Tras el cierre de los comicios de este domingo 26 de octubre en las Elecciones Legislativas 2025, aumentaron las búsquedas y consultas sobre los sondeos electorales previos a la publicación del escrutinio provisorio. En la Argentina existen dos mecanismos principales que suelen utilizarse para estimar tendencias de voto antes de conocer los datos oficiales: los boca de urna y las mesas testigo.
Ambas herramientas ofrecen aproximaciones sobre cómo votó la ciudadanía, pero es clave entender que no son resultados oficiales, y que su precisión depende de múltiples factores, desde el tamaño de la muestra hasta la honestidad de las respuestas obtenidas. Tanto los boca de urna como las mesas testigo funcionan como instrumentos de medición temprana, aunque con metodologías muy distintas.
Sin embargo, la Cámara Nacional Electoral (CNE) establece una restricción estricta sobre su difusión. El artículo 71, inciso H, del Código Electoral Nacional prohíbe “publicar o difundir encuestas y proyecciones sobre el resultado de la elección durante la realización del comicio y hasta tres horas después de su cierre”. Dado que la votación concluye a las 18:00, los datos de boca de urna y mesas testigo recién pueden darse a conocer a partir de las 21:00 horas.
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Por esta razón, mientras circulan versiones o cifras extraoficiales en redes sociales, ninguna estimación puede confirmarse oficialmente antes del horario establecido por la Justicia Electoral. Las consultoras y partidos políticos suelen realizar sus propios relevamientos internos, pero su publicación pública está penalizada por ley.
Qué son las mesas testigo y cómo se elaboran
Las mesas testigo son una herramienta de medición interna utilizada por los partidos políticos para obtener una proyección temprana sobre los resultados electorales. A diferencia de los boca de urna, que se basan en encuestas a los votantes, las mesas testigo recopilan datos reales de las actas de escrutinio elaboradas en cada centro de votación.
Cada fuerza política designa fiscales partidarios en las mesas de votación, quienes registran los resultados apenas termina el recuento y los envían a un centro de cómputo propio del partido. Allí, esos datos son compilados y proyectados para elaborar una estimación preliminar del resultado general.

Gracias a este sistema, los equipos de campaña pueden tener una idea de la tendencia electoral incluso antes de las 22 horas, cuando el Gobierno suele publicar los primeros resultados del escrutinio provisorio. Según fuentes partidarias, las primeras cargas de mesas testigo suelen comenzar a llegar entre las 19:00 y las 20:00 horas.
Aun así, y al igual que los boca de urna, las mesas testigo no pueden difundirse públicamente antes de las 21:00. El Código Nacional Electoral prohíbe la publicación de encuestas o sondeos antes de ese horario para evitar que los resultados parciales influyan en la percepción o comportamiento de los votantes en regiones donde la elección aún no haya concluido por alguna demora.
Qué son los boca de urna y en qué se diferencian de las mesas testigo
Los boca de urna son encuestas que se realizan a los votantes inmediatamente después de emitir su voto, en las afueras de los centros de votación. Su objetivo es proporcionar una estimación temprana de los resultados de la elección, a partir de un relevamiento estadístico de las preferencias electorales.
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En Argentina, el boca de urna es una práctica histórica en la cobertura electoral y tuvo tanto aciertos importantes como errores significativos. Para realizarlos, las consultoras emplean un diseño muestral polietápico, que combina encuestas presenciales, llamadas telefónicas y cuestionarios online. A lo largo del día electoral, suelen realizarse cuatro cortes parciales, lo que permite ajustar las proyecciones a medida que avanza la jornada.
Pese a la sofisticación metodológica, su grado de confiabilidad es motivo de debate. La precisión depende de la muestra seleccionada y del contexto político del momento. En elecciones muy polarizadas, las personas tienden a ocultar o modificar su voto, lo que afecta la calidad de la información. Además, la difusión de falsos boca de urna en redes sociales, a menudo desmentidos por las consultoras, contribuye a generar confusión y expectativas infundadas.
Una de las principales diferencias entre los boca de urna y las mesas testigo radica en la naturaleza de la información que recogen. Mientras los boca de urna se basan en respuestas voluntarias de votantes, las mesas testigo se construyen a partir de actas oficiales de cada mesa, es decir, sobre datos concretos.

Otra diferencia central es su propósito y nivel de acceso. Los boca de urna son elaborados principalmente por consultoras y medios de comunicación con fines estadísticos o informativos; en cambio, las mesas testigo son instrumentos internos de los partidos políticos, utilizados para medir su propio desempeño y diseñar estrategias.
Por último, su nivel de precisión también varía. Los boca de urna suelen ofrecer una aproximación general con margen de error, mientras que las mesas testigo tienden a ser más representativas del conteo real. De allí que, en los últimos procesos electorales, la tendencia del sistema político argentino haya sido priorizar las mesas testigo sobre los boca de urna para seguir la noche electoral.