Alberto Fernández: me dejaron solo en la más difícil.
Cristina Kirchner: si no discutimos cómo seguimos como gobierno y los cambios que hay que hacer, la unidad no tiene más sentido.
AF: no estoy acá para obedecer.
CFK: la mayoría de los votos para que llegue a presidente son nuestros. Tengo derecho a opinar.
No es un diálogo entre ellos, porque hace mucho que no conversan, pero son las distintas posturas que tienen y que hoy parecen irreconciliables. No es solo uno el molesto, sino los dos. El Presidente y la vicepresidenta atraviesan el momento más difícil de su relación personal y política, y ninguno parece dispuesto a ceder. El futuro del Frente de Todos depende de ello, por lo que el resto del oficialismo espera un gesto de ambos lados.
La votación del proyecto del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional llevó la alianza al límite. Alberto Fernández creyó hasta último momento que el kirchnerismo podría abstenerse. Pero en la Cámara de Diputados y en el Senado sus representantes más fieles votaron en contra. No solo eso: respetaron el acuerdo de no exponer en el recinto su postura, pero después de la votación emitieron duros comunicados.
El ataque al despacho de la vicepresidenta amplificó las disputas. En el primer piso del Senado aún no le encuentran explicación al silencio del Presidente. Cristina Kirchner recuerda y enumera distintos ataques que hubo en los últimos años y los repudios que se hicieron. Incluye el atentado contra Clarín y remarca que fue condenado por La Cámpora. “Como debe suceder ante cada atentado. Y Alberto sigue en silencio”, dicen en su entorno. En cambio, la ex jefa de Estado resalta la figura de Sergio Massa. El titular de la Cámara de Diputados dejó el recinto en donde se trataba el acuerdo con el FMI cuando comenzaron los ataques y fue hasta el Senado, gesto que la vicepresidenta valora.
El mandatario cree que se terminó la tregua con Wado de Pedro
Un mensaje por Telegram no basta cuando se trata de una de las agresiones institucionales más graves a un representante del Poder Ejecutivo durante este gobierno. La vicepresidenta no contestó ese mensaje porque le dejó el sabor de haber sido hecho con la intención de comunicarlo a los medios, pero no de ponerse a disposición ante el ataque. Horas después de haber recibido el texto en su teléfono, CFK lo confirmó: el mensaje fue reproducido en los medios tal como lo había escrito el Presidente. Ya parece una anécdota menor, pero la vicepresidenta nunca revela sus reuniones ni charlas.
“Lo que sucedió es como cuando te peleás a la mañana con tu mujer. Te vas a laburar y te enterás de que en la calle le afanan. Te olvidás de la pelea y vas a buscarla”, grafican en el kirchnerismo sobre el gesto que esperaban y nunca llegó. Fue el ministro de Desarrollo a la Comunidad bonaerense, Andrés “Cuervo” Larroque, el que hizo público el malestar por un silencio que “aturde” desde el Gobierno.
Fernández puede decir que días antes tampoco recibió el gesto que esperó cuando Máximo Kirchner votó en contra. “Me dejaron solo en la más difícil y en el proyecto más importante”, no deja de repetir. Incluso, para el Presidente la tregua con el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, también se terminó. Está convencido de que el funcionario recolectó votos en contra. Esto lo desmienten en la Cámara de Diputados, donde se vio a De Pedro activo buscando votos en colaboración con Sergio Massa y Germán Martínez.
Hacia 2023. Ahora, lo que está en juego es el futuro del Frente de Todos. El Presidente cree que, al dejarlo solo, ya no tiene que consultar con Cristina Kirchner sobre las decisiones de gobierno. El apoyo a un equipo económico que se encargará de llevar adelante las medidas de “la guerra contra la inflación” es una muestra. Se trata de funcionarios que no tiene el aval de la vicepresidenta y de anuncios que parecen insuficientes.
El Cuervo Larroque fue quien hizo público el malestar del cristinismo
“¿Unidad para qué?”, se pregunta el kirchnerismo. Ya no quedan dudas, las decisiones de Fernández ya no los representan. De todos modos, la ruptura no es una opción. Sorprenden las voces en off del entorno de Fernández que hablan de las cajas que controla La Cámpora y hasta los desafían a dejar los lugares. ¿Por qué deberían correrse cuando aportaron gran parte de los votos?
La ex jefa de Estado quiere sentarse a una mesa para discutir hacia dónde ir, pero Fernández no parece dispuesto a convocarla. Hay quienes le dicen que no debe hacerlo. Son quienes le piden que lance el albertismo desde el inicio de la gestión y vieron en las renuncias públicas del kirchnerismo después de la derrota electoral la posibilidad de ruptura. Por ahora, el Presidente escucha pero no define.
En diciembre, el tercer socio de la alianza, Sergio Massa, planteó institucionalizar el frente y la toma de decisiones. No tuvo suerte. Hoy mira la fórmula presidencial a la que apostó en 2019 sin saber qué hacer. “Cuando un tercero se mete en un matrimonio desavenido, termina lastimado”, dicen en el Frente Renovador.
Hoy, entre el Presidente y la vicepresidenta no hay mediadores. Mientras tanto, la preocupación por el futuro de la alianza llega a cada uno de los dirigentes del Frente de Todos.
Esperan que, al igual que en 2017, puedan volver a hablar, recompongan el vínculo y negocien pensando en que hay una elección presidencial por delante en la que el peronismo tenga posibilidades de ganar.
En conflicto
◆ Si bien el acuerdo con el FMI era vital para el Gobierno, diputados y senadores referenciados en La Cámpora votaron en contra.
◆ El ataque al despacho de CFK y el posterior silencio del Presidente amplificaron la disputa.
◆ Alberto Fernández le mandó un mensaje por Telegram, pero para Cristina Kirchner no fue suficiente y no se lo contestó.
◆ Sergio Massa se acercó hasta el Senado en el momento de los ataques, pero ahora prefiere no interferir en lo que valora como un “matrimonio desavenido”.
◆ El Presidente también desconfía del ministro del Interior porque está convencido de que juntó votos en contra en el Congreso.
◆ El entorno presidencial le pide lanzar el albertismo y dejar a La Cámpora fuera de los espacios de poder.
◆ El Presidente también desconfía del ministro del Interior porque está convencido que juntó votos en contra en el Congreso.