Luego de pedir un minuto de silencio en homenaje al fiscal Julio Cesar Strassera, Mauricio Macri habló durante 30 minutos en el que fue su último discurso como jefe de Gobierno porteño y en el que dio inicio a las sesiones ordinarias en la Legislatura.
Su mensaje estuvo marcado por la campaña de cara a las elecciones nacionales en octubre y por marcar diferencias de estilo con el kirchnerismo: pidió diálogo, dijo que hay que reconocer los errores y reiteró que la política debe estar al servicio de la gente.
Pidió la conciliación de todos los partidos políticos más allá de las diferencias de representación, agradeció a los opositores dentro de la Ciudad por “el diálogo y las críticas constructivas”, e hizo hincapié en la necesidad de “reconocer los errores”.
“Hoy es un día muy especial para mi porque es la ultima vez que voy a estar aqui sentado dando las palabras de inauguración de las sesiones ordinarias. Tengo una mezcla de sentimientos. Por un lado la alegria de todos estos años de trabajo,alcanzamos la mayoría de las metas que nos habíamos propuesto. Pero también nostalgia, porque empezamos a recorrer los ´últimos pasos de una etapa que fue maravillosa para mi, para mi equipo”, señaló. “Fue hace 7 años atrás. Parece que fue ayer que los invité a un sueño: transformar la Ciudad de Buenos Aires”, añadió.
“Los porteños nos dieron su confianza, creyeron en nosotros, en nuestro gobierno, en nuestra capacidad de transformar las cosas para que todos vivamos mejor. Le quiero decir a todos ustedes gracias. Gracias por dialogar, por compartir sus ideas”, sostuvo.
“No nos sentimos los dueños de la verdad. Jugar a que somos infalibles es vivir en un mundo irreal. Gobernar es decir la verdad, es cuidar, es poner a uno antes que a uno mismo”, señaló en una clara diferencia de estilo con el kirchnerismo y de cara a un año electoral, en el que Macri es candidato a presidente.
“Es un año muy importante para la democracia. Hay un ciclo que está terminando y otro por comenzar. Por eso sin importar quien gane las elecciones tenemos que entender que el Estado tiene que estar al servicio de la gente y no de los intereses de la política”, añadió.
Al igual que Cristina, enumeró algunos logros de gestión. "Cada una de las mejoras concretas es un éxito ganado. Como los chicos de primer grado que dicen sus primeras palabras en inglés, su primera computadora. O cada familia que puede dejar a su hijo en uno de los 54 centros de primera infancia. Como cada persona que viaja mejor y más rápido con el nuevo sistema de metrobús y ha revolucionado el sistema de transporte en la Ciudad de Buenos Aires. Ya son 600 mil las personas que los usan. Multiplicamos por 8 las cantidad de ciclistas. O la personas que ya no se angustian cuando llueve como la megaobra del Maldonado. Como cada pareja que después de pelearlo accedieron a su vivienda”.
“Si el próximo jefe de gobierno profundiza, Buenos Aires será una ciudad segura. Necesitamos contar con un servicio de policía integrado. Es fundamental que a partir del año próximo podamos lograrlo”, añadió sobre la seguridad.
“Si logramos todas estas mejoras no fue gracias a nosotros solos, sino a ustedes y a todos los vecinos que hicieron críticas constructivas. Más allá del partido que pertenezcamos todos deberíamos llevar una camiseta que diga lo mismo "que todos los argentinos puedan vivir mejor". Todos queremos un futuro mejor, pero ese futuro hay que construirlo. Se basa en la suma de nuestras potencialidades. Vivamos en el lugar del país que vivamos”, señaló.
En tono de campaña. El cierre del discurso, Macri reforzó su mensaje conciliador de cara a las elecciones: “Les quiero pedir a todos en este año electoral sin importar el partido político, que no bajemos los brazos, que demos el ejemplo que acá tenemos una democracia viva y que crece”, sostuvo. ”Estamos terminando una etapa. con mucha paz y tranquilidad y estamos listos para nuevos desafíos. Para nuevos y mas grandes desafios”, sentenció. Sus seguidores aplaudieron y comenzaron a corear: “Se siente, se siente, Mauricio Presidente.