenta de Padres organizados (@PadresOrg), desde donde también apuntaron contra Alberto Fernández y su DNU: “Que actualmente se hable de cerrar escuelas cuando la OMS, Unicef, SAP y el Ministerio de Educación consideran seguras las aulas y de vital importancia, es pensar en seguir robándoles el derecho a la educación a los niños en el país de 6 niños pobres cada 10, sostuvo la agrupación de padres y madres, con un gran impacto digital.
Debate más político que sanitario. Durante la primera semana de fuerte discusión sobre el cierre (o reapertura) de los colegios del AMBA, el debate se dio en un contexto de alta polarización, muy en línea con la grieta política. El volumen de la semántica política superó el 61% de las menciones sobre escuelas en Twitter, contra el 38,5% de las publicaciones sobre la cuestión de fondo: la sanitaria
Al indagar en los nombres propios de la discusión por el cierre de las escuelas, el argumento político también asoma todavía con más claridad. De hecho, el presidente Alberto Fernández es el dirigente más mencionado, con el 54%, seguido por el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, con el 22%. Más atrás recién aparecen la ministra de Educación de la Ciudad, Soledad Acuña, y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof (8% cada uno) y con apenas el 4% de las menciones el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, al igual que la vicepresidenta, Cristina Fernández.
Educación, cada vez más negativa. Que el diálogo sobre la educación argentina se esté negativizando en las redes, no sorprende. De hecho, es una constante desde que asumió el Frente de Todos. Los datos que venimos relevando y analizando junto a Scidata Argentina muestran el incremento constante de las menciones negativas sobre la temática, que se consolidó desde principios de 2021.
Luego de valores muy bajos de menciones negativas a principios de 2020, dos meses antes de desatarse la pandemia, las citas adversas sobre la gestión educativa del gobierno de Alberto Fernández comenzaban a dispararse.
La suspensión de clases anunciada en marzo del año pasado empujó las menciones negativas en Twitter al 71,4%, uno de los saltos más importantes de la serie histórica analizada. En los meses siguientes, siempre en tiempos pandémicos, las publicaciones críticas se mantuvieron al alza, apenas con descensos puntuales. Incluso, desde enero de este 2021, las menciones negativas se mantienen por encima del 78%, con picos de 87,2% al comenzar el año y 83,2% en lo que va de abril.
Este clima adverso en el diálogo sobre la educación viene acompañado por un ritmo intenso de búsquedas en la web, a través de navegadores como el de Google. En esa plataforma se vienen dando picos de consultas sobre cuatro ejes principales.
La categoría de consultas de más interés sobre la gestión de gobierno es, para variar, la salud. El rubro acumula 69 puntos en la escala de interés de 0 a 100 del buscador online más usado. En segundo lugar aparece la educación, con 54 puntos de interés en abril, seguida algo más abajo por las consultas sobre el deporte (41,6 puntos) y la economía (17,5 puntos).
La evolución a lo largo de la gestión del gobierno de Alberto Fernández muestra un acompasamiento entre las búsquedas sobre la situación sanitaria y la educativa, una coincidencia que, como señalábamos, no se advierte en la charla de redes sociales sobre las razones para el cierre de los colegios del AMBA, mucho más emparentadas a las chicanas políticas que a los argumentos sanitarios.
Tensión educativa, visibilidad porteña. Pese a la politización (o en todo caso, la partidización) de la discusión sanitaria y educativa, hay razones para entender que estas fricciones políticas redundan en visibilidad mediática y también digital para los contrincantes del asunto.
Tomando la línea histórica de menciones en Twitter sobre las gestiones de los gobiernos nacional, bonaerense y porteño se advierte una tendencia realmente llamativa. Se trata de un paulatino descenso en las referencias de los usuarios de esa red social al gobierno central de Alberto Fernández, mientras las gestiones de Larreta y en menor medida la de Kicillof van creciendo en protagonismo.
Las razones que probablemente mejor expliquen esta tendencia radica en los dos episodios políticos que alteraron la relación entre los tres gobiernos. Por un lado, la quita de fondos coparticipables a la Ciudad de Buenos Aires por parte del gobierno nacional (en beneficio de la gestión bonaerense) y por el otro el decreto inconsulto de Alberto Fernández que extendió las restricciones en el AMBA, con especial y sensible impacto en el cierre de las puertas de los colegios a uno y otro lado de la General Paz, hasta el 30 de abril.
Aunque el gobierno porteño luzca acorralado políticamente por la gestión de los Fernández, no puede dejar de reconocerse que haber subido al ring político lo está ayudando a captar la atención y despertar el interés de la platea de las redes sociales, a nivel nacional.
Esta visibilización de la gestión de Larreta claramente es una cuña ideal para continuar proyectando su figura política a lo largo y a lo ancho de la Argentina, algo que es más que deseado y necesario para las ambiciones de quien, dicen, aspira a ser candidato presidencial en 2023.
*Analista en redes sociales.