OPINIóN
Columna de la UB

La invasión de Ucrania expresa un período de desglobalización

Da cuenta de una reconfiguración de los actores mundiales respecto de las políticas de largo plazo, las zonas de influencia y la planificación de mercado.

UCRANIA
GUERRA RUSIA-UCRANIA. Según Kiev, el ejército ucraniano mató a más de 4.300 soldados rusos y tiene cerca de 200 prisioneros. | AFP

La situación económica mundial vive momentos de incertidumbre en el marco de una reconfiguración de actores y procesos. La invasión de Ucrania expresa un período de desglobalización. Da cuenta de una reconfiguración de los actores mundiales respecto de las políticas de largo plazo, las zonas de influencia y la planificación de mercado.

El rol de China en la Asean, la Unión Europea y el TLCAN configuran los bloques de crecimiento dinámicos a escala mundial. Pero cada uno depende de la articulación y de la asociación con el resto tanto para su propia estabilidad como su crecimiento de largo plazo. Esta configuración mundial expresa, además, las tensiones relativas al desarrollo de la tecnología que configura la posibilidad de crecimiento y la competencia económica mundial de cada uno de los bloques económicos mencionados.

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En suma, la articulación política y la regulación de los Estados configuran un juego de largo plazo por el control de mercados en un momento histórico en el que la incertidumbre se consolida en la vida social. La flexibilidad, la inestabilidad y la creatividad para la adaptación conforman valores que se consideran necesarios en un mundo en el que la incertidumbre configura la característica más estable. Sin embargo, la aparente movilidad y velocidad de los procesos sociales y económicos convive con la estabilidad y vigencia de condicionantes históricos y culturales de largo plazo.

Esto está presente en la crisis de Ucrania respecto del idioma, la vinculación identitaria con Rusia y su corta historia independiente. En un sinnúmero de expresiones se reconoce la estrecha relación cultural, económica e histórica cargada, sin duda, de violencia y conflicto. La ausencia de este análisis en algunas expresiones respecto de la autonomía ucraniana muestra revela una carencia respecto de la complejidad que representa esta realidad para la región. El conflicto es una amenaza para la estabilidad europea y para su economía.

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Es importante analizar el crecimiento de expresiones nativistas y conservadoras a escala mundial, en un contexto de repliegue de los procesos de regulación de los Estados que caracterizaron el periodo de mayor crecimiento de la historia del capitalismo (1945-1975). El retorno de argumentos patrimonialistas en materia de regulación y de una simplificación del liberalismo a su dimensión monopólica articula, desde la economía, la construcción de argumentos que avalan la desigualdad y la falta de oportunidades.

Es interesante contrastar esta interpretación contemporánea con la relevancia que los liberales del siglo XIX asignaron a la vinculación entre libertad e igualdad. Hoy, la incertidumbre y desigualdad expresan las consecuencias de la falta de crecimiento genuino a escala territorial y la pobreza. Esta falta de crecimiento se asocia a la desregulación de los mercados a escala mundial y a la internalización de las desigualdades amparadas en el propietarismo como argumento central.

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El conflicto en Ucrania expresa la disputa entre bloques y hegemonías con pasado imperial que caracterizan un nuevo orden multipolar. La confrontación en el siglo XXI tendrá un rol central, mediante la construcción de sentido en materia social (capitalismo de plataformas).

La guerra de 2014, el incumplimiento del acuerdo de Minsk, los movimientos independentistas y la posición geográfica de Ucrania son capítulos de un conflicto que amenaza la estabilidad mundial. Este evento se articula con la desescalada de las políticas sanitarias que representan un cambio cualitativo mundial de un orden social y económico que cambió. El conflicto de Ucrania y Rusia reactiva y acelera una serie de eventos que condicionan las capacidades de las personas desde la realidad territorial. Serán cada vez más los procesos locales los que determinen las posibilidades de acción de los actores y las sociedades, en el marco de un ciclo regional que tendrá sus determinantes principales en las relaciones y asociaciones que puedan establecer en el largo plazo los Estados Unidos, la Unión Europea y China.

 

* Miguel Francisco Gutiérrez, director del Centro de Estudios Económicos e Históricos sobre Desarrollo de la Universidad de Belgrano.