OPINIóN
Análisis

Aportes para el porvenir

Hay un punto de encuentro entre un capitalismo redistributivo de la riqueza, y el diseño de un socialismo Siglo XXI; está en la variable distribución.

Acuerdo
Acuerdo | Imagen de TeroVesalainen en Pixabay.

1: Interrogantes iniciales:

            ¿Es la continuidad incambiada del capitalismo, o es el socialismo Siglo XXI el camino del porvenir? ¿O existe otra configuración político-económica y en ese caso cuál es esa opción para el proceso social?

            Cuanto sigue tras la mención de estos interrogantes es elaboración personal, conforme mi compromiso y militancia en lo político, en lo intelectual, y en lo socio-económico. No responde al programa de partido o facción política alguna.

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2: Marco conceptual:

Adopto con total convicción la formulación marxista-althusseriana que establece que toda práctica productiva, así como todo proceso de cambio social, para ser sustentable, requiere de una reproducción ampliada; esto es, que no basta con mantenerse en ciertos logros; los procesos de cambio social requieren de una profundización y ampliación para su permanencia. Lo que simplemente se conserva, se estanca y finalmente retrocede.

De allí que me parezca totalmente desafortunada la fórmula: “hacia un nuevo contrato social”, porque aunque exprese la necesidad de lo nuevo, en tanto venga envuelta en el concepto de contrato social, es un molde antiguo, un paradigma inapropiado para los procesos de cambio social. Debemos superar la idea ficcional del contrato social. Todos sabemos, o debiéramos saber que no existe, no ha existido, ni existirá nada, en los procesos sociales, que tenga la forma contrato (doy para que des, hagas o dejes de hacer algo). Me parece mucho más adecuado hablar, como lo ha formulado Louis Althusser, de “…procesos sin fin, ni fines, ni sujeto o sujetos hacedores de la historia…”. Lo que existe y es la clave de los procesos sociales, son los paradigmas que anticipan el porvenir y, de ser posible, trazan un marco de legitimación que anticipa el futuro de las relaciones sociales brindándoles el diseño del porvenir de esas relaciones y el grado de consenso que posibilite que las transformaciones se lleven a cabo sin violencia física y sí por conciencia de necesidad del proceso de transformación.-

Se ha dicho, por Carlos Marx,  que “…la violencia es la partera de la historia…” Sin embargo, también y con mayor frecuencia, la violencia ha sido la “abortista” de la historia. El proceso transformador está al final de un cambio de la estructura de las relaciones sociales y no viene asegurada por la toma violenta del aparato de Estado.

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Entonces, que el primer enfoque puede resumirse como proceso de cambio social que requiere de una reproducción ampliada, de profundización, en la estructura del conjunto de las relaciones sociales.-

¿Por dónde se introducen estos cambios en la estructura totalizadora de las relaciones sociales?

Marx, formalizado por Althusser, sostuvo que todo proceso de producción configura una “variación de invariantes”, que involucra el siguiente ciclo: producción (propiamente dicha), distribución, intercambio y consumo. Y que conforme se combinen estas invariantes resultará el “modo de producción” dominante.-

Ahora bien, hasta aquí, todos los procesos de transición del capitalismo al socialismo (real), se basaron en un cambio del modo de producción (propiamente dicho); esto es, de la primera de las invariantes,…y no resultó en la abrumadora mayoría de los casos de ese primer socialismo. Las adecuaciones sobrevinientes en el socialismo real, para pervivir, han tenido que introducir variaciones que combinan el modo de producción capitalista con el del socialismo.-

Es cierto que los procesos sociales no son lineales, no vienen, decíamos antes,  formulados en papel milimetrado, trazados con tiralíneas y compás; ni como decimos hoy, en planillas Excel. Hay avances y retrocesos impredictibles. Tal como enseñaba el historiador José Luis Romero, “…el capitalismo insumió más de cuatrocientos años entre su aparición y su consolidación como modelo hegemónico…”  Claro que todos querríamos ver y vivenciar el derrotero del futuro, pero tenemos que aceptar que los procesos sociales no se acompasan con nuestros tiempos biológicos. Trabajamos, seguramente, para un porvenir a cuya concreción no habremos de asistir. Pero es en ese trabajo que se configura la mayor dimensión y compromiso del ser humano.

El análisis central y vertebrador de esta propuesta que pretendemos aportar, es que: hay un punto de encuentro entre un capitalismo redistributivo de la riqueza, y el diseño de un socialismo Siglo XXI; y ese punto de encuentro está en la variable distribución.

Esto es, que hay un punto de encuentro. Como todo lo social es esencialmente mutable, variable, difícil de predecir cuál habrá de perdurar; si el límite es el de la propia redistribución de la riqueza, con fuerte presencia e impronta estatal, o si habrá de consolidar el modelo socialista, que –como sostuvo Jacques Derrida–, es la única alternativa al capitalismo que ha elaborado el pensamiento y el hacer social.

Dejamos aquí trazado un interrogante al que no podemos brindar respuesta cierta; sólo la convicción que vale la pena trabajar en la redistribución de la riqueza de las naciones, preservando y performando, ampliando y profundizando, los valores-ideas-normas de la libertad, igualdad y fraternidad.-

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En el tramo siguiente de esta ponencia, haremos una propuesta sobre dónde recabar el marco de legitimación para ese proceso social, siempre con la convicción de construir consensos mayoritarios, sin empleo de la violencia física, porque esa violencia es el arma dilecta del poder instalado, y no debemos igualarnos en el mismo herramental, porque ello implicaría renunciar a nuestro humanismo esencial de respeto a la vida, a la libertad y a la integridad física y psíquica del ser humano.

 

3: De aquí a un mundo más libre, más igualitario y más fraterno:

Sobre la base de sostener que todo cambio social opera con mayor consenso si está basado en las normas más progresistas conformadas por la conciencia jurídica universal, tramo sustantivo del denominado “uso alternativo del Derecho”, proponemos que el programa inmediato de acción esté basado en las disposiciones de los Pactos Internacionales de la ONU, de Derechos Civiles y Políticos, y de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966/76), que configuran las normas de más alto rango del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, y cuya imperatividad y exigibilidad comprende al G 193; esto es, al universo de estados/naciones que conforman el conjunto de la ONU.

Para justificar esta propuesta, basta con examinar el artículo 1 de cada Pacto, ambos de igual texto, para darle énfasis a su contenido. Se trata, sin razonable duda, de la Carta Magna del derecho de libre o auto determinación de los pueblos, de su derecho a la independencia económica y, lo que inviste fundamental importancia para el desarrollo sustentable de los pueblos de los países emergentes, su titularidad jurídica del conjunto de las riquezas y recursos naturales (no de los Estado, no de los Gobiernos, sino de los pueblos, enfatizamos nosotros); artículos que culminan afirmando que ningún pueblo puede ser privado de aquello que es esencial para su subsistencia.

Debemos poner de relieve que su valiosa textura normativa obedece a haber resultado estos Pactos Internacionales, de la confrontación de dos sistemas: capitalismo Vs socialismo. Si esos Pactos hubieran tenido lugar en el período de ascenso y hegemonismo del neo-liberalismo, tal vez tendrían una sola enunciación: “help yourself” en inglés y “sálvese quien pueda” en castellano.-

Entendemos que no puede dubitarse sobre el avance programático que encierran el conjunto de los artículos de estos Pactos Internacionales, y que su propósito no puede ser más elevado: “…un ser humano libre respecto del temor y libre respecto de la miseria…”

Finalizamos esta ponencia recordando que no basta con la existencia de esta normativa internacional y su ratificación por la mayoría de los países que conforman la ONU; debe conformarse un bloque social mayoritario y hegemónico que haga suyo este herramental jurídico para presidir el cambio social en un marco de consenso y legitimidad, para conformar, también el recaudo contenido en la Declaración Universal de Derechos Humanos, respecto a que: “…ninguno de estos derechos reconocidos por la Declaración será posible si no logramos conservar la paz entre las naciones…”

 

  • Profesor Titular Consulto; Fac. de Derecho; UBA
  • Convencional Nacional Constituyente; año 1994