Guillermo Nielsen habló en un extenso reportaje con el CEO de PERFIL Network, Jorge Fontevecchia, para el ciclo Periodismo Puro. En este tramo de la entrevista, el economista y exfuncionario opinó sobre el anuncio del acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur que logró el Gobierno semanas atrás, y se mostró en desacuerdo con la forma en que se anunció la noticia. Además, consideró que el próximo gobierno, cualquiera sea su signo, tendrá que negociar los puntos: "Deberá tener gente que sepa los detalles de esto. No es para cualquiera", sostuvo uno de los referentes económicos del precandidato presidencial Alberto Fernández.
—¿Cómo resultó el tratado? ¿Sos optimista?
—El tratado no terminó. Se explicó muy mal y se manejó peor. Hubiera correspondido una actitud más de Estado y menos triunfalista electoral. Como si hubiera habido un héroe estilo Astroboy que levantara el teléfono y al que le otorgaran mágicamente el acuerdo. El acuerdo es el resultante de una situación política muy peculiar, especialmente en España. No se termina de ver el rumbo en muchos aspectos. Están con elecciones anticipadas. Y el acuerdo le brinda cierto oxígeno a Pedro Sánchez, por lo menos en los medios empresarios, que perciben que se abre una frontera. En Argentina se hizo algo de zócalo: adjudicarse la totalidad de un proceso como este. Me parece que lo que correspondía era llamar a todos los presidentes que impulsaron esto a lo largo de los años y lo mantuvieron vivo. Especialmente a Carlos Menem, que todavía está. Y además es senador. Debería haberse anunciado como una política de Estado, sin chiquitajes.
—¿Incidió la grieta?
—Quiero pensar que no fue la grieta. Acá hay hechos históricos. Cristina pidió por este acuerdo. Y antes, Néstor Kirchner.
—¿Por que lo criticó parte del kirchnerismo?
—No te podría decir por qué salen a castigarlo. También hay ahí un costado de politiquería. Hubo politiquería de los dos lados, pero el que empezó fue el Gobierno. El gran responsable es el que anuncia. Las cuestiones de Estado deben manejarse como tales. No va eso de sentirse un Astroboy que firma el acuerdo luego de una llamada telefónica.
—Vuelvo a la cuestión de fondo: ¿es importante para la Argentina?
—Muy importante. Soy muy optimista. Pero hay que aclarar que es el inicio de unas negociaciones que llevarán dos años. El próximo gobierno, cualquiera sea su signo, va a tener que negociar los detalles. Y deberá tener gente que sepa los detalles de esto. No es para cualquiera. Europa tiene una gimnasia de negociación por un lado. Se necesitará una adaptación de los distintos sectores industriales a las nuevas condiciones competitivas que resultarán de los acuerdos. Argentina no tiene ninguna de las dos cosas. Cuenta con gente en la cancillería que supo negociar esto y llevarlo a buen puerto. Pero esto es el comienzo de algo y no el fin. Hay grandes lecciones en la economía. Una de ellas, muy clara, es la conveniencia del comercio internacional. Especialmente el comercio entre economías desiguales, con precios relativos diferentes. Un contraejemplo de esto que te digo puede observarse en la queja de Cuba: no pueden comerciar con Estados Unidos por el bloqueo. Dejá de lado si tienen razón o no (en algunas cosas, la tienen; en otras, no). Pero una economía pequeña, socialista, todo el tiempo plantea que uno de sus dramas es no poder comerciar con Estados Unidos. Eso puede extrapolarse a lo que estamos viviendo con este acuerdo.
El reportaje a Guillermo Nielsen generó ruido en la fórmula K
—Existe la percepción de que el último kirchnerismo se cerraba al mundo y de que Mauricio Macri tuvo una política internacional más aperturista; ¿fue un actor más enérgico para que se cerrara el acuerdo?
—Es verdad que fue más aperturista. Pero el factor más enérgico fue la situación interna europea, especialmente la española. Además, tuvo el apoyo fundamental de Angela Merkel. Macri hizo todo lo que pudo para merecer los elogios internacionales y la movida consiguiente. Tuvo muy claro que en esta época de globalización no se puede mirar para adentro. El vivir con lo nuestro ya fue. La sociedad argentina tiene expectativas diferentes a las que tenía con Cristina. En la Argentina de hoy no se pueden inferir cosas de 2002 ni de 2005. Estamos en una época completamente distinta. Macri tuvo la extrema suerte de que Donald Trump sea presidente de los Estados Unidos, algo que no veían venir los principales analistas.
“Por su falta de profundidad financiera, Argentina es una economía de frontera.”
—¿Te referís a la relación personal entre ambos? Porque en algún sentido fue díscolo respecto de Donald Trump.
—En las relaciones siempre hay aspectos positivos y negativos. Pero el vínculo entre ambos presidentes es un dato a tener en cuenta.
—Vos negociaste dos veces con el FMI, primero con Duhalde y luego con Néstor Kirchner.
—Y negociamos bien: creció la economía. Hicimos dos acuerdos y con ambos se creció. Y fuerte.
Guillermo Nielsen: "Kicillof es marxista disfrazado de keynesiano"
—¿Habrá que renegociar con el fondo en 2020?
—Para responderte, debo ir un poco a lo técnico. El esquema que usaron fue uno de emergencia que se llama “stand by”. Los stand by se repagan en el plazo más corto, porque son asistencias por problemas en el sector externo. Acá tuvieron que forzar tanto la mano que lograron uno que es récord. Y fue así por la irresponsabilidad del gobierno de Macri en cuanto a su endeudamiento de corto plazo. Fue un endeudamiento con capital caliente, con hot money, hacer el carry trade. La base del problema está en ese error. Error que repiten ahora.
—Se tomó deuda de corto plazo.
—Se entró con una fantasía. Para empezar, con la absoluta libertad de movimiento del mercado de capitales. Podés exportar y si querés no declarar los dólares, no los liquidás en el mercado durante ocho años. Eso no existe. O existe solamente en el G7 y en unos pocos países. Se tomó una actitud dogmática, otro de los problemas de la Argentina. La falta de practicidad es un inconveniente, sea de Axel Kicillof o de Federico Sturzenegger. Se llega a la política con dogmatismo. Hubo un ingreso de capitales que salieron corriendo no bien tocaron el silbato del aumento de las tasas en los Estados Unidos. El agujero financiero que quedó fue demasiado grande. Así se llegó al préstamo récord, Volviendo a tu pregunta: el fondo sabe qué hay que renegociar, sus funcionarios lo conocen perfectamente. Hay vencimientos, en particular en 2021 y 2022, que están fuera de la realidad económica de Argentina. Deudas que contrae la Argentina cuando Sturzenegger comete un exceso al frente del Banco Central. Ese exceso fue el que nos llevó al Fondo. La asistencia fue récord. Y no se puede pagar en los términos pactados. No es dramático esto, puede negociarse. La imposibilidad del pago responde a una matemática financiera. La Argentina no puede hacer frente a todos los vencimientos de deuda privada más los 22 mil millones con el Fondo. Es algo que sabemos todos. Especialmente, los negociadores del Fondo. Eso se hizo mal y debe negociarse. Pero es algo solucionable.