Desde la pequeña agrupación que representa en el sindicato de los trabajadores portuarios de Dragado y Balizamiento, Juan Carlos Schmid lideró la reconstrucción de la Confederación Argentina de los Trabajadores del Transporte (CATT), que agrupa a 250 mil trabajadores. Ahora va por el premio mayor: Hugo Moyano y la mayoría de los dirigentes de la CGT Azopardo lo eligieron como su candidato a la conducción de la central unificada, que se formará el próximo 22 de agosto. No faltan contendientes, como Héctor Daer (Sanidad), el delfín de los “Gordos” de la CGT oficial que encabeza Antonio Caló. Tampoco detractores: con un estilo distinto a muchos de sus pares, Schmid habla muchas veces en términos clasistas y despierta resquemores entre algunos colegas. En una entrevista con PERFIL, anticipó que vienen tiempos de cambio y plantea la necesidad de un plan de acción político y sindical.
—¿Cómo es hoy la relación de las CGT con el Gobierno?
—Es una relación de tensión. Nosotros hemos planteado nuestras diferencias en el abordaje de los problemas económicos y sociales que trazó el Gobierno. Es cierto que hay diálogo y es una relación más institucional, pero está cargada de tensiones, porque no hemos coincidido en el abordaje de los problemas.
—Pero el Gobierno se comprometió a solucionar algunos problemas, como la deuda con las obras sociales…
—No se está cumpliendo con ese compromiso.
—Se habló de avanzar con el pago de $ 2.700 millones…
—Efectivamente. Pero, hasta ahora, no hubo novedades.
—¿Llega un tiempo de protestas, paros, planes de lucha?
—Estamos en un período en el que se debe producir una síntesis en la conducción. Después del 22 de agosto, tiene que haber alguna decisión que, más allá de las declaraciones, presente un plan de acción. Pero esto no se resuelve con un solo paro. Se resuelve con un plan de acción que contemple las protestas tradicionales con acciones en el Parlamento, con los sectores empresarios, con la Iglesia y con los plenarios regionales. Se necesita un conjunto de medidas que formulen la decisión orgánica del movimiento obrero de salir a confrontar un esquema económico con el que no coincidimos.
—¿Cómo debe ser el próximo liderazgo de la CGT?
—Hay que ocuparse más de los datos concretos que del estilo de liderazgo. Cae la actividad económica, algo que se expresa en despidos. Sigue la retracción del consumo y la pérdida del poder adquisitivo por la inflación. También van a volver sobre fin de año los problemas con Ganancias, que afectan el poder de compra de muchos trabajadores. En el otro extremo, crece la precariedad y el 70% de las jubilaciones está por debajo del salario mínimo vital y móvil.
Los gremios apuntan contra las políticas económicas de Macri
La mesa de unidad de la CGT, que conduce el proceso que se completará el próximo 22 de agosto, con la elección de una nueva conducción, prepara un documento con señalamientos al Gobierno y adelantó el encuentro de los secretarios generales. Con este y otros gestos, pretende mostrar, en el inicio del segundo semestre, su disconformidad con la situación económica y algunos problemas sectoriales, como el retraso en el pago a las obras sociales.
El próximo 4 de agosto, se realizará en el edificio de la calle Azopardo un encuentro de secretarios generales, que podría ser ampliado a las delegaciones del interior. En paralelo, se trabaja en un documento que presentará críticas a la dirección económica del Gobierno. El objetivo será elevar los decibeles sin esperar a la formación de una nueva conducción en la CGT.
La idea no es quebrar puentes ni romper los canales de diálogo abiertos. Pero sí apuntalar un discurso crítico. Por el momento, no hay una respuesta a las invitaciones de las dos CTA y sectores del justicialismo, como intendentes del conurbano bonaerense para realizar medidas de protesta conjunta.