En la última década fueron asesinados 120 chicos menores de 12 años como víctimas de los femicidios vinculados. Es una cifra que duele. Son números que se pierden en la estadística mensual de las mujeres ultimadas en un contexto de violencia de género. Son crímenes aún más difíciles de entender y hay un dato que estremece: en el 63 por ciento de esos casos el asesino fue su propio padre.
Hacía tres días que León (7) no iba a la escuela y su familia no respondía los llamados. Por eso las autoridades de la institución educativa a la que asistía el nene le dieron aviso a la policía. Así se descubrió el horror el pasado 6 de julio. Gabriel Eduardo Cáceres (45) había asesinado a su esposa María Daniela Carco (44) y al pequeño hijo de ambos.
Madre e hijo fueron encontrados en la habitación de la casa en que compartían los tres en la localidad bonaerense de Florida, en Vicente López. El asesino fue hallado sin vida en la bañera de la propiedad. Se había cortado las venas y murió desangrado.
El 14 de febrero pasado se registró otro femicidio vinculado, esta vez en Tucumán. Maximiliano Lazarte (32) mató a su hijo de 3 años y luego se suicidó. Los cuerpos de ambos fueron encontrados por la tía del menor en la casa del victimario. “Mató a mi nieto para vengarse de mi hija”, sostuvo a la prensa local la abuela del niño. Ese parecería ser el objetivo del homicida.
Los femicidios vinculados “son los asesinatos que el agresor comete (en la mayoría de los casos) para castigar a la mujer o porque quedan en la línea de fuego en el momento de querer cometer el femicidio”, explican desde la ONG La Casa del Encuentro, creadoras del concepto. Máximo habría sido asesinado para producirle mayor dolor a su mamá, por eso su caso es un ejemplo de la primera parte de esta definición. Mientras que León simboliza a los que quedaron en medio de la línea de fuego.
En los últimos diez años fueron asesinados 120 chicos de entre meses y 12 años, según el último informe producido por el Observatorio “Adriana Maricel Zambrano” de La Casa del Encuentro. “Los niños y niñas suelen ser las principales víctimas del femicidio vinculado”, destacaron desde la asociación.
En el 63 por ciento de los casos (76) el asesino es el propio padre del menor. Y la cifra asciende al 79% si se le incluye a los padrastros (19).
La Casa del Encuentro dio a conocer el informe al cumplirse cuatro años de la promulgación de la “Ley Brisa”, una norma que otorga una reparación económica para hijas e hijos que quedaron huérfanos de madre víctimas de femicidios que entró en vigencia el 26 de julio de 2018. La nena que inspiró el nombre de la normativa perdió a su mamá en 2014, porque su papá la asesinó en la localidad bonaerense de Moreno.
“Un dato no menor es que un alto porcentaje de los femicidas luego de asesinar a sus hijas o hijos se suicida y si bien no podemos asegurar las causas, la realidad indica que -en una clara demostración de poder- no dudaron en llevar a cabo su cometido cuyo objetivo era castigar a la mujer”, se destacó. Es así como el 37 por ciento de los agresores se quitaron la vida luego de matar a su hijo o hija.
Como hizo Alberto Ramón Sanabria (41) en Santiago del Estero. El hombre asesinó a su pareja Romina Corbalán (35) y a sus dos hijos Demián (4) y Luna (7). Sanabria mató a los tres en la casa familiar el 25 de febrero pasado y luego se suicidó en un campo a donde tenía que ir a realizar un trabajo como mecánico. Se pegó un tiro en la cara.
Los niños son esas otras víctimas de los incesantes asesinatos de mujeres en un contexto de violencia de género. Sea porque un hombre decide quitarles la vida o porque pierden a sus madres, convirtiéndose así en “víctimas colaterales” de los femicidios.
NG CP