Las planillas del Departamento de Operaciones Estructuradas de Odebrecht son la prueba cabal de que la constructora no dejaba nada al azar. La compañía montó una estructura paralela para administrar el dinero destinado al pago de sobornos en Brasil y otros once países, y llevaba una prolija contabilidad de todos los pagos indebidos que repartió por el mundo, de Estados Unidos a Argentina, desde Panamá hasta Africa.
Dos mujeres fueron las encargadas de gestionar día a día esos pagos: las secretarias María Lucía Tavares y Angela Palmeira. Sus alias en la organización eran “Tulia” y “Tumaine”. Para programar y ejecutar los pagos, llevaban un registro en planillas –cuyo contenido revelan hoy PERFIL y el colectivo Lava Jato Investiga– con un programa encriptado. Ambas mujeres tenían el cargo de secretarias y trabajaban para Fernando Migliaccio da Silva (48), alias “Waterloo”, el encargado de gestionar los pagos de sobornos a políticos brasileños y extranjeros, de acuerdo con los documentos de la Policía Federal de Brasil y los testimonios de Tavares.
Los planillas, obtenidas gracias a un trabajo periodístico colaborativo con la participación de veinte periodistas de 11 países, forman parte de la causa judicial en Brasil.
En estos documentos quedó registrado cuánto dinero recibían en cuotas los funcionarios y políticos sobornados. Cada destinatario tenía un alias asignado, al igual que los miembros del sector y los operadores financieros que movilizaban los pagos. Las planillas muestran las fechas en que debían ejecutarse los pagos, quiénes los ordenaron, por qué obra estaban destinados, a qué intermediarios había que entregar el dinero y en qué ciudad se pagaban.
Una de las pruebas que demuestra la veracidad de estas planillas es que fueron enviadas por correo electrónico entre los miembros de Operaciones Estructuradas, el departamento de coimas de la empresa. Las secretarias las enviaban a Migliaccio para su aprobación final. Angela Palmaeira usaba la dirección de e-mail [email protected], ya que su alias era Tumaine. Su compañera, María Lucía Tavares, alias “Tulia”, utilizaba [email protected]. Drousys era uno de los sistemas encriptados que utilizaba el área de coimas de la empresa para comunicarse.
Todo estaba pensado para que el dinero diera varias vueltas de calesita hasta llegar a la ronda final. El dinero se transfería a financieras, a cuentas a nombre de sociedades off shore y luego los doleiros o cueveros los entregaban en efectivo. Pasaban por unos cuatro estamentos hasta llegar al destinatario final. Así lo relató Migliaccio, Waterloo, en su confesión ante los fiscales brasileños el 14 de octubre de 2016; y otro arrepentido con quien trabajó en el área de coimas: Luiz Eduardo Soares, alias “Tushio”.
“Tuta” es el alias de uno de los doleiros o cueveros encargados de conseguir el efectivo para pagar las coimas. Las secretarias eran las encargadas de contactar a Tuta y el resto de los cueveros e informarle a quién debían pagar. Migliaccio dijo a las autoridades de Brasil que no sabe la verdadera identidad de Tuta.
Tuta tenía un amplio espectro a cubrir: era el responsable de entregar los pagos en efectivo en Belho Horizonte, Brasilia, Río de Janeiro, San Pablo hasta Montevideo y Buenos Aires, según contaron Migliaccio y Soares, alias Toshio.
Las secretarias María Lucía y Angela entregaban a los doleiros las direcciones, contactos y contraseñas para hacer efectiva la entrega del dinero en efectivo. Cada pago tenía una contraseña. Por ejemplo, al argentino “Duvidoso” se le asignó en distintas oportunidades las contraseñas “temblor”, “chocolate”, “sombrero”, “flores” para ser utilizadas cuando recibiera el dinero en efectivo que los doleiros les hacían llegar en reuniones en hoteles y restaurantes.
María Lucía declaró ante las autoridades de Brasil que cada pago estaba vinculado a una obra, como en el caso de “dutos argentina” o “refinería YPF”, o a un ejecutivo de Odebrecht, como “DS FF Mercado”, por Flavo Faría. También dijo que los datos que usaban para llenar las planillas se los daba Migliaccio.