No sabe leer ni escribir, pero fue capaz de fundar las bases de la organización criminal más poderosa de Rosario. Se trata de Ariel Máximo Cantero, el mítico líder de la banda de Los Monos. Aunque está prófugo hace un año, su rostro no se conocía públicamente hasta hoy. De hecho, fuentes de la Policía Federal y de Seguridad Aeroportuaria admitieron a PERFIL que no cuentan con una fotografía del jefe del clan que desató un baño de sangre en la ciudad santafesina.
Cantero padre, a quien llaman “el Ariel”, es un hombre sencillo, de pelo negro y mirada penetrante. Pese a tener la holgura económica suficiente, nunca cayó en las tentaciones del dinero. Amante de los caballos, a sus 49 años no tiene gustos caros ni extravagantes, a diferencia de sus tres hijos: Claudio, alias Pájaro, (asesinado), Guille (preso) y Monchi Machuca (prófugo), adeptos a la ostentación y el lujo. Incluso, el jefe del clan se enojó muchísimo cuando acribillaron a su sucesor en la puerta de un boliche. El Ariel le había advertido que no se expusiera. Su muerte lo golpeó tanto que prefirió no asistir al funeral. Además, se preparaba para lo que venía. Supo que no podría contener la furia de los hermanos del Pájaro.
En 2003, y tras la muerte de su concuñado Juan Carlos Fernández, alias “el Mono Grande”, Ariel Máximo heredó el mando de la banda que comparte con su mujer, Celestina Contreras, familiar de Fernández. La relación de la pareja es áspera. La Cele no perdona las continuas infidelidades del líder del clan, pero las tolera.
El hombre detrás del poder de Los Monos: lo acusan de comprar armamento y balas
Quienes conocen de cerca su funcionamiento, atribuyen al Ariel el crecimiento exponencial de la organización que llegó a recaudar entre 300 y 500 mil pesos por día y controlar todo el territorio rosarino. Y, si bien no se puede hablar de un cartel de drogas porque Los Monos no producen ni envían drogas al exterior, llegaron a convertirse en “distribuidores mayoritarios” de Rosario, San Nicólas, Baradero y Ramallo.
Años atrás, “para evitar roces” decidió delegar el mando general de la banda a su hijo Claudio y dejar el manejo de la policía en manos de Monchi y el de los sicarios en las Guille. Pero su voz nunca perdió peso. Para los investigadores, se trata de un “líder honorario y mítico”. “Fue el que armó todo”, resumen.
En torno a su figura se tejen leyendas que dan miedo: “En el barrio dicen que enterró vivos a varios tipos”, relata a PERFIL uno de sus allegados. A la vez, un crimen por el que fue acusado sembró terror entre sus rivales. Uno de los miembros de Los Garompas fue hallado descuartizado en un descampado. La Justicia no encontró pruebas contra Cantero, pero en el barrio de La Granada continúa alimentando el mito de un hombre al que describen de “apariencia tranquila pero sumamente violento. Suele pelearse a trompadas y anda siempre con un cuchillo”, indican. En la familia les rinden culto a sus orígenes. En uno de los allanamientos, la policía rosarina encontró el carro con el que el Ariel juntaba botellas por el barrio La Granada. “Al principio lo tiraba con las manos, hasta que consiguió un caballo”, cuentan.
Dónde están y cómo custodian a los miembros de Los Monos
También fue investigado por otros dos homicidios, pero no lograron probarle ninguno. Tiene antecedentes por robos y en 2000, fue condenado a cuatro años y medio de prisión por narcotráfico en Corrientes. Cantero logró permanecer prófugo hasta 2004, cuando la policía lo encontró en una casa de Rosario con un arma de fuego, delito por el que recibió una pena de dos años. Finalmente, fue liberado en 2009.
En la actualidad está prófugo por el homicidio de Martín “Fantasma” Paz, la misma causa por la que está procesada la mayor parte de su familia y que destapó el funcionamiento de la organización. Su abogado, Carlos Varela, indicó que “no se entregará hasta que se agoten todos los recursos jurídicos”.