Tras los violentos incidentes en Santiago de Chile entre estudiantes y policías, que terminó ayer con 874 detenidos, los jóvenes que vienen manifestándose desde hace dos meses rechazaron hoy una propuesta de reforma educativa del gobierno y anunciaron una nueva marcha para el martes próximo. Se trata, sin más, de una escalada más en un conflicto donde las dos partes han radicalizado sus posiciones.
Giorgio Jackson, uno de los líderes de los estudiantes, dijo que la propuesta del gobierno "no se acerca a las necesidades del país", mientras que el también dirigente estudiantil Patricio Contreras anunció una "convocatoria para el martes 9 a una movilización nacional", informó hoy la AFP.
Contreras afirmó además que pedirán que la marcha se realice por La Alameda, la principal avenida de la capital chilena, pese a que el gobierno anunció el miércoles que no permitiría nuevas protestas por dicha arteria, y luego de los incidentes que ayer dejaron tantos jóvenes detenidos y al menos una centena de carabineros (policías) heridos. Se trata de una cifra que dio oficialmente el gobierno de Sebastián Piñera, aunque no informó cuántos fueron los manifestantes lesionados.
"No queremos más compañeros heridos, sino que dejen marchar al hombre libre por la Alameda porque es así como se debe vivir en democracia", sostuvo Contreras. "Seguiremos movilizados", dijo por su parte Camila Vallejo, presidenta de la Federación de Estudiantes de Chile (Fech).
El gobierno presentó el lunes una propuesta de 21 puntos que incluye consagrar en la Constitución el derecho a una educación de calidad, pero sólo acoge parcialmente el reclamo de acabar con el lucro en la educación, una de las principales demandas de los estudiantes.
Los estudiantes confirmaron además un plazo de seis días (a contar desde ayer) para que el gobierno entregue una nueva propuesta, emplazamiento que ya ha sido rechazado por las autoridades quienes llamaron a los estudiantes a deponer las protestas.
Tras dos meses de protesta, el clima se polarizó de manera definitiva tras la prohibición anunciada el miércoles por el gobierno de una marcha de estudiantes el jueves y la decisión de éstos de mantenerla, todo lo que derivó en violentos incidentes de ayer. Por la noche, centenares de personas salieron expontáneamente a sus balcones y a las calles para hacer sonar sus cacerolas con cucharas de metal en una protesta que se fue extendiendo en diferentes barrios de la capital chilena, según reproducían radioemisoras locales.
Como símbolo de ese ambiente más polarizado, este viernes estudiantes, profesores y activistas de derechos humanos presentaron una querella en un juzgado de Santiago contra el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, a quien responsabilizan de "haber prohibido las marchas y del excesivo uso de la fuerza" de la policía.
Por su parte, el presidente Sebastián Piñera hizo un llamado a los estudiantes para retomar el diálogo desde su cuenta de Twitter. "Los invito a dialogar y aportar para una educación de calidad. Es tiempo de construir y buscar acuerdos", afirmó el mandatario.
Precisamente Piñera ha sido uno de los grandes perjudicados por las protestas, y su aprobación cayó a un histórico 26%, según la encuesta semestral del Centro de Estudios Públicos (CEP) difundida el jueves y que lo convirtió en el mandatario con peor evaluación desde el retorno a la democracia en 1990.