Sergio Massa no logró hasta ahora que el papel de candidato se imponga al de ministro de Economía en este doble rol que asumió desde el 24 de junio. Aunque en las primeras semanas la gestión fue parte de la campaña, ya el traje de ministro le comenzaba a pesar al postulante a la presidencia, que debe mostrar que es más que el titular del Palacio de Hacienda y está parado en el ring para dar la pelea mayor. Por eso, el acuerdo con el FMI –que implica no solo fondos, sino también deshacerse de las misiones y revisiones en plena campaña– es un primer paso. Ahora viene el otro: lograr instalar su voz en otros debates que antes habían sido banderas propias, como la seguridad.
Sergio Massa está inquieto. Empezó a escuchar que es momento de pararse en la campaña como candidato presidencial y ya no tanto como ministro de Economía. Y embarcado en este plan, la lucha contra la inseguridad es uno de los principales ejes para sostener. Quiere detenerse en mostrar propuestas que van desde el combate al narcotráfico en la ciudad de Rosario hasta un sistema de alerta en los colectivos del conurbano bonaerense.
Durante años y desde que fue intendente de Tigre, el líder del Frente Renovador consiguió alzarse con la bandera de la seguridad frente al resto de sus competidores políticos. Por eso, Massa cree que puede recuperar esa insignia. No puede escapar, y lo sabe, de su rol de ministro de Economía, pero necesita instalar otros debates. Y la inseguridad es una de las principales preocupaciones, y no solo del conurbano bonaerense. Según las encuestas cualitativas que mira el equipo de campaña de Unión por la Patria, es una problemática que se extiende en todo el país. Y Massa puede mostrar el “modelo Tigre”.
El acuerdo con el Fondo no solo corre al organismo internacional de la discusión electoral. También le dio alivio a cómo transitar la campaña. Puede mostrar que no hubo mayor exigencia de ajuste y tiene la posibilidad de intervención directa en el mercado cambiario, algo que también lo ayuda ante momentos de incertidumbre que pueden desestabilizar al Massa candidato con alguna corrida. Ahora puede ocuparse de la campaña.
Aunque el candidato a presidente del oficialismo había reservado las tardecitas y noches para hacer actos de campaña, nunca pudo lograr con cumplir la totalidad de la agenda. Incluso, por el retraso en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, la semana pasada debió suspender el lanzamiento de la fórmula oficial en La Plata. Recién este fin de semana logró mostrarse en varios actos con su candidato a vicepresidente, Agustín Rossi.
Ahora, su doble agenda volvió a atentar contra la campaña y pidió suspender la caravana por La Matanza que encabezaría hoy. Pero la agenda no es lo único que le juega una mala pasada, también la desorganización. Tuvo tiempo para visitar al gobernador de San Juan, Sergio Uñac, uno de los perdedores del peronismo este año, pero no para ir a buscar los votos del mayor bastión electoral del sector. “Esperemos que después de las PASO nos acomodemos”, dijo, con resignación, un dirigente al enterarse de que la recorrida por La Matanza queda suspendida hasta nuevo aviso.