“Mona” o “Monita”, así llaman a Ana María Peláez Orozco, una joven modelo colombiana que estudiaba diseño en la Universidad de Belgrano hasta que fue detenida a principio de mes acusada de ayudar a su novio, Diego Aranaga Rodríguez –también colombiano–, a traficar droga. Vivían juntos en San Agustín, un barrio privado de Tigre donde llevaban un alto nivel de vida y se trasladaban en autos de alta gama. Ahora, Peláez está alojada en la Unidad Penitenciaria 3 de Ezeiza y Aranaga Rodríguez en la Unidad Penitenciaria 9 de Neuquén, ambos procesados con prisión preventiva.
Aranaga Rodríguez, alias “Mono” fue trasladado al penal de máxima seguridad neuquino, debido a su peligrosidad: tenía pedido de captura internacional por fugarse de su país al ser condenado a 15 años de cárcel por un homicidio en 2003. El colombiano era conocido en Ibagué –a 200 kilómetros de Bogotá– por liderar a los “motorratones”, una banda que cometía robos en motos.
Según la causa, “Monita” y el “Mono” “lucían como un matrimonio joven que se dedicaba a actividades lícitas, procurar la locación del inmueble en el que fuera detenida, adquirir alguno de los rodados mencionados en la imputación realizada a Aranaga Rodríguez y elementos electrónicos, todo ello con dinero proveniente del tráfico ilícito de drogas”, indicaron a PERFIL fuentes de la investigación.
La modelo fue procesada porque “habría prestado ayuda a Aranaga Rodríguez para que éste dirija la organización de diversos actos de tráfico de estupefacientes, colaboración que habría consistido en: utilizar rodados, trasladar al nombrado y otros miembros de la organización desde y hacia diferentes puntos de Buenos Aires”.
La banda fue desarticulada el 2 de septiembre pasado, tras 15 allanamientos simultáneos en Bariloche, CABA y Gran Buenos Aires ordenados por el juez federal Leónidas Moldes en los que fueron detenidos el líder y ocho integrantes, de diversas nacionalidades. En el operativo “Pony Blanco”, llevado a cabo por la Policía de Seguridad Aeroportuaria y supervisado por Sergio Berni, también fue apresado Rubén Darío “Pedro” Guarnizo, señalado como un experto en preparar cocaína líquida para impregnar, que había cumplido una pena de ocho años de prisión en Ecuador como integrante de un red de tráfico de estupefacientes y dinamita.
Según fuentes policiales, la organización había comenzado a elaborar cocaína líquida para impregnar prendas y así despacharla en fracciones limitadas a Europa y al interior del país. Incluso, habían emprendido un proyecto de producción de marihuana de alta calidad. Para eso compraron una vivienda próxima al Cerro Campanario, en Bariloche, y la transformaron en un invernadero de cultivo de plantas de marihuana. El objetivo era abastecer al mercado local y a Chile, según se desprende de las escuchas.