POLITICA
Interna en San Luis

La novela de los Rodríguez Saá: Alberto el díscolo y Adolfo el negociador

El gobernador puntano se negó a firmar el apoyo al Gobierno por la renegociación de la deuda, la misma que su hermano Adolfo defaulteó en 2001.

Alberto Rodríguez Saá
Alberto Rodríguez Saá | Cedoc

El gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá, fue el único de los 24 mandatarios provinciales que se negó a compartir solicitada este lunes 4 de mayo. El objetivo de la publicación era respaldar la oferta que el gobierno le había hecho a los bonistas para reestructurar la deuda externa. Más enfocado en la flexibilización de la cuarentena que desde esta semana comienza en territorio puntano, Rodríguez Saá se muestra reacio a reconocer la legitimidad de la deuda externa.

La decisión cayó mal en la Casa Rosada. El oficialismo esperaba mostrar un frente unido sin ninguna fractura o excepción. "Venía enojado por los problemas de los argentinos varados en el país", afirman cerca de Alberto Fernández. Lo dicen con una mezcla de resignación y malestar, frente a la actitud que tomó El Alberto.

La rebeldía del gobernador puntano a su vez reavivó el malestar en una relación zigzagueante: la que mantiene con su hermano, el senador nacional Adolfo Rodríguez Saá. A lo largo de los últimos años, el vínculo entre ambos pasó de fraterno a pésimo en sucesivas oportunidades. La inquina los llevó a enfrentarse en las elecciones del año pasado. La competencia por la gobernación entre ambos indujo "Al Adolfo" a coquetear con el macrismo, por vía de Miguel Ángel Pichetto, mientras le reprochaba a su hermano el vínculo con el kirchnerismo. Alberto ganó la reelección en junio pasado con el 42% de los votos y Adolfo quedó tercero, con 22%.

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"Es tiempo de acompañar, no de impedir. Es tiempo de asumir todos unidos nuestro compromiso por una Argentina mejor", plantea un texto firmado por el Rodríguez Saá senador. Se trata de una referencia elíptica a su hermano, el gobernador. Paradójicamente, Adolfo fue el presidente exprés que, en diciembre de 2001, declaró que no se pagaría la deuda externa.

Ahora, sin nombrarlo, el senador le apunta a la frente del único mandatario que se excluyó de la solicitada publicada en los medios nacionales. "La deuda externa de nuestro país pasa por un inevitable proceso de renegociación, una compleja situación que merece una mirada de acompañamiento, sin especulaciones, sin personalismos, sin mezquindades", le achaca.

La solicitada firmada por los 23 gobernadores, incluidos los opositores y no alineados, planteaba: "Las fuerzas políticas en su conjunto tenemos que hacer el mayor esfuerzo posible y dar todo el apoyo para que Argentina pueda redefinir sus compromisos de forma sostenible de modo de poder cumplir con sus obligaciones y evitar la cesación de pagos o default", sostuvieron los gobernadores en el texto.

El gobernador evitó hacer declaraciones para justificar su omisión. Alberto Rodríguez Saá prefirió concentrarse en la dinámica de su provincia, que a partir de de este martes 5 de mayo aflojó algunas restricciones de la cuarentena.

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La provincia habilitó el comercio minorista, las profesiones liberales y los servicios técnicos. Los locales del centro de la capital puntana abrieron sus puertas: en la zona de la peatonal, alrededor del 70 por ciento de los comercios volvieron a ponerse en marcha. Incluso la Policía tuvo que pedirle a las personas que no generaran aglomeraciones.

El Comité de Crisis autorizó en total ochenta rubros minoristas. La jefa de Gabinete, Natalia Zabala Chacur destacó que las actividades autorizadas deben contar con el aval previo del Comité de Crisis, cumplir los protocolos establecidos, respetar la atención de acuerdo al número de documento de los clientes y realizar horario corrido de 9 a 17.

"Estamos dando un paso chiquito, pero enorme. Vamos a ser una de las primeras provincias que habilita estas actividades, tenemos que mantener el estatus sanitario que tenemos hasta ahora con solo 10 casos de coronavirus y todos dados de alta", remarcó Alberto Rodríguez Saá el sábado pasado.

Sobre su postura díscola, prefirió no hacer declaraciones. La Casa Rosada, pese a su desaire, espera sumarlo para mostrar unidad frente a los bonistas privados en una semana clave para evitar el default.

 

AF/AB/FF