Años atrás, cuando capacitaba a futbolistas jóvenes sobre cómo administrar su imagen pública ante la prensa y en las redes sociales, siempre repetía un consejo... "Cada vez que emitan un mensaje tienen que pensar en el presente y en el futuro, tienen que combinar el plano táctico con el estratégico. Eviten que algo que digan hoy les genere problemas el día de mañana".
El caso de Sergi Guardiola, un juvenil que firmó un contrato con el club Barcelona que tuvo que anularse rápidamente porque descubrieron un tweet previo en el que insultaba a Cataluña, siempre fue un ejemplo de lo que no debían hacer.
A la información pública no hay quien la cuide
En 2019, cuando Cristina Fernández, en una jugada magistral ungió como candidato a Presidente por el peronismo a Alberto Fernández, captando con ello tanto al electorado duro del kirchnerismo como a los ciudadanos moderados desencantados con el macrismo, aquella idea pareció perder credibilidad.
¿Cómo iba yo a mantener aquel consejo profesional si el principal candidato a Presidente, que poco después ganó por amplio margen las elecciones primarias, había dicho barbaridades de la ex mandataria y la opinión pública parecía querer olvidarlo? ¿Cómo pedirle a un joven jugador que no haga lo que el futuro primer mandatario había hecho en reiteradas oportunidades?
"Peronismo patético", "Cristina sostiene a un encubridor de desapariciones", "En épocas de CFK se estigmatizó a todo el que pensara distinto", "Yo estoy siempre en el mismo lugar. Lejos de CFK", "CFK me persiguió durante 8 años", "CFK actuó como una psicópata" y "Miitontos de Cristina" eran sólo algunas de las frases que, consciente o inconscientemente, muchos preferían olvidar por el bien de la República.
Mario Riorda y Luciano Elizalde | Los desafíos de la comunicación gubernamental
La cosa funcionó, pero por poco tiempo (tan errado yo no estaba). No sólo porque transcurridos los primeros meses de gobierno ante cada desacierto en la gestión se recordaron aquellas frases, sino también porque nuestro Presidente pronunció otras igualmente desacertadas. Confiado en su buen tono y fluidez al hablar (no confundir con buena oratoria) se extralimitó muy a menudo. Como decía mi tía Remedios, cuando se refería al ex futbolista Ariel Ortega, el Presi "siempre hace una de más".
Así, semana a semana se fueron sumando declaraciones del tipo de : "El primer presidente boliviano que se parece a los bolivianos", "lo que nos hace evolucionar no es el mérito", "no es delito adelantarse en la fila", "Los mexicanos salieron de los indios y los brasileros de la selva", 'Mi amigo Horacio Rodríguez Larreta', "Lo que está haciendo Horacio Rodríguez Larreta es delito", "Los distritos con clases presenciales están jugando con fuego y el fuego va a quemar a la gente", etc.
Ni que hablar las comparaciones con otros países en sus diapositivas, su exagerado pedido de disculpas al gobierno boliviano por un supuesto envío de elementos para combatir disturbios o cuando dijo que no comprar las vacunas Pfizer fue una decisión que tomó en forma personal y un mes después firmó un decreto en contrario.
Comunicación política y gestión gubernamental
Por último, a pocas horas que la cifra de muertos por coronavirus alcance los seis dígitos, a muchos nos hiela la sangre recordar cuando expresó "Prefiero tener 10% más de pobres y no 100 mil muertos”.
¿Es el primer político que se contradice o comete errores en sus apariciones públicas? Definitivamente no, pero es uno de los pocos que juega mucho más fuerte de lo necesario y eso genera muchos dolores de cabeza, a él y a la Argentina.
Gabriel García Márquez solía decir que su mejor libro era El coronel no tiene quien le escriba. Alberto Fernández se parece al protagonista de aquella novela del premio Nobel. No tiene quien le escriba discursos que combinen el plano táctico y el estratégico, quien lo asesore en sus apariciones, quien maneje correctamente su cuenta de Twitter.
Gobierno y pandemia: a la comunicación pública le falta integridad
Es raro, porque a su lado tiene muy buenos consultores, que saben mucho de relaciones públicas. Ahí la duda aparece... ¿No tiene o no quiere que le escriban?
* Roberto Vilariño. Consultor y profesor universitario (UP, UNLZ, UCES, UAI). Autor del libro Píldoras de relaciones públicas.