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El día que Juan Grabois cometió su "primer y último acto de corrupción"

Entrevistado por Jorge Fontevecchia, el referente social contó una anécdota que lo marcó para el resto de su vida.

Archivo. Juan Grabois, dirigente social.
Archivo. Juan Grabois, dirigente social. | Juan Obregón

El referente social Juan Grabois contó su historia de vida en una entrevista con Jorge FontevecchiaEntre las experiencias que más lo marcaron, recuerda una nota de la revista "Noticias" cuando su padre era interventor de Corrientes y también el día que cometió su "primer y último acto de corrupción".

Sobre la primera anécdota, el líder social asegura que esa situación de la que su padre se avergonzó, lo marcó en que no se va "a dejar apretar por un medio de comunicación". Asimismo, aseguró que no puede "entender el terror, pánico, que tienen los políticos a los medios de comunicación".

Por otro lado, reveló otro momento que lo marcó para el resto de su vida. Mientras su padre era interventor de Corrientes, un hombre llega con un camión lleno de pelotas de fútbol y básquet para regalarles a los chicos pobres y a Grabois, por la influencia de su padre, le regalan dos pelotas, una de fútbol y otra de básquet. "Yo me quedé con una pelota que no me tenía que quedar. Con dos, ni siquiera con una, porque yo estaba en una posición de privilegio frente a esos otros pibes. Tengo una deuda con esos pibes, no solamente por la pelota, sino porque nací con privilegios que ellos no tienen", recordó.

A continuación, un extracto de la entrevista:

—Sé que te quedó marcada una experiencia que viviste cuando eras muy chiquito: tu padre era interventor en Corrientes y en la revista “Noticias” salió publicado un hecho del que tu padre se avergonzó.
—Sí, algo así.

—¿Puede haberte marcado eso desde el punto de vista de tu actitud frente a la corrupción y frente al egoísmo económico?
—Eso me marcó en que no me voy a dejar apretar por un medio de comunicación. Todavía no puedo entender el terror, pánico, que tienen los políticos a los medios de comunicación. Hay algunos que ya están curados de espanto, me imagino que Cristina, Macri, pero los políticos de segunda línea, y los empresarios... Dos empresarios de primera línea me dicen que no se animan a juntarse con Cristina por miedo de que los ataquen en los medios de comunicación.

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—El miedo debe ser a lo que le dice la gente cercana, cuando se entera por el medio, y no al medio. Si su gente cercana lo aplaudiera al enterarse, no tendrían ningún miedo.
—Puede ser. Pero también depende de qué diga el medio. Si dice “Empresario se reunió con la ex presidenta” es una cosa. Si dice “El empresario K se reúne con la jefa de los chorros”, evidentemente van a tratar mal a los chicos en la escuela privada de Nordelta.

—Cristina Kirchner fue electa por más del 50% con los medios en contra. ¿No es el miedo a los medios un miedo exagerado?
—Creo que influyen más en los dirigentes que en el pueblo. Pero sí generan miedos. Ese miedo yo no lo tengo.

—Lo perdiste con “Noticias” y tu papá.
—Lo perdí gracias a Noticias. Lo que sí influyó es lo que conté el otro día en Corrientes, porque hago terapia pública, ¿viste? Hicimos una actividad, había como 500 personas y conté esto que a vos no te conté. En esa misma intervención, un día llega un tipo con un camión lleno de pelotas de fútbol y de básquet. Y me da una de fútbol y otra de básquet. Me las regala. Eran pelotas que iban a repartirles a los chicos pobres de los barrios.

—Tu papá era interventor, equivalente al gobernador, dándote las pelotas a vos quedaba bien con la persona que estaba al mando de la provincia.
—Exactamente. Y yo no dije “no me des las pelotas”. Las agarré.

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—¿Tenías cuántos años?
—Nueve, o diez, y la culpa con la que me quedé. Porque ese fue un acto de corrupción. Mi primer y mi último acto de corrupción. Esa pelota que yo tenía, un pibe pobre de Corrientes no la iba a tener. Me persigue hasta el día de hoy. Y más allá de si está bien andar repartiendo pelotas en un barrio.

—Las carencias podían ser otras.
—Claro. Pero yo me quedé con una pelota que no me tenía que quedar. Con dos, ni siquiera con una, porque yo estaba en una posición de privilegio frente a esos otros pibes. Tengo una deuda con esos pibes, no solamente por la pelota, sino porque nací con privilegios que ellos no tienen. También me marcó mucho que durante el menemismo, todos los políticos, los buenos, los malos y los más o menos, empezaron a adoptar como estilo de vida el de la alta burguesía. O a tratar de emularla. Los que se ganaron la guita laburando y los que se ganaron la guita choreando, todos, un buen auto, country. Yo viví un tiempito en un country, iba los fines de semana. De la generación de los '70 te estoy hablando, los que querían hacer la revolución. Bueno, se terminaron asimilando a lo que combatían.

Leé acá la entrevista completa

ED CP