Los sectores sindicales que aún trabajan por un acuerdo que contenga la creciente tensión social demandan del Gobierno una postura más dura frente a los despidos. También reclaman un gesto político de apoyo a un esquema de paritarias abierto, que algunos definen incluso como “de mes a mes”. Además, suman el reclamo de un presupuesto que no incluya mayores golpes al salario de trabajadores activos y pasivos. Este sector, que cuenta con el peso mayoritario en la CGT, endurece día a día sus demandas ante la creciente presión de los disidentes más duros y al ritmo del deterioro de todas las variables económicas.
Tras el paro y la publicación de índices de pobreza y desempleo en crecimiento, los dirigentes dispuestos a tender un puente con el oficialismo, más allá de las duras críticas que ventilan en público, creen que hace falta una respuesta política contundente. Y advierten que si los gestos no llegan pronto el frente gremial se hará cada vez más tormentoso.
La clave, para muchos dirigentes, es reeditar la Mesa de la Producción y el Trabajo, que lanzó el Gobierno en 2016 y que terminó, desde la perspectiva sindical, en la nada. Adjudican ese fracaso a la falta de voluntad política del oficialismo a la hora de hacer cumplir el acuerdo al sector empresario. Por eso, creen que la clave para su éxito está en que las autoridades asuman la gravedad de la situación y decidan, esta vez sí, hacer valer su poder frente a quienes forman precios y definen despidos.
“El Gobierno tiene capacidad de apretar al sector empresario, no hace falta una ley anti-despedidos, tiene que hablar políticamente con ellos”, graficó un dirigente de primera línea de la central, al ser consultado sobre las condiciones que permitirían reabrir un diálogo que, aseguran todos, hoy está cortado. En el caso de la negociación salarial, quien dio la definición más clara fue el triunviro Héctor Daer durante la conferencia de prensa del martes pasado: “Las paritarias las estamos debatiendo mes a mes”.
Su gremio, Sanidad, firmó esta semana un acuerdo para el sector de “droguerías y laboratorios” que sumó al 20% acordado tres aumentos sucesivos del 5% para octubre, noviembre y diciembre. Además, fijó una cláusula “gatillo” a partir de enero, que permitiría adecuar la suma a la inflación. Incluso el gremio que aparece como la referencia que propone el gobierno, Comercio, incluyó una revisión para noviembre al acuerdo firmado este mes, que prevé un plus del 10% al acuerdo original del 15%.
Otra paritaria que muestra la estrategia del Gobierno es la del sector ferroviario. La Fraternidad, La Unión Ferroviaria, Señaleros y el sindicato de jerárquicos acordaron un paro para el próximo martes en protesta por la oferta del 25% que sostiene el Gobierno.
Ante el corsé del 25% que parece impulsar el Gobierno, la demanda cegetista hoy es que las autoridades respalden un esquema abierto como el que logró Daer para Sanidad o favorezcan un ajuste más acorde con la inflación, a través de un fuerte gesto político. Un dirigente de peso, que representa uno de las actividades más afectadas por la crisis, indicó que una salida podría ser un decreto que permita recuperar parte del poder adquisitivo entre los sectores más golpeados.
Para lograr este tipo de medidas, cinco gremialistas consultados por este medio coincidieron en remarcar que no alcanza con las mesas sectoriales que promueve el secretario de Trabajo, Jorge Triaca, y adoptó el flamante ministro de Producción, Dante Sica. Además, insisten en que no quieren participar de una mesa “bilateral”. Quieren que el Gobierno los siente junto a los empresarios y, a diferencia de lo que ocurrió en 2016, laude en favor de algunas de sus demandas más urgentes.
Algunos dirigentes creen que hay una puja entre los dos funcionarios, que sus voceros niegan enfáticamente. De hecho, le adjudican a acciones de Triaca el fracaso de un encuentro con Sica pautado en la previa del paro que debía realizarse en Sanidad. Cuando se consultó al triunvirato por las internas sindicales, Carlos Acuña pidió que se miren antes las internas que tiene el propio Gobierno. Se refería justamente a este caso.
Otro ítem que preocupa es el del presupuesto. Algunos de los temas que más preocupan son los fondos para las jubilaciones y la posibilidad de que el Gobierno introduzca cambios como el que se propone para eliminar la exención de ganancia, lograda por gremios en algunas provincias.
Esta es la cara más amigable que encuentra el oficialismo. Sus opositores internos, que en la mayoría se han volcado al armado que lidera Hugo Moyano en el Frente Sindical para el Modelo Nacional, ya descreen de cualquier tipo de acercamiento al Gobierno y militarán activamente para que el “presupuesto del FMI” no se aprobado.