Mauricio me sugiere, pero las decisiones las tomo yo”. Patricia Bullrich sabe que el apoyo de Mauricio Macri es una fortaleza política hacia el interior del PRO, pero hacia el electorado general podría ser un desventaja.
En ese marco, el expresidente pasa su peor momento con Horacio Rodríguez Larreta, a quien acusa con furia de querer “entregarle la Ciudad a (Martín) Lousteau” y de faltarle a la verdad cuando se reúnen. Es más: asegura entre sus íntimos que en la última cumbre entre ambos en Villa La Angostura el jefe de Gobierno se había comprometido a mostrarle encuestas fidedignas que permitan trabajar sobre las precandidaturas provinciales, porteña y bonaerense. Según Macri esto no ocurrió nunca.
Con todo, el ex jefe de Estado también busca condicionar a la exministra de Seguridad. Esta semana estuvo dos veces con ella, una a solas, la otra con las figuras del PRO en Palermo. A veces Bullrich siquiera pone en su agenda los encuentros con él. Esta última reunión se dio en medio de una semana ajetreada para la precandidata presidencial donde estuvo en Córdoba en un acto con Luis Juez –y habló en el escenario mientras Larreta le daba un beso en la mejilla– y en Tierra del Fuego apoyando a la fórmula a gobernador del radical Pablo Blanco y el diputado Federico Frigerio.
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En este contexto, Macri ensaya propuestas a Bullrich de todo tipo, desde candidatos a dirigentes para sumar. Ella escucha atentamente, pero no acepta todo mansamente: suele decirle que “no” a muchos de sus pedidos.
Algunos de ellos tienen que ver con el deseo del creador del PRO de que pierda Larreta. Por caso, sostener a Jorge Macri como precandidato en la Ciudad para que sea el elegido del partido y tome el control del Gobierno porteño.
El otro es insinuar a sus interlocutores bonaerenses que lo ideal sería ir con un solo precandidato a gobernador de Juntos por el Cambio y que éste podría ser, incluso, Diego Santilli. Bullrich no está de acuerdo con ello: prefiere tener sus propios aspirantes en todas las categorías y, en el caso de intendentes, los llevará en su boleta si alzan su voz apoyándola.
No es que Macri de repente esté feliz con el “Colorado” sino que observa que parte del poder en la Provincia de Larreta pasa por esa candidatura a gobernador. De esto hablaron largo y tendido el domingo pasado a solas el precandidato presidencial y el diputado. Y fue ratificado en la semana por el jefe de Gobierno ante los intendentes: está dispuesto a una “V” (donde los intendentes lo lleven a él y a Bullrich), pero no una “Y” donde se comparte el candidato a gobernador.
Del otro lado, ya a la exministra de Seguridad le ocurrió que los intendentes se sientan con ella y le dicen: “A mí Mauricio me dijo que podíamos tener un candidato único a gobernador”. Bullrich responde seca: “Eso es lo que piensa él, yo no”. En un sentido más amplio, a la precandidata no le gusta nada cuando el expresidente se coloca en el rol de “padre protector” o quiere condicionarla. “No es cierto que le esté pidiendo ministros”, desafían cerca de ella a PERFIL. “Es una relación franca y directa. Macri se queja muchas veces y discuten todo”, agrega la misma fuente bullrichista.
En ese marco, por ahora Bullrich no le pedirá que se exprese públicamente a su favor camino a las PASO. Y no tiene pensado pedírselo en el corto plazo. En todo caso, si ocurre, lo harán de manera consensuada.
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Por ahora ambos prefieren que siga inclinando la balanza con gestos sin necesidad de un apoyo explícito. “Tampoco queremos que parezca que la está interfiriendo, ella tiene vuelo propio”, concluye una de las voces que más escucha la precandidata. Siquiera habrá fotos de ellos solos públicas en estos días.
El expresidente sigue activo y, aunque la semana que viene vuelve a Europa a dar una charla, intenta sumarle a Bullrich. Hace dos sábados, a solas con María Eugenia Vidal, le pidió que la ayude a la exministra de Seguridad y que, en todo caso, se sume a su gabinete si gana las PASO. Ministerio del Interior o de Desarrollo Social alcanzó a decirle. Vidal no tiene pensado seguir esa sugerencia: ya se lo había expresado, en otros términos, la propia Bullrich a comienzos de año.
Como sea, Macri sigue muy metido con el bridge, una pasión que lo distiende y volvió a preocuparse por los dolores de columna que le provoca el exceso de deporte, paddle y un poco de fútbol especialmente. Ya los chats sobre Boca Juniors y Racing que solían darse con Larreta no fluyen más.
Larreta, un beso y abrazo
El miércoles se dio una foto atípica: Horacio Rodríguez Larreta abrazado e incluso dándole un beso en la mejilla a Patricia Bullrich.
Fue por la tarde- noche cuando la precandidata presidencial llegó tarde al estadio Club General Paz, en Córdoba, donde se armó un gran acto para sostener la candidatura del senador Luis Juez a gobernador y del radical Rodrigo de Loredo a intendente por la capital. Allí, al llegar a destiempo, Larreta la invitó al escenario, pidió una arenga para ella y hasta la abrazó y besó sonriente. La imagen recorrió las redes sociales con dos espíritus: quienes festejaban la concordia entre los dos precandidatos más fuertes de Juntos por el Cambio y un sector de “halcones” que detestan al jefe de Gobierno y criticaban la actitud de concordia.
En ese mismo acto hubo cánticos a favor de Bullrich, pero también aplausos para Larreta, quien fue el primero en apoyar a Juez como candidato de JxC para la Gobernación mientras había resistencias internas.
