En el corazón de las regiones más áridas y remotas del país, donde la geografía parece alejarlo todo, ocurre algo que pocas veces llega a los grandes medios: la minería metalífera de gran escala no solo extrae minerales; también construye rutas, hospitales, escuelas y proyectos de vida.
Pero entre esa realidad y la percepción pública aún hay una distancia que no hemos sabido acortar. Esa distancia no es física: es cultural, política y, sobre todo, comunicacional.
Las provincias de San Juan, Santa Cruz, Catamarca y Salta son ejemplos concretos de cómo la minería, bien regulada y ejecutada con estándares modernos, puede ser una herramienta de desarrollo local y nacional. En Santa Cruz, por ejemplo, la actividad minera representa más del 80 % de las exportaciones provinciales. En municipios como Perito Moreno o Puerto San Julián, el crecimiento demográfico, la mejora en infraestructura y la diversificación económica son fenómenos palpables.
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En Catamarca, la expansión del litio y el cobre está generando una nueva matriz productiva que empieza a cambiar el perfil de departamentos históricamente postergados. La minería no llega sola: arrastra consigo oportunidades laborales, inversión privada y exigencias estatales que se traducen en mejores rutas, servicios y conectividad.
Sin embargo, estos avances conviven con una mirada nacional que muchas veces sigue asociando minería con daño ambiental, saqueo o intereses foráneos. Parte de esa percepción tiene base en experiencias del pasado. Pero otra parte se alimenta de desconocimiento. En un mundo que avanza hacia la transición energética, necesitamos distinguir entre la minería que depreda y la que habilita un futuro sostenible.
Argentina tiene un potencial enorme para producir cobre, oro, plata y litio bajo estándares ambientales y sociales acordes con las mejores prácticas internacionales.
La inversión requerida para desarrollar proyectos de minería metalífera de gran escala es tan significativa, y los riesgos asociados tan altos, que quienes más se preocupan por el cuidado del medioambiente suelen ser justamente los actores principales involucrados en esos proyectos.
Cumbre minera en Canadá: Argentina ante un nuevo protagonismo
Las empresas saben que una falla ambiental no solo compromete la viabilidad técnica o legal de una operación, sino también su licencia social, su reputación y su acceso futuro a capital.
El desafío es que ese desarrollo se perciba como propio. Para eso, las empresas deben fortalecer su vínculo con las comunidades, garantizar empleo local calificado, abrir canales de participación ciudadana y cumplir con sus obligaciones fiscales de forma transparente.
Pero también el Estado tiene un rol clave: debe controlar, fiscalizar y rendir cuentas de los ingresos generados por la minería, asegurando que esos fondos se traduzcan en obras concretas para las comunidades. La minería no puede ser un compartimento estanco: debe articularse con la educación técnica, la infraestructura regional y los proyectos de arraigo.
El caso de San Juan lo demuestra con claridad. Con una política minera sostenida desde hace más de dos décadas, la provincia integró proyectos como Veladero con una cadena de valor local robusta, que incluye proveedores, universidades y organismos de control independientes. A su vez, ha generado regalías e ingresos que permitieron obras públicas en zonas históricamente postergadas.
En un país necesitado de divisas, empleo formal y desarrollo federal, es hora de animarnos a contar la minería no solo desde el subsuelo, sino desde la superficie: la de las familias que se quedan, los jóvenes que se forman y las comunidades que encuentran un futuro donde antes solo había desarraigo.
La verdadera distancia entre la minería y la gente no es geográfica. Es una distancia de relato. Y está en nosotros, los que trabajamos en el sector, tender ese puente.
*Geólogo argentino especializado en exploración minera; Minera Fredonia; ex Geólogo Principal en proyectos de oro y plata en el Macizo del Deseado (Santa Cruz); participa activamente en iniciativas para una minería sustentable en Argentina.