Después de la derrota de Daniel Scioli en 2015 y sin entender el triunfo de Mauricio Macri, Santiago Cafiero se distanció de la política y abrió una librería en San Isidro. Se refugió allí y en una asociación civil que brinda asistencia social en La Cava, uno de los barrios más pobres del conurbano bonaerense. En aquel entonces no había 2019 posible, un Alberto Fernández presidente ni un Cafiero jefe de Gabinete.
Fue dos años después que el intendente de San Martín, Gabriel Katopodis, lo acercó a las filas de un Florencio Randazzo que sería candidato a senador por la provincia de Buenos Aires, espacio por el que conoció a Fernández. Desde ese entonces, Cafiero se convirtió en uno de los hombres más cercanos del ex jefe de Gabinete y conformaron el Grupo Callao, que contenía a dirigentes peronistas críticos del ultrakirchnerismo. Con Alberto reconciliado con Cristina, Cafiero comenzó a trabajar por la unidad.
Fue uno de los pocos que, días antes del anuncio público del 18 de mayo, supo que Fernández sería candidato presidencial. Desde entonces, Cafiero se convirtió en una de las personas de máxima confianza. “Hablá con Santi”, suele contestar Fernández quien lo eligió como jefe de campaña primero y como jefe de Gabinete de su gobierno. Si hay un primer albertista, ese título es para Cafiero.
Alberto presentó a sus ministros y les pidió que "se pongan a trabajar"
No es el único en el futuro gabinete. En noviembre, Vilma Ibarra pidió licencia en la Corporación América con el objetivo de sumarse al equipo de transición. Sin reuniones por el traspaso del poder, inmediatamente se metió de lleno en lo que será su rol a partir del 10 de diciembre. Alejada de la política, la exlegisladora vuelve en su papel de abogada. “Una abogada rigurosa”, “prolija” y “metódica”, como la suelen describir y por lo que Fernández la eligió como secretaria Legal y Técnica.
Dirigente del PJ porteño, Julio Vitobello será el secretario general de la Presidencia. Conoció a Fernández durante los '90, cuando fue jefe de Gabinete de la Secretaría del Interior y compartieron recinto en la Legislatura porteña entre el 2000 y el 2003. Acompañó a Fernández en la jefatura de Gabinete hasta que fue nombrado en la Sindicatura General de la Nación. En los últimos años del gobierno kirchnerista estuvo al frente de la Oficina Anticorrupción. Ahora acompañará a Fernández en uno de los cargos a los que el kirchnerismo suele darle mucha importancia. Los últimos en estar en ese lugar con Cristina Kirchner fueron Oscar Parrilli y Eduardo “Wado” De Pedro.
Uno de los primeros llamados de Alberto después de las elecciones de agosto en las que el sueño de la Presidencia comenzaba a cumplirse fue a Gustavo Béliz. Dejó el Banco Interamericano de Desarrollo para sumarse a su equipo. En estos meses estuvo a cargo de un nuevo armado del organigrama estatal y, desde el martes, estará en la secretaría de Asuntos Estratégicos.
“Hablá con Santi”, suele contestar Fernández sobre quien será su jefe de Gabinete
Nicolás Trotta encabezó los equipos técnicos que aglutinaron a los dirigentes que trabajarán en las distintas áreas de gobierno. El rector de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) será el futuro ministro de Educación. Conoció a Fernández en el 2001 cuando crearon la agrupación de Jóvenes K.
Cecilia Todesca es una de las integrantes del Grupo Callao que más confianza tiene con Alberto Fernández. Licenciada en Economía en la UBA, trabajará junto a Santiago Cafiero. Otra funcionaria que lo acompaña en todos los cargos es Marcela Losardo y esta vez no será la excepción.
Alberto le pidió a su compañera de facultad que se haga cargo del Ministerio de Justicia. Por último, otro de sus amigos es Claudio Moroni, al frente de Trabajo. El presidente electo logró que sus hombres y mujeres de máxima confianza estén en lugares claves del futuro gobierno.