“Negro, ¿por qué te hice esto si yo te quería?”, se preguntó frente al cuerpo frío de su hermano mientras le cerraba los ojos con la mano izquierda. Era el cuarto asesinato que cometía con una carabina calibre 22 en un lapso de cinco minutos. Antes había asesinado a sus padres y después a sus dos hermanos de 15 y 9 años. Todos dormían en la casona de un campo de la localidad bonaerense de Tuyutí, a 25 kilómetros de San Andrés de Giles. La cacería no había terminado. Porque nueve años después, convencido de que nadie descubriría sus crímenes, mataría a otro familiar con un hacha y el caso saldría a la luz. Hace más de 24 años que está encerrado, pero este año podría recuperar la libertad.
Luis Fernando Iribarren (54), más conocido como “el carnicero de Giles” –como lo bautizó la prensa local–, sostuvo una mentira de la que nadie dudó entre 1986 y 1995: dijo que su familia había abandonado el país porque tenía muchas deudas. “Se fueron a vivir a Paraguay”, repetía cada vez que alguien le preguntaba sobre el destino incierto de su papá, Luis Juan Iribarren (49); su mamá, la maestra Marta Langevin (42), y sus hermanos, Marcelo (15) y María Cecilia (9).
Era agosto de 1986. No había internet. Y menos que menos redes sociales. Mark Zuckerberg, el creador de Facebook, apenas tenía dos años. No había manera de que su familia pudiera chequear la versión de Luis, a menos que decidieran salir a buscarlos. Por eso, su verdad sobrevivió en un pueblo donde los rumores tienen casi el mismo peso que una acusación penal.
“Se fueron a vivir a Paraguay”, repetía cada vez que alguien le preguntaba sobre el destino incierto de su familia
Alcira (59), su tía y hermana de su papá, tampoco dudó. Al punto que Luis se fue a vivir con ella a una casa de la avenida Cámpora, en San Andrés de Giles, poco tiempo después de haber masacrado a toda su familia. En julio de 1995 la mató con un hacha porque supuestamente estaba muy enferma y no quería que sufriera, según confesaría después. La enterró en el jardín de la casa y siguió con su vida como si nada. En esa época tenía una remisería.
Eran otros tiempos. Los vecinos ya no se quedaban callados. Notaron la ausencia y no los convenció la versión de su sobrino, que les dijo que había fallecido por un cáncer fulminante. Había un olor nauseabundo que los perturbaba. Y a los pocos días una llamada anónima denunció el caso en la comisaría del pueblo. Cuando la policía intervino descubrió todo: el cuerpo de Alcira y los otros cuatro cadáveres más que habían sido enterrados en la casa de campo.
El móvil. “Los maté porque les tenía bronca”, diría después acerca de los primeros cuatro crímenes que cometió en agosto de 1986. Los cuerpos de sus padres y hermanos estaban bajo tierra, a unos veinte metros de la casona en la que vivían.
Iribarren fue juzgado en agosto de 2002. Dos psiquiatras que declararon en el juicio dijeron que el acusado sufría un trastorno de la personalidad con reacciones psicóticas. Lo definieron como “esquizoparanoide” y señalaron que cuando cometió los asesinatos no estaba en condiciones de comprender sus actos.
Tenía una vivencia paranoidea con la familia (pensaba que la familia lo perseguía) y tiene un equilibrio psíquico precario además de sentimientos ambivalentes y frialdad afectiva, explicó uno de los especialistas
“Tenía una vivencia paranoidea con la familia (pensaba que la familia lo perseguía) y tiene un equilibrio psíquico precario además de sentimientos ambivalentes y frialdad afectiva”, explicó uno de los especialistas, según el reporte del periódico local La Libertad. Sin embargo, otros ocho profesionales (entre psiquiatras y psicólogas) entendieron que el acusado era “imputable” y que “siempre supo lo que estaba haciendo”.
El tribunal de Mercedes que lo juzgó lo condenó a la pena de “reclusión perpetua con accesoria por tiempo indeterminado”.
Cerca de la libertad. En la actualidad, Luis Fernando Iribarren transita la última etapa de su condena en la Unidad Nº 12 de Gorina, ubicada en las afueras de la ciudad de La Plata. Según fuentes penitenciarias, en agosto estaría en condiciones de recuperar su libertad, aunque eso dependerá de lo que arroje el informe psiquiátrico.
Por voluntad propia, el asesino múltiple decidió iniciar un tratamiento psicológico con el cuerpo médico del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB). Fuentes judiciales informaron a PERFIL que Iribarren estudia actualmente la carrera de Derecho en la Universidad de La Plata y está pronto a recibirse, un punto a favor pensando en su reinserción social después de 24 años ininterrumpidos en la cárcel.
Otra señal que anticipa la posible liberación del asesino múltiple es que el juzgado de ejecución lo habilitó para que pudiera salir a cursar sus estudios, aunque bajo el sistema de monitoreo.
En el penal de Gorina, la misma unidad en la que estuvo el odontólogo y múltiple femicida Ricardo Barreda antes de recuperar su libertad, lo definieron “como una persona introvertida, culta y respetuosa, que ocupa sus días en realizar tareas de horticultura”.
Iribarren estudia actualmente la carrera de Derecho en la Universidad de La Plata y está pronto a recibirse
“Esta cárcel es una unidad de producción agrícola, en donde también hay un criadero de chanchos y una huerta; él trabaja todas las mañanas allí. Luego cursa en el centro de estudiantes que funciona dentro de la unidad y después retorna a su centro habitacional. Por lo general, en las tardes camina por el predio; siempre solo”, cuentan a este diario.
Gorina tiene régimen semiabierto, lo cual implica que el marco asegurativo del penal es significativamente menor. “El carnicero de Giles” duerme en una habitación sin rejas, lo que le permite recorrer el campo las 24 horas, con apenas restricciones durante el fin de semana.
Otro punto a favor: Iribarren “tiene un sostén familiar”. Se casó estando en prisión y está decidido a iniciar la convivencia conyugal, si finalmente la Justicia decide liberarlo. “El vínculo con su mujer tendría solidez. Al menos, ella lo visita alrededor de tres veces al mes, a diferencia de sus hijos –que tuvo con otra mujer, cuando todavía vivía en San Andrés de Giles– y su abogado, que aún no se han acercado a Gorina”, explican en el penal.
Este diario inició el trámite para entrevistarlo en la cárcel, pero el asesino no quiso hablar. Desde que fue detenido, en agosto de 1995, Iribarren solo respondió algunas consultas periodísticas esporádicas durante el juicio, en las que siempre manifestó su inocencia. En un canal de YouTube hay un video de una cámara oculta en la que el acusado argumenta haber sido víctima de una causa armada por los mismos policías que lo detuvieron. Si fue así, ¿por qué no lo hizo público en todos estos años?.
El caso
◆ Luis Iribarren asesinó a sus padres y a sus dos hermanos en agosto de 1986. Los enterró en la casa de campo de San Andrés de Giles, y después contó que su familia había abandonado el país por deudas.
◆ En 1995 mató con un hacha a su tía Alcira, con la que vivía.
◆ Un llamado anónimo alertó sobre la desaparición de la mujer. La policía entró a su casa y descubrió el cuerpo.
◆ Iribarren reconoció que la había matado porque estaba enferma y luego confesó que había asesinado a su familia.
El sexto reo más antiguo
Leonardo Nieva
Luis Iribarren lleva más de 24 años durmiendo en una cárcel, pero no es el preso con más tiempo encerrado en los penales de la provincia de Buenos Aires. Carlos Eduardo Robledo Puch, otro asesino múltiple tristemente célebre, lo supera por varios años: suma 47 abriles encerrado.
En el ranking de presos más antiguos del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), Iribarren ocupa el sexto lugar. Después de “el ángel de la muerte”, que fue detenido el 4 de febrero de 1972, sigue el femicida Osvaldo Longobuco Calidoni, con 38 años de encierro: está preso desde octubre de 1981.
En tercer lugar aparece Víctor Luis Reinaga, un criminal despiadado detenido en noviembre de 1988 (acumula 31 años) por abusar de una nena de 12, un doble secuestro y dos homicidios calificados. El cuarto es Jorge Mendoza Marino, que suma 27 años encerrado por violación, rapto y tentativa de robo, entre otros delitos.
Roberto Ramos Martínez figura en el quinto puesto con 26 años de encierro. Entró con 19 años por homicidio calificado y hoy tiene 45. Recién después aparece Iribarren, con 24 años de cárcel ininterrumpidos.