En algún sentido, Elisa Carrió y Ricardo López Murphy son la antítesis de Macri y Scioli. Al revés de lo que recomienda el asesor de Macri, Durán Barba, ellos son confrontativos, no les escapan a las definiciones y hacen política al estilo clásico.
Y al igual que Macri y Scioli, también son parecidos entre sí comenzando porque ambos salieron del radicalismo.
Un diagnóstico superficial podría concluir que López Murphy era demasiado de derecha (como decía Alfonsín) para seguir en la UCR, lo que su alianza con Macri vendría a confirmar. Probablemente el propio López Murphy cayó en esa trampa conceptual y hoy se encuentre más incómodo que a gusto en el PRO.
Otro diagnóstico del cisma que representó para el radicalismo la pérdida de Carrió y López Murphy no pasa por la frontera entre derecha e izquierda sino por la que separa populismo y republicanismo.
Desde esa perspectiva, Carrió y López Murphy tienen más posibilidades de juntarse que la que tiene López Murphy de continuar con un Macri aliado del duhaldismo. Ese es el sueño de Lilita. Esa es la pesadilla de López Murphy.