La inflación de marzo fue de 6,7%, lo que significa un acumulado en el primer trimestre de un 16,1% y en los últimos 12 meses de 55,1%. El dato más preocupante es que los alimentos en marzo aumentaron 7,2% a nivel nacional, alcanzando en el primer trimestre un 20,9% y en los últimos 12 meses 59,7%.
El fogonazo inflacionario de estos meses deja un piso muy alto. Aún asumiendo una cierta moderación posterior en la dinámica de los precios, la inflación terminará el año probablemente en niveles cercanos al 60% como se desprende del relevamiento de la última semana del Banco Central de la República Argentina.
Esta situación, seguramente hará subir los niveles de pobreza de la población, el tema es que se parte de niveles ya muy elevados: de la población menor de edad (0 a 17 años) el 51,8% son pobres y el 12,6% son indigentes, es decir no cubren las necesidades alimentarias mínimas.
El presidente comentó que parte de este salto en la inflación se explica por la guerra Ucrania/Rusia y la suba del precio de los alimentos y la energía. También algunos encuentran una justificación en que hasta en EE.UU. la inflación subió (ellos tienen en un año lo que nosotros en 1 mes). Todas excusas.
Por otra parte, uno de los funcionarios “supuestamente” clave en la estrategia contra la inflación, el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, lejos de aportar soluciones se dedicó a iniciar una batalla dialéctica con el ministro Guzmán. Sin poder echarle la culpa a Macri o al mundo, ahora se pelean entre ellos.
Claramente estamos sin certezas de cómo evolucionará la inflación. Los factores internacionales pueden bajar, pero no se van a terminar, y a nivel local en el acuerdo con el FMI se acordaron políticas que son inflacionarias: suba de tarifas y aceleración de la tasa de devaluación.
Lo que es claro es que no hay un plan y se estira la inacción al límite. Con la descoordinación que vienen mostrando, el resultado de la misma está asegurado: marzo muestra que la primera batalla está perdida. Vuelven a desempolvar políticas como control de precios, ley de abastecimiento, coerción sobre las empresas, acusación de comportamientos monopólicos, cierre de importaciones, suba de retenciones, creación de fideicomisos y subsidios, por mencionar algunas de ellas.
Otros de los problemas de la improvisación es que los que siguen apostando a la producción en el país hoy tienen grandes dudas de si lo van a poder seguir haciendo por la falta de insumos. Es grave la falta de gasoil para el transporte y para el campo, generando un mercado paralelo con precios blue y donde el productor agropecuario no solo se tiene que ocupar de su tarea, que es producir eficientemente, sino también de salir a buscar combustible mientras que desde el gobierno lo amenazan con suba de retenciones o cierre de exportaciones.
También se sabe que en el invierno va a faltar gas y por lo tanto muchas industrias van a tener que hacer paradas forzadas. Acá justamente es al revés del slogan “ah pero Macri…”; porque estos temas de falta de gasoil o de suspender la producción en plantas industriales por falta de gas, eran situaciones a las que la sociedad se había desacostumbrado, ya que el gobierno de JxC los había erradicado a partir de la planificación. Hoy hay una clara ineptitud de la actual gestión.
No hay definiciones sobre cómo potenciar la inversión, que es clave para pensar en un país viable en el mediano plazo. Perdimos la oportunidad de un mundo líquido de bajas tasas, ahora por la política energética perdemos no solo la oportunidad de exportar energía a precios récord, sino que quedamos expuestos a importarla a precios exorbitantes. Es necesario salir de la improvisación que solo sirve para consolidar la pobreza estructural y generar un plan sostenido para llevar soluciones a los problemas de la gente.
*Vicepresidente del Bloque de Senadores Juntos en Provincia de Buenos Aires.