Alberto Fernández no solo dejó de dialogar con el sector más duro del kirchnerismo, sino que en los últimos meses también le puso un fin a las largas conversaciones con dirigentes a los que se los identificaba como albertistas. Su círculo íntimo se cierra cada vez más y ya no oculta que los vínculos dentro del Frente de Todos están cortados. Sus últimos movimientos, que incluyeron el cambio de ministros y su participación en el Coloquio de IDEA, dan cuenta de ello. Al mismo tiempo, sale a defender de su propia figura y está dispuesto a dar la discusión por las próximas candidaturas.
“Seré muy débil, pero el que afrontó la deuda con el Fondo, se llama Alberto Fernández; el que afrontó la deuda con los acreedores privados, se llama Alberto Fernández; el que afrontó la pandemia, se llama Alberto Fernández; el que fue a buscar las vacunas, se llama Alberto Fernández; el que sigue enfrentando la guerra, se llama Alberto Fernández; y los que seguimos luchando por una Argentina mejor, somos todos nosotros” fue el mensaje que el jefe de Estado decidió dejar en Mar del Plata a sus aliados. El escenario fue un doble desafío ya que usó el Coloquio de IDEA (Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina) para hablarle a los dirigentes con los que ya no tiene diálogo directo.
IDEA: empresarios con pasillos calientes y el dato de inflación como telón de fondo
La visita del Presidente al foro que reúne a los principales empresarios del país volvió a marcar diferencias con un sector de la alianza que durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, mostró a los jefes de Estado ausentes. Fernández decidió no seguir la tradición: en 2020 y por la pandemia participó vía zoom, en 2021 cerró el evento en el predio de Costa Salguero y este año asistió al evento en Mar del Plata. La diferencia se hizo notar ya que el jefe provincial bonaerense, Axel Kicillof no participó, a pesar de que el gobernador suele ser quien está a cargo de la apertura del encuentro.
“Siempre es importante hablar con empresarios. El título es ´Ceder para Crecer´ ahora lo importante es en que cede cada uno. El salario viene perdiendo, por lo tanto ahí los trabajadores han cedido. Hay que recuperar salarios por lo tanto ahí los empresarios deben ceder”, dicen desde un kirchnerismo que mira de lejos el evento.
El jefe de Estado saldrá a defender su gestión mientras ya no le incomoda no hablar con un sector del oficialismo que le marca las críticas a su gestión. Ya no habla de que revalidará el título de candidato presidencial, pero está dispuesto a dar la discusión de las listas. Si Cristina Kirchner no se postula y Sergio Massa tampoco quiere ser, el jefe de Estado peleará los lugares hasta el final.
El diálogo que pregonó ante los empresarios hoy no lo practica. “A mi muchas veces me dicen que soy un débil, que tengo que ser más fuerte, 'tenés que ser más corajudo', y yo siempre digo que no quiero ni la prepotencia de los soberbios ni el coraje de los mercenarios. Sigo creyendo en el diálogo”, dijo. Sin embargo, el jefe de Estado hasta dejó de dialogar con los propios.
"Seré débil pero el que afrontó la deuda con el Fondo se llama Alberto Fernández."
“Cuando le decís algo que no le gusta, te empieza a correr del entorno”, dice un funcionario que en la primera etapa del gobierno era uno de los dirigentes más cercanos al Presidente. Algunos ya no participaron de la mesa en la que definió el reemplazo de Martín Guzmán a los que se sumaron otros que este fin de semana ya no estuvieron en la Quinta de Olivos. “Que no le mande un mensaje a la vicepresidenta para avisarle de los cambios ya no me sorprende y que yo ya no esté ahí tampoco, pero creí que a la CGT que lo bancó ante las peleas con Cristina, no lo iba a dejar afuera de la decisión y lo hizo”, dice un dirigente del oficialismo. Hoy a Olivos entran Julio Vitobello (Secretario general de la Presidencia), Juan Manuel Olmos (Vicejefe de Gabinete), Santiago Cafiero (canciller), Vilma Ibarra (Secretaria Legal y Técnica) y Gabriela Cerruti (Portavoz). Un equipo de pocos jugadores para desafiar al kirchnerismo.