POLITICA
La interna opositora

Recelos, el PJ y disputas de poder: la historia detrás de la crítica de Macri a Monzó y Frigerio

El ex presidente planteó que se equivocó en delegar en ellos las negociaciones políticas. La bronca de los dirigentes, la trama oculta de la pelea y el rol de Peña.

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MODERADOS. Frigerio y Monzó cerca de Larreta y sin descuidar Córdoba. | Cedoc Perfil

Ninguno de los dos estaba viendo la televisión. Es más: a ambos lo primero que les llegó a sus teléfonos celulares, es un recorte del video donde Mauricio Macri le planteaba a Joaquín Morales Solá en TN su crítica a haber delegado las negociaciones políticas en Rogelio Frigerio y Emilio Monzó.

Las palabras del ex presidente cayeron como un baldazo de agua fría para ambos, quienes venían dialogando con varios sectores de Juntos por el Cambio en el marco del futuro de la coalición opositora. De Horacio Rodríguez Larreta, pasando por María Eugenia Vidal hasta Patricia Bullrich – quien recibió un llamado de Nicolás Massot – la dupla venía trabajando para articular una estrategia a futuro.

Sin embargo, Macri irrumpió en escena. Mientras realizaba una autocrítica, planteó: “Yo delegué en mi ala más política con filoperonistas tanto en la Cámara de Diputados y los gobernadores; yo tendría que haber puesto el foco ahí porque claramente se jugaba mucho en la Argentina en poder convencer”. Ante esto, Morales Solá le respondió: “Se refiere a Frigerio y Monzó”, y Macri asintió. Sobre el final de su alocución, admitió que no sabía si él lo hubiera hecho mejor.

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El ex presidente Mauricio Macri

Sin embargo, la bronca se desató entre los colaboradores de ambos. El diputado nacional, y ex viceministro político del Interior, Sebastián García de Luca planteó un escenario de ruptura y fue el primero en salir a hablar: "Gracias a Monzó y Frigerio logramos tener las leyes más importantes y construir gobernabilidad durante los cuatro años de gobierno con enorme minoría legislativa y estructura política".

En rigor, ninguno de los tres está pensando en irse de Juntos por el Cambio. Fue lo mismo que le expresó Massot a Bullrich hace unos diez días. Pero las palabras de Macri generaron mucho enojo.

“Es el primer presidente que delegó la economía, la Provincia de Buenos Aires y la política. Es un misterio saber de qué se ocupó”, lo chicaneó ante PERFIL uno de los legisladores que responde a la dupla.

Apunten a Marcos

En ese marco, De Luca fue más allá y marcó diferencias: “La gestión y la estrategia política se definía en la Jefatura de Gabinete, sus ojos y oídos como Macri definió. No éramos nosotros quienes tomábamos esas decisiones, si participábamos desde nuestro rol lógico al que le dedicamos nuestra vida completa”.

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De hecho, el ex presidente no hizo mención alguna ni a Marcos Peña, ni muchos menos al tridente que conformaba con Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, los vicejefes de Gabinete y “controllers” del gabinete. Ya en 2018 Monzó repetía como un mantra: “Macri le dio la llave de la Casa Rosada a Peña”.

El año anterior se habían enfrentado duramente: el entonces omnipresente jefe de gabinete quiso desplazar a Monzó de la Presidencia de la Cámara de Diputados y ensayó variantes para ese cargo, desde Diego Santilli a Carmen Polledo. La mala sintonía intentó aplacarse en un almuerzo en La Recova antes del cierre de listas de 2017. Pero Monzó no volvió nunca más al esquema de decisiones. Solo formó parte de una “mesa” política con gobernadores pero sin que su voz tenga algún tipo de injerencia.

Por el lado de Frigerio, nunca fue tan crítico como Monzó pero, desde su rol de ministro político, se quejaba por lo bajo por la falta de resolución de conflictos de Peña y su equipo.

Para peor aún: en la entrevista Macri resaltó a dos diputados nacionales, Omar de Marchi, de Mendoza y Federico Angelini, de Santa Fe. Paradójicamente se trata de dos legisladores que el "ala política" siempre quiso impulsar. 

El origen

La poca empatía entre Macri y su “pata política” fue creciendo a medida que avanzaba el Gobierno. Ya los primeros meses de Cambiemos en la Casa Rosada, con la decisión del jefe de Estado de encapsular a Monzó a Diputados y dejarlo afuera de la “mesa chica” de decisiones, las peleas internas comenzaron a crecer.

En una cumbre en Olivos a mediados de 2016, ya es conocida la historia en el PRO de un enfrentamiento a los gritos entre el entonces secretario General de la Presidencia, Fernando de Andreis, y el propio Monzó. “Vos callate”, le gritó el diputado nacional, sacado, mientras hablaban del futuro político.

Macri estaba en la oficina de al lado y escuchó todo. De Andreis es mucho más que un hombre cercano para él: es parte de su familia y una suerte de “primo” de sus tres hijos mayores. También le cayeron pésimo al presidente las críticas de Monzó a la falta de apertura y a la estrategia de Jaime Durán Barba que fue vertiendo en los medios de comunicación, entre otros en PERFIL en noviembre de ese año.

 

Macri, entre autocríticas y culpas ajenas

 

Con todo, la idea que tiene Macri, y que plasmará en el libro que está terminando para fin de año, es que después de diciembre de 2017 hubo un quiebre en el vínculo con ambos dirigentes. En especial, cree que ambos fueron “ingratos” con él, quien los depositó en sus lugares de poder, y que no defendieron ni negociaron bien los temas que él quería llevar adelante.

Es más: a fines de 2016 un integrante clave del equipo de estrategia intentó convencerlo que Monzó estaba preparando una suerte de autogolpe para quedar como parte de la línea sucesoria en consonancia con un sector del PJ y hasta con el aval del kirchnerismo.

La otra visión

Por su lado, ellos piensan que, en no pocas oportunidades, le pedían, en vano, a Macri que se involucre de manera directa en las negociaciones. Amigos desde hace largos años, hoy socios en una consultora, Monzó y Frigerio se conocen de memoria y hasta bromeaban con muchos de los actores que rodeaban al presidente por su falta de conocimiento de los actores políticos de la entonces oposición.

Pero, creían, se necesitaba del presidente activo en la "rosca". Por caso, con el cambio de movilidad jubilatoria el entonces jefe de Estado no movió un dedo para acercar un voto hasta que, tras la lluvia de piedrazos, retomó las charlas con Massot. “Decime qué puedo hacer”, alcanzó a plantearle en vistas a una sesión que prometía ser convulsionada, casi tanto como la que se frustró por el caos que se produjo en la calle.

 

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Por su lado, Frigerio lidiaba con los gobernadores. La mayoría de ellos no tenían buena sintonía con Macri. A tal punto que, para fines de 2018, cuando se discutía el Presupuesto 2019, el ministro del Interior y el titular de la Cámara Baja planteaban a los diputados y gobernadores que tenían que sancionar el “Presupuesto de Emilio y Rogelio”.

Con la crisis de 2018, Frigerio presentó, al menos, dos veces su renuncia. A tal punto que la cartera de Interior fue parte de la negociación con la UCR. Hasta Ernesto Sanz se probó el traje. Por su lado, Monzó, ya para fines de año, le había pedido a Macri que lo deje ir a la embajada de España para dejar su banca y la conducción de la Cámara Baja anticipadamente. No ocurrió ninguna de las cosas.

Ya en plena crisis de 2019, Larreta y Vidal le propusieron a Macri que aleje a Nicolás Dujovne del manejo de la economía y a Peña de la ominipresente jefatura de Gabinete. El entonces presidente dijo que sí. Para reemplazar a Dujovne, Vidal dejó ir a Hernán Lacunza de su gabinete. Y para el cargo de Peña, el consenso interno lo tenía Frigerio. Un día y medio después Macri se arrepintió: dejó ir a Dujovne pero desistió de echar a Peña, quien había presentado su renuncia.

El problema de Mauricio presidente fue que nunca cumplió ningún acuerdo.  Nadie de la oposición quería sentarse con él a negociar nada. Tenía la palabra devaluada con todos los actores de la política”, acusa un diputado del riñón de ambos, de manera cruda. 

Con todo, tras las palabras de Macri hubo cruces de mensajes. A Frigerio y Monzó los sorprendieron, en particular, más que los dirigentes y gobernadores, los empresarios que se despachaban contra el ex presidente.