El diputado Nicolás del Caño fue uno de los candidatos que con más nervios pasaron la noche del escrutinio. Intercalaba cigarrillos en la puerta del Hotel Bauen con prolongados momentos frente a la computadora en la que veía cómo cada nuevo dato confirmaba la sorpresa. Con 370.764 votos en todo el país, superó a Jorge Altamira, del Partido Obrero (PO).
Del Caño integra el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) desde los 15 años, cuando militaba en un colegio secundario de Córdoba. Con 34 –hoy tiene un año más– llegó al Congreso al dar la primera sorpresa de su carrera, como cabeza de lista del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) en Mendoza.
Tras un fuerte debate, el FIT decidió ir a internas. Del Caño lideró la lista de su partido, que enfrentó a los otros dos integrantes del FIT, el PO e Izquierda Socialista. Sus socios lo acusan de
hacer campaña con consignas moderadas, como el pedido de igualar salarios de jueces y políticos.
En su partido lo ven como un fenómeno que pudo ganar simpatías entre la “juventud precarizada”, porque trabajó en call centers y debió vender ropa para llegar a fin de mes. También destacan su acompañamiento a los conflictos por despidos en la fábrica Lear, y su presencia durante algunos de los enfrentamientos más duros con la Gendarmería en la Panamericana.
Más allá de las diferencias, la posibilidad de que la bancada de tres diputados nacionales del FIT se amplíe en octubre, cuando esperan estar disputando lugares en la Cámara baja en Capital, Buenos Aires, Córdoba y Mendoza, dependerá del desempeño de la lista que encabeza este joven dirigente.