Como antídoto frente a la monocandidatura de Daniel Scioli por el Frente para la Victoria, La Cámpora fantasea con resurgir como una especie de neo-Cámpora. Algo alejada del poder estatal, al menos del que hasta ahora proveía maternalmente Cristina Kirchner, la orga cristinista pretende consolidar un bloque parlamentario propio y multiplicar su (escaso) peso territorial, ganando algunas intendencias bonaerenses. Ahora busca sumar intendentes afines y cooptar a las agrupaciones K chicas.
“Que se bajara Florencio Randazzo hizo lugar para todos y nos evitó tensiones”, revela un funcionario de la orga presidencial. La Cámpora es fiel a Cristina, y por lo tanto está obligada a no tomar partido entre los precandidatos a la Gobernación bonaerense, Julián Domínguez y Aníbal Fernández.
Resignada a que Scioli sea el único candidato presidencial K, la agrupación se concentra ahora en el juego propio. Apunta a consolidar su capital político, frente al aparato estatal que manejará el próximo presidente. Así se prepara para dos posibles escenarios: uno de fricciones con Scioli o uno de confrontación directa con Mauricio Macri.
Con Axel Kicillof, Wado de Pedro y Máximo Kirchner como candidatos más visibles, la Presidenta influyó para que el camporismo encabezara las listas para diputados en siete distritos: Capital, Buenos Aires, Santa Cruz, Santa Fe, Río Negro, La Pampa y San Luis.
A partir de esa decisión, entre los camporistas se entusiasman con superar un bloque de treinta diputados, entre propios y aliados, y convertirse en una especie de primera minoría en la Legislatura bonaerense.
Hasta pocas horas antes del cierre de las listas, De Pedro, Larroque y Carlos Zannini estuvieron reunidos en la oficina que ocupaba el desplazado operador Juan Carlos “Chueco” Mazzón.
Desde ahí a su vez se empujó el reparto de candidaturas a intendente para camporistas puros (Julián Alvarez en Lanús, Juan Ustarroz en Mercedes y Hernán Letcher en San Martín) o amigos ideológicos, como Ariel Sujarchuk en Escobar y Juan Zabaleta en Hurlingham, entre otros. “Nos vamos a ir con algo más de poder del que teníamos en el Conurbano”, asegura uno de los anotados.
La Cámpora además espera sumar por default a las orgas con menos espaldas del submundo K, como Miles, Descamisados o el Frente Transversal. De los intendentes en funciones que apuestan a ser la expresión territorial del cristinismo, el jefe municipal Juan Patricio Mussi ya hizo su declaración de fe: “La Cámpora en Berazategui tiene al intendente”, se autobautizó en pleno acto. La orga conducida por Máximo Kirchner apuesta a que no sea el único intendente en salir del clóset del peronismo.