El alarmante intento de robo tuvo lugar este lunes en el parque zoológico Bubalcó, situado en la localidad de Martín Guerrico, en la provincia de Río Negro. Los delincuentes se atrevieron a penetrar en la jaula de los tigres con la finalidad de apropiarse de una caja fuerte que contenía la recaudación del fin de semana y se encuentra estratégicamente ubicada en este sector del parque, "custodiada" por los salvajes felinos.
Si bien el plan falló, los delincuentes habían calculado cada uno de sus movimientos. Para empezar, forzaron el chapón de la puerta doble hoja que daba ingreso a la celda en cuestión.
Luego manipularon el sistema de cables y rondanas para abrir y modificar la dirección de los carriles de compuertas, de forma tal que los animales del establecimiento quedaran aislados de la zona donde estaba el objetivo de los ladrones.
Los delincuentes no logaron romper el candado de la caja fuerte
Si bien la celda quedó finalmente 'despejada', los delincuentes tuvieron dificultades a la hora de vulnerar el robusto candado que protegía la caja fuerte. A pesar de los golpes, la estructura resistió, hasta que los ladrones desistieron y se fugaron.
Durante la mañana del lunes, el personal de Bubalcó se comunicó con la policía para alertar sobre el hecho. Tras verificar los sucesos, se constató que los delincuentes no lograron su propósito y la secuencia no fue más allá de una tentativa de robo.
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Sin embargo, trascendió en varios medios que los investigadores del caso desconfían de los empleados del establecimiento y presumen que pudieron haber participado en los hechos al brindar información clave para los sospechosos.
En ese sentido, lo llamativo del caso fue que los ladrones tenían un conocimiento considerable sobre el complejo mecanismo para ingresar a las celdas sin correr peligro, además de la ubicación específica de la caja fuerte.
Mientras se investiga al personal del zoológica y se examinan las cámaras de seguridad, se informó que al menos dos sujetos habrían participado en la maniobra delictiva: uno de los ellos manipuló los accesos e intentó romper el candado, mientras el otro vigilaba desde afuera y hacía de “campana” para cerciorarse de que no hubiera nadie presente en la zona.
CA/ED