La provincia de Corrientes se convirtió, de la mano de reelecto gobernador Ricardo Colombi, en la inesperada cuna del renacimiento de la UCR, en especial, a semanas de las elecciones de octubre. El diputado nacional Ricardo Alfonsín, sumado a las palabras del presidente del partido Mario Barletta, se mostró eufórico ante el triunfo del domingo.
Desde su casa y con una voz seriamente afectada por un fuerte cuadro gripal, Alfonsín respondió a la preguntas de Perfil.com. Respecto de qué representa el triunfo de Colombi para el partido, explicó: "Es importante para el partido pero más aún para Corrientes. Representa el crecimiento y la seriedad del manejo del Gobierno provincial".
"Es una prueba de que la gente está aprendiendo a manejarse con autonomía. El Gobierno nacional discriminó a la provincia de Corrientes desde que Colombi abandonó la concertación K, lo puso en una situación económica complicada. Por eso hay que recorrer Corrientes para ver la cantidad de obras que el gobernador hizo con el dinero enviado por el Gobierno nacional", detalló.
Hace días, Alfonsín había expresado que la UCR, en el corto plazo, no se iba a poder presentar más como un partido separado, como uno de los cuadros principales, sino que iba a tener que participar forzadamente en un frente. Se le preguntó si cambió esta percepción a partir del resultado obtenido por Colombi.
"En realidad en Corrientes se trató de un frente. Insisto en que difícilmente podamos volver a la pugna del bipartidismo a nivel nacional. Tendremos que trabajar con partidos afines para evitar un triunfo del oficialismo y al mismo tiempo la reinstauración del noventismo", apuntó.
El legislador de la UCR escribió esta semana en sus redes sociales que "el falso progresismo del oficialismo podía terminar perjudicando a las concepciones genuinas, republicanas y democráticas de centroizquierda". En diálogo con este medio amplió que "con la falsa idea progresista que instaló el Gobierno, los platos rotos los puede llegar a pagar no sólo el propio Gobierno sino la idea progresista verdadera, y a raíz de esto es que se percibe un intento de avance desde la derecha".
"El Gobierno ha tenido éxito en su pretencion de instalar en la sociedad su idea de progresismo. Pero no alcanza con la intervención del Estado para llamarse progresista. Le faltan valores sustanciales. Es un pseudoprogresismo lavado, ineficiente, le faltan valores de transparencia, respecto a la instituciones, tolerancia, diálogo. Y sobre todo no hay que confundir interés del partido con interés del Gobierno".
"Fueron muy ineficientes", concluyó Ricardo Alfonsín.