Las dudas sobre la muerte de Alberto Nisman, ocurrida el 18 de enero de 2015 en su departamento de Puerto Madero, se instalaron desde el minuto uno. La primera pericia, realizada horas después del hallazago del cadaver por el Cuerpo Médico Forense, se había inclinado por el suicidio, por no encontrar pruebas de la participación de terceros. Sin embargo, al año siguiente, la causa pasó al fuero federal por decisión de la Corte Suprema y comenzó una nueva investigación con el objetivo de no "descartar ninguna hipótesis". Ya con Cambiemos en el Gobierno, el fiscal Eduardo Taiano le pidió a Gendarmería un peritaje interdisciplinario, que se publicó en septiembre de 2017 y concluyó que el extitular de la UFI - AMIA fue asesinado. A más de dos años de esa investigación, el Gobierno de Alberto Fernández pide revisar el informe, mientras el jefe de la fuerza Gerardo Otero pasó a retiro y algunos de los peritos estarían de licencia, según pudo saber PERFIL.
El trabajo del Cuerpo Médico Forense fue cuestionado desde un principio por la familia de Nisman, encabezada por su expareja Sandra Arroyo Salgado. En sus argumentos plantearon que la muerte del fiscal estaba estrechamente vinculada con su cargo y la denuncia que había presentado contra la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner. La pericia de Gendarmería, que sostiene la misma hipótesis que la familia del fiscal, fue cuestionada a su vez por el kirchnerismo y por el perito informático Diego Lagomarsino, exempleado de Nisman procesado como "partícipe necesario" del supuesto homicidio por haberle prestado el arma. Los puntos más cuestionados fueron los métodos utilizados en el informe para llegar a la conclusión de que Nisman no se quitó la vida sino que lo mataron.
La pericia de Gendarmería sostiene que la muerte del fiscal de la AMIA se trató de un homicidio en el que participaron dos personas que lo drogaron con ketamina y le dispararon para luego simular un escenario de suicidio. Mediante un cuestionado método matemático, determinaron que "la muerte se debería haber producido aproximadamente a las 2.46 del día domingo 18 de enero 2015". A diferencia del trabajo que hizo el Cuerpo Médico Forense, Gendarmería midió el potasio en el humor vítreo, un cálculo que se obtiene al aplicar como variables la edad de la persona y la temperatura ambiente. Los primeros peritos habían descartado ese método porque existen distintas teorías que llevan a diferentes resultados. Por eso, tomaron en cuenta la rigidez cadavérica, el estado del hígado y otros parámetros adicionales.
El trabajo de Gendarmería se realizó en un baño creado en la planta baja del edificio Centinela, sede que la fuerza nacional posee en el barrio porteño de Retiro. Las dimensiones fueron a escala real, es decir exactamente iguales que las del departamento de la torre Le Parc de Puerto Madero, lugar en el que hallaron el cuerpo con un tiro en la cabeza. En la réplica de ese espacio trabajaron unos treinta peritos, entre médicos legistas, expertos en criminalística, balística y papiloscopía; entomólogos, técnicos informáticos y acústicos, psicólogos y radiólogos.
El estudio también se centró en cómo quedaron distribuidas las manchas de sangre que se encontraron en el cuerpo del fiscal. A partir de este resultado, Gendarmería sostiene que Nisman habría sido colocado por dos personas en la posición rodilla a tierra —o de rodillas frente a la bañadera— al momento del disparo.
El informe de 400 carillas se contrapuso al del Cuerpo Médico Forense, que había descartado signos de un asesinato y se había inclinado por la hipótesis del suicidio. El primer peritaje sostuvo que Nisman se disparó parado frente al espejo con la pistola Bersa de calibre 22 mm y luego cayó de rodillas sobre la bañera. Ese mismo estudio sostuvo que no existía evidencia que demostrara que el fiscal hubiera sido drogado, ni tampoco la presencia de terceras personas en la escena. Además, se fijó la hora de la muerte entre las 8 y las 11 del domingo.
Los gendarmes
El exdirector nacional de Gendarmería, Gerardo Otero; el comandante mayor Orlando Caballero; el comandante principal Carlos Barrionuevo y el segundo comandante, Juan Leguiza, fueron los miembros de la fuerza que participaron del documental de Netflix para explicar los pasos que se siguieron durante la pericia.
En uno de los capítulos, Otero explicó: "Cuando se produjo el hecho, hubo una investigación anterior. Había una inconsistencia, entiendo yo, y por eso necesitaban sumar una nueva investigación de una institución que no había participado en ningún momento de ella. Gendarmería era esa institución". Para eso, y según relató Caballero, pidieron tres meses "para leer y analizar lo que se había actuado hasta ese momento. Nos instalamos en una sala especial: totalmente insonorizada y aislada de cualquier tipo de conexión a internet".
Con la llegada de la ministra Sabina Frederic al frente de la cartera de Seguridad, se solicitó la revisión de la pericia y se desplazó de su cargo a Otero, una medida habitual con el cambio de Gobierno. En su lugar llegó el comandante general Andrés Severino, abogado de 60 años que se desempeñaba como jefe de la Región III (que abarca los territorios de Córdoba, Mendoza, San Juan y La Rioja). El resto de los peritos involucrados en la investigación estarían de licencia, según relataron a PERFIL fuentes cercanas a Gendarmería.
Los repudios y apoyos
Desde el entorno de la ministra aseguraron a PERFIL que su objetivo es realizar "una revisión de los protocolos y estandarizarlos para las fuerzas" y, posiblemente, estará "a cargo gente del Ministerio, especialistas y el Cuerpo Médico Forense". Sin embargo, desde el anuncio, el Ministerio no avanzó con los trabajos.
"Lo que hizo Gendarmería si es tan científicamente correcto tiene la propiedad de ser verificable", expresó Diego Lagomarsino, procesado como partícipe necesario del homicidio de Nisman, por decisión del juez Julián Ercolini. En diálogo con TN, recordó que solicitó la revisión de la pericia "antes de que se haga la junta de Gendarmería. Pedíamos que participen también los que ya estuvieron, los que realmente tocaron el cuerpo de Nisman y estuvieron en el baño".
Otro de los que cuestionó el trabajo de Gendarmería fue el presidente Alberto Fernández quien, además de haber participado del documental dirigido por Justin Weber, expresó: "Tengo 35 años más o menos de profesor de Derecho Penal en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, yo nunca vi una pericia de esa naturaleza".
El cambio de discurso de Alberto Fernández sobre la muerte de Nisman
"Una pericia que determina cómo ocurrió un hecho sin haber estado nunca en el lugar de los hechos, yo nunca vi una cosa igual. Es necesario que advirtamos lo que pasó, por lo menos para que no nos vuelva a pasar. Lamento que se haya usado (a la Gendarmería) para esas cosas", agregó el jefe de Estado.
Patricia Bullrich, quien estaba a cargo del Ministerio de Seguridad cuando se realizó la pericia, consideró que la revisión que solicitó su sucesora es "una aberración" y "una barbaridad para la familia de Nisman y para el mundo".
"La Constitución dice que nadie puede aceptar cumplir una orden ilegal, así que lo que le debe contestar Gendarmería es que la orden se la debe dar un juez o un fiscal y que no van a aceptar una orden ilegal. Frederic no puede abrir un expediente que está cerrado porque sería juzgar a las mismas personas dos veces por el mismo hecho, algo totalmente contrario al Derecho y contrario a lo que ya vivieron los Gendarmes, que ya fueron muy investigados", concluyó.
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