El “plan Guzmán” de lograr una inflación anual del 29% quedó totalmente descartado esta semana, tras conocerse que la suba del costo de vida en el primer cuatrimestre fue de 17,6%, el nivel más alto desde 2016. Pese a pisar el dólar oficial, enfriar las tarifas y atrasar los salarios, la inflación acumulará en el año una suba que rondará entre 45 y 50%, según las consultoras privadas.
La inflación no sólo terminará este año por encima del objetivo oficial, sino que también se acelerará considerablemente en relación a 2020, cuando cerró en 36,1%.
En abril el Índice de Precios al Consumidor aumentó 4,1%, según informó el Indec. Con ese dato, en un tercio del año se consumió más del 60% de la meta establecida en el Presupuesto de 2021. Un informe de Ecolatina consideró que el 29% propuesto por Martín Guzmán y aprobado por el Congreso es “totalmente imposible de cumplir”. Matías Rajnerman, economista jefe de la consultora, aseveró que “la meta nació muy complicada”.
En tanto, LCG remarcó que para lograr el 29%, la inflación mansual debiera ser del 1,8% en los ocho meses restantes, algo que considera “imposible” dada la inercia inflacionaria. Guido Lorenzo, director ejecutivo de la consultora, considera que el “Plan Guzmán” quedó trunco. “Es muy difícil una trayectoria que te haga llegar a ese 29%. Ahora, esperar un 40% de inflación anual sería un buen resultado”, afirmó a PERFIL, al tiempo que estimó que estará por encima también de esa cifra, colocándose entre 45 y 50%.
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“Nosotros estimamos que estará alrededor del 45%, lo que implica una desaceleración en lo que resta del año”, consideró, por su parte, Rajnerman.
Precios relativos. El otro dato preocupante es la dinámica inflacionaria acompañada por un atraso de los precios relativos. “En 2018 y 2019, las aceleraciones inflacionarias permitían bajar las proyecciones de inflación a largo plazo porque se corregían las distorsiones. Hoy en día no está pasando eso. Es al revés”, afirma. “Estamos en un contexto donde la inflación es muy alta, mientras que el dólar oficial, las tarifas y los salarios suben muy lento. Este dólar, estos salarios y estas tarifas están garantizando que habrá más inflación el día del mañana”, agrega.
Alimentos. El nivel de la inflación no es el único dato preocupante para el Gobierno. El rubro alimentos y bebidas, el principal consumo de los sectores de menores recursos, continúa subiendo más rápido que el promedio. En abril, aumentó 4,3%, acumulando 18,7% en los primeros cuatro meses del año.
Ese dato explicaría la creciente tensión entre el Gobierno y los empresarios del sector, a los que el propio presidente Alberto Fernández advirtió por la inflación hace una semana. “No hay dinero que alcance para poner en los bolsillos de los argentinos si siguen aumentando los precios”, se quejó, durante el relanzamiento de la Tarjeta Alimentar.
En abril los productos que más subieron fueron la leche, lácteos y huevos; aceites, grasas y manteca; café, té, yerba y cacao; pan y cereales; y carnes y derivados.
Mayo y segundo semestre. Las previsiones de LCG y Ecolatina apuntan a que este mes habría un desaceleramiento del IPC, que staría entre 3,5 y 3,9%. “Con una política monetaria como está llevando adelante el Banco Central creemos que puede haber una fuerte desaceleración en el segundo semestre”, afirma Lorenzo.
Con elecciones legislativas en el último trimestre, la inflación, que crece más rápido que los salarios, amenaza las chances del Gobierno.
Mientras el dólar oficial continúa planchado y en “modo electoral”, las tarifas de servicios públicos no crecen sustancialmente y el poder adquisitivo se deteriora. “Los efectos de la inflación sobre el humor social son importantes. Así como las metas del Gobierno anterior no convencían y terminaron deteriorando la política monetaria, esto podría derribar la confianza en las promesas que hagan de acá en adelante el gabinete económico”, agrega Lorenzo.