La exmandataria Cristina Fernández de Kirchner volvió a ocupar el centro de la escena en el Instituto Patria. Esta vez fue para recordar al expresidente venezolano Hugo Chávez y en lo que fue "todo un homenaje" divagó por diferentes temas: su aversión al segundo nombre (Elisabet), retos a Parrilli, habló de conspiraciones y estudios psicológicos.
El grito de "vamos Elisabet" la descolocó por breves segundos, pero Cristina rápida de reflejos se lo tomó con humor. "Algunos me lo dicen para mortificarme, porque piensan que no me gusta", arrancó para luego admitir que "mucho no le gustaba". Sin embargo, contó una anécdota en la que una señora la encaró: "¿cómo no te va a gustar si Cristina y Elisabet "son nombres de reina?". "Ahí me empezó a gustar un poquito más", afirmó en el Instituto Patria.
Autocrítica y conspiraciones. La expresidenta buscó ensayar una llamativa autocrítca sobre la derrota electoral y afirmó que fueron "ingenuos" ya que no advirtieron la "reacción de los sectores ultraconcentrados porque estábamos ocupados en que la mayor cantidad de argentinos pudieran seguir teniendo más derechos".
CFK indicó que los trabajadores, durante el kirchenrismo, lograron una participación "en el PBI del histórico 50/50, el mejor salario en dólares y de poder adquisitivo" de la región. Pero se quejó de que "los propios beneficiarios" no se dieron cuenta "porque comenzaron reclamos que convertían al gobierno como aquel que le sacaba cosas a ellos".
"Espero que se estén dando cuenta... un poco tarde", lanzó. La exmandataria aclaró que existió de parte de los "poderosos en lo económico y mediático un mecanismo para crear en algunos sectores un sentido común de hacerle confundir (a los ciudadanos) sus propios intereses".
"Creo hay mecanismos que han estudiado en la psicología de cada persona que han hecho que cuando uno logra progresar se desprendiera de lo colectivo y muchas veces puede voltear un proyecto que termina actuando contra uno mismo", reflexionó en una teoría conspirativa-sociológica.
Canas y críticas. Cristina afirmó que se suele reír muchos de "las memes" y puso como ejemplo uno del Arsat con una botella de aceite crítico de la actual gestión. También reconoció que no la escandalizan las críticas contra su persona ya que "si me hubiera enojado por las cosas que decían de mí".
En medio de su discurso, puso hizo referencia a Estela de Carlotto y habló de sus canas a modo de broma y enseguida aclaró: "Tengo canitas pero me las tiño con henna".
Reto a Parrilli y boinas. Sobre el final, Cristina criticó a su exsecreario general, Oscar Parrilli, porque le había pedido cambiar una gigantografía de Chávez que decoraba la escena.
"Había puesto una imagen del comandate de paracaidista y le dije no", explicó, sin embargo se dio cuenta de que no la había cambiado: "A esa (imagen) le dije que no", manifestó ya que quería una del excomandante señalando al horizonte.
"Es linda también pero es para otro momento", dijo. En medio de la descripción de la imagen que había pedido cambiar, la expresidenta bordeó una idea que despertó al público, aunque rápidamente recapacitó: "A veces hay que ponerse la boina"
Tras retractarse, reaccionó ante un grito de Hebe de Bonafini: "No tnego ganas de ponerme la boina, Hebe. Hay que tener las ideas en la cabeza, el corazón con la gente y lealtad con patria", cerró.