Un ejército de guardias privados, funcionarios de la Aduana, señores de camisa abierta y cadenas de oro colgando en el pecho recibieron el jueves a los oficiales de la Policía Metropolitana que buscaban junto a funcionarios del juzgado de María Servini de Cubría un cargamento de pseudoefedrina, una sustancia utilizada como precursor químico de drogas de diseño.
La tensión creció al punto tal que la Justicia debió pedir refuerzos a la Metropolitana para poder hacer cumplir la orden. Parecían superados en número. Los guardias de la terminal -que funciona como un depósito de la mercadería que ingresa a Ezeiza- se comunicaban permanentemente entre ellos a través de sus handies y otro grupo, integrado por funcionarios de la Aduana, intentaban frenar el ingreso de la policía al lugar. Así lo relataron a PERFIL testigos directos del operativo.
La Justicia ahora quiere saber a quién iban dirigidos los 10 barriles en Paraguay, donde el negocio de los carteles mexicanos -drogas de diseño- se trasladó de llenó después de 2008. Fue cuando se descubrió un laboratorio de metanfetaminas dirigido por el mexicano Jesús Martínez Espinoza. El empresario se fugó, se estableció en Asunción y luego fue detenido en 2009 y extraditado por pedido de la Justicia argentina.
Pero Martínez Espinoza no es el único que migró el negocio. La jueza Servini de Cubría quiere saber si la sustancia estaba destina a la organización de Ibar Esteban Pérez Corradi en la Triple Frontera.
La ministra Patricia Bullrich dijo ayer que “en mayo de este año la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) había avisado” a la Aduana que en un depósito de Ezeiza se encontraban una docena de barriles de efedrina. Pero la información quedó entre la PSA y la Aduana, y nunca llegó a la Justicia. Gómez Centurión sostiene que la Aduana de Ezeiza nunca le informó que contaba con esa información.
Otro punto que la jueza deberá establecer es porqué el cargamento permaneció cinco años en ese depósito del aeropuerto; por qué las autoridades no lo ingresaron antes al área de rezago para su destrucción; por qué no lo denunciaron.
La sustancia había sido traída desde Francia por una empresa paraguaya y estaba en tránsito en Ezeiza desde el 11 de junio de 2011. Debía ir a Asunción, pero los importadores no la reclamaron. El Código Aduanero establece que las importaciones que no son reclamadas al mes de su ingreso al país deben ser destruidas. Junto con el cargamento, la documentación relativa a sus dueños también iba camino a ser destruida.
El hecho también probaría que la Argentina siguió siendo país de tránsito de los precursores químicos utilizados por los carteles mexicanos. El Ejecutivo prohibió en 2008 la efedrina -en realidad la limitó a ínfimas cantidades- pero no reguló de la misma forma a la pseudoefedrina, que siguió entrando legalmente al país en cargamentos que muchas veces superaban los mil kilos, según los informes de la Aduana.
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