Si las PASO fueron un terremoto para la Casa Rosada y la Quinta de Olivos, los números provisorios de las elecciones generales asolaron desde Santa Cruz hasta el Senado de la Nación. Nadie quedó en pie después de presenciar cómo el peronismo perdió el quórum propio en la Cámara de Senadores. Esta es la única derrota que el kirchnerismo no esperaba ni quería: la derrota de Cristina.
Ni siquiera la remontada del Frente de Todos en la Provincia de Buenos logró amortiguar el estruendo político que significó haber relegado la mayoría del Senado desde la vuelta de la Democracia a esta parte.
En septiembre se plebiscitó el rechazo a la figura del Presidente de la Nación. Al cuarto oscuro entraron desde el manejo de la pandemia y su correspondiente cuarentena, pasando por una mayor fractura de los partidos políticos, hasta la celebración del cumpleaños de la Primera Dama, lo que socavó la credibilidad del Presidente.
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A Alberto Fernández lo juzgaron por su pasado y a la vicepresidenta le condicionaron su futuro. Justo a ella, a la intérprete principal de la banda, le negaron el Luna Park para dárselo a Milei.
Haber perdido el quórum en el Senado es síntoma de un modelo político en crisis. Ni la disciplina partidaria ni los aparatos provinciales alcanzaron para recuperar el aliento en La Pampa o Chubut, por ejemplo. En territorios donde el peronismo gobernó a golpe de chequera, la caída también fue estrepitosa: Chaco, San Juan y Entre Ríos, por caso, son un ejemplo evidente de la dispersión de poder a manos de Juntos por el Cambio.
En la Provincia de Buenos Aires, ni siquiera la remontada política tiene sabor a victoria, porque los números son contundentes: El Frente de Todos sacó algo más de 3.3 millones de votos. 2 milones menos que en las elecciones generales del 2019. Incluso en 2017, cuando Cristina Fernández de Kirchner fue electa como senadora por este distrito, obtuvo 3.4 millones de votos. En ese entonces, Sergio Massa también participó con sello propio, y obtuvo algo más de 1 millón de votos. ¿Pasamos en limpio? Elección contra elección, 2017 vs 2021, el Frente de Todos perdió 1 millón de votos. En términos de diputados la faena es aún peor: de 17 diputados obtenidos en 2017, el oficialismo ha podido retener 15 en esta elección.
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Ni el empoderamiento de los intendentes devenidos en funcionarios de gobierno ni la contención a organizaciones sociales y movimientos sindicales, allí donde pendula el eje de poder del peronismo provincial, han podido contener el imponente desmoronamiento político del Frente de Todos.
¿Y Juntos por el Cambio?
El mayor acierto de la oposición es haber mantenido la unidad a pesar de haber relegado el poder nacional en 2019. Allí radica su principal virtud.
El crecimiento del radicalismo plantea un escenario de mayor horizontalidad, en especial porque en el PRO no existe una única figura capaz de sintetizar la multiplicidad de voces que tiene el espacio.
Si tomamos el caso de la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, los 47 puntos de María Eugenia Vidal nos permiten al menos dos lecturas: la positiva orbita alrededor de los 22 puntos de diferencia que obtuvo por encima del Frente de Todos, la segunda fuerza porteña. La negativa, en cambio, pesa en votos y diputados: en relación al 2017, Juntos por el Cambio perdió 3 diputados nacionales y obtuvo 400 mil votos menos que en las elecciones generales del 17: se ganó, pero también se perdió… y mucho.
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El dato en CABA no opaca el atronador triunfo del espacio a nivel nacional: en 16 de los 24 distritos se alzan con una victoria que los deja con 34 senadores por lado, y con 117 diputados.
Consolidados como “la oposición”, en Juntos por el Cambio se abrirá una carrera a la Presidencia que chocará con los mismos intereses de muchos. Gestionar la cadencia de carrera de todos sus corredores, ese es el primer desafío que tienen El segundo: ampliar la participación de nuevos sectores dentro del espacio, y evitar la fuga hacia terceras vías.
¿Si tocó fondo o no? En principio, el Frente de Todos se levantará el lunes con la certeza de tener que fortalecer un poder tripartito y abatido en las urnas. La tarea es mayúscula porque la derrota fue al corazón del Poder. A un escenario económico y social sumamente inestable, se le suma el plebiscito a la figura de Cristina Kirchner, como nunca antes había ocurrido. Lo que perdió hoy es su manera de hacer política, de entender la Argentina.
O cambia ella o en el 2023 será Juntos por el Cambio.
* José Ferrentino. Asesor en Comunicación Política. Percipi Consultores
