El “círculo rojo” es sin dudas uno de los conceptos más enunciados por los funcionarios del PRO, sobre todo en las reuniones donde se planifican decisiones clave. Alude, explican ellos, a ese cristalizado colectivo de líderes de opinión y círculos de influencia del país. El concepto siempre sobrevuela en las mesas macristas donde se analiza cómo “transmitir” los ejes de la gestión.
Si bien es una noción que suele usarse en diversos ámbitos de la política, fue el asesor ecuatoriano de Macri, Jaime Duran Barba, el primero que la popularizó dentro del PRO. Buscaba diferenciar a aquellos que toman decisiones y forman opinión de los vecinos. Dividir al electorado entre aquellos que influyen y los que no. Con una vital salvedad: los votos vienen, precisamente, de los que no están en el círculo.
Quien la adoptó casi como un mantra en infinidad de reuniones fue Marcos Peña, secretario general del Gobierno porteño y uno de los hombres de mayor confianza de Mauricio Macri.
Hoy, de hecho, es uno de los que se encargan de acercar y coordinar con Macri reuniones con algunos de los integrantes de ese caliente anillo de influencia.
Parte del ADN del PRO fue escrito dentro de ese círculo rojo. De allí brotó la mayoría de los funcionarios de peso del macrismo: ex gerentes de compañías importantes, con profundos vínculos con sectores empresariales.
A esos mismos “titulares” –como diría Cristina Kirchner– se refirió Macri en la entrevista que publicó PERFIL en su última edición como impulsores de un pacto del macrismo con el sciolismo y el massismo. “El círculo rojo es una elite”, sintetizan en la cúpula del PRO, y aclaran que son aquellos súper informados que leen en detalle los diarios temprano, que siguen los programas de política, que están pendientes de las decisiones gubernamentales.
Pero el círculo también se refiere a los empresarios que han mantenido o mantienen un estrecho vínculo con los funcionarios del macrismo, como con los principales candidatos de otras fuerzas del arco político. “Son los líderes de las Cámaras que representan a los diversos sectores de la economía”, sintetiza un ministro de Macri.
¿Quiénes serían? Empresarios de sectores como la construcción, la industria, la energía y el transporte. Varios funcionarios del macrismo suelen referirse a los mismos nombres: Jorge Brito (de la Asociación de Bancos), los empresarios que tienen obras y contratos en la Ciudad, como Aldo Roggio (subtes), Amadeo Riva y Horacio Crivelli (construcción), Enrique Pescarmona y Gabriel Romero (empresas de recolección de residuos) y, claro, Paolo Rocca (de Techint). No hay que olvidarse de los dueños de los grandes medios de comunicación, donde priman los emisarios del Grupo Clarín.
Cerca de uno de ellos, lo ilustran: “Son veinte o treinta empresas que manejan la economía de la Argentina, que se encuentran en todos lados, juegan al golf, comparten cumpleaños y reuniones”.
Uno de los ministros de mayor confianza de Macri recuerda que el círculo rojo nunca discrimina por la ideología: “Mauricio habla con los mismos empresarios que se sientan con los demás políticos, como Scioli, Massa o De la Sota”.
Está claro. Son, desde hace décadas, aquellos que trascienden la gestión de cualquier intendente, gobernador o presidente.