Después de mucho intentarlo, el empresario vinculado al kirchnerismo, Cristóbal López empieza a avanzar en el negocio del juego de la provincia de Buenos Aires, donde las empresas más fuertes (Boldt y Codere) hasta ahora lograban impedirle el ingreso. Según pudo averiguar PERFIL, el titular de Casino Club compró, o estaría en proceso de hacerlo, cinco salas de bingo.
Hasta el momento solamente administraba la sala de Los Polvorines, en el partido de Malvinas Argentinas. Ahora le sumaría al listado, en el que se incluye una docena de casinos y otras tantas salas de máquinas tragamonedas en todo el país, los dos bingos de Avellaneda, el de Florencio Varela, el de Olavarría y uno en la costa, que sería el de Pinamar.
La sección El Espía de PERFIL, en su edición del 26 de febrero, anticipó que el empresario, que desde el advenimiento del kirchnerismo amplió sus actividades al sector petrolero y de la construcción, compró el Bingo Avellaneda por 240 millones de dólares. La operación, además, la realizó junto a su socio Federico de Achával, con quien comparte la explotación de las tragamonedas del Hipódromo de Palermo, concesión que unos días antes de terminar su mandato Néstor Kirchner, les extendió hasta 2037.
Esa compra, en realidad, incluye no sólo el Bingo Avellaneda, cercano al Puente Pueyerredón, sino también el Alto Avellaneda (que se encuentra en el shopping homónimo) y el de Florencio Varela. Los tres pertenecen a la misma empresa, denominada AGG (Argentine Gaming Group). Sus dueños serían el grupo chileno Crown Casinos (con casinos en Neuquén) y Francis Raineau. Según pudo averiguar PERFIL, la operación ya está en la etapa de “due diligence”, proceso en el cual se realiza una auditoría contable para finalmente proceder a la compra.
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