¿Por qué es tan importante que las organizaciones de salud avancen en su proceso de transformación digital? Porque esta transformación tendrá como resultado un sistema de salud más eficiente y sustentable.
En un país tan extenso y diverso como Argentina, donde conviven realidades sanitarias profundamente disímiles, la transformación digital del sistema de salud no es un lujo ni una tendencia, sino una prioridad estratégica con una motivación particular: mejorar la atención de los pacientes. Es una oportunidad ineludible para construir un modelo de atención más equitativo, eficiente y centrado en las personas.
La digitalización aplicada a la salud pública nos permite derribar barreras históricas. La historia clínica electrónica, las videoconsultas, la receta digital y la interoperabilidad de datos son herramientas que no solo optimizan recursos y procesos, sino que transforman radicalmente la experiencia de atención para los pacientes.
Hoy, gracias a estas tecnologías, muchas familias pueden evitar traslados innecesarios, acceder a especialistas desde sus localidades y recibir un tratamiento más personalizado, continuo y humano.
La incorporación de soluciones digitales mejora significativamente la calidad del servicio, potencia el trabajo en red entre profesionales y fortalece las capacidades organizativas de nuestros equipos de salud. La tecnología, bien utilizada, se convierte en aliada de la equidad.
Pero no todo es infraestructura, transformar digitalmente un sistema implica también transformar su cultura. Requiere capacitar a los equipos, adaptar los marcos regulatorios, garantizar la inclusión digital de los sectores más postergados y sostener una visión que coloque a la innovación como herramienta para garantizar derechos.
Aún enfrentamos grandes brechas de acceso, especialmente en zonas rurales, entre personas mayores o en hogares de bajos ingresos. Acortar esas distancias es clave para que la transformación digital no reproduzca desigualdades, sino que las repare.
La pandemia nos dejó una enseñanza invaluable: cuando la urgencia apremia, el cambio es posible. En meses se avanzó en lo que antes habría tomado años. Hoy tenemos el desafío de sostener y profundizar ese proceso, pasando de la respuesta improvisada al diseño estratégico y sostenible.
En ese camino, contar con iniciativas que gracias a la articulación entre actores públicos, privados y sociales, permiten ofrecer espacios para que los efectores de salud puedan incorporar nuevas habilidades, capacitarse, recibir acompañamiento y financiamiento para el desarrollo de soluciones digitales en sus propias instituciones de salud, y que estas se conviertan en una base instalada de aprendizajes y saberes para seguir avanzando en el proceso, se vuelve clave.
Porque lo que buscan es que la digitalización ya no sea un privilegio, sino que desde pequeños centros de atención primaria, hasta hospitales de alta complejidad, puedan acceder y empoderar así a sus equipos para desarrollar soluciones reales, sostenibles y centradas en las personas.
El futuro del sistema de salud argentino depende, en buena parte, de nuestra capacidad para abrazar esta transformación. Digitalizar no es solo tecnificar sino, sobre todo, democratizar el acceso, reconocer al paciente como protagonista, y brindar a cada equipo de salud las herramientas necesarias para cuidar mejor.
La transformación digital no solo mejora la eficiencia del sistema, también humaniza, empodera y conecta. Si logramos sostener esta evolución con foco en las personas, y en cada decisión que ponga la innovación al servicio de la salud pública estaremos dando un paso firme hacia un sistema de salud verdaderamente sustentable y accesible para todas las personas.
*Coordinadora de Proyectos, Fundación Garrahan
