El trabajo legislativo llevado adelante en el Congreso por diputados y senadores nacionales durante 2022 fue uno de los más bajos a nivel de producción de leyes y sesiones. De acuerdo a Directorio Legislativo, se debió al conflicto político al interior del Frente de Todos y también a la imposibilidad de que las coaliciones más representativas logren acuerdos comunes. "De cara a 2023 esta tendencia podría mantenerse", aseguraron.
La pregunta sobre cuánto trabajan los legisladores que representan a los 46.044.703 millones de argentinos suele aparecer de manera estacional. La semana pasada, un simpatizante de Javier Milei envió 256 palas a las puertas del Congreso para que los diputados "se pongan a laburar". La que faltaba, dijo Mauro Stendel, era la de Milei, quien no fue parte de la burla "porque combatir zurdos es un trabajo de tiempo completo". Paradójicamente al libertario se le reclaman sus sistemáticas inasistencias al palacio legislativo.
Este miércoles la titular de ANSES, Fernanda Raverta, cuestionó a Juntos por el Cambio por no querer debatir la moratoria previsional y les achacó "poco apego al trabajo y a la responsabilidad" en diálogo con FM La Patriada. La crítica, sin embargo, le puede caber al espacio del que forma parte.
De acuerdo al balance legislativo del 2022 que recopiló Directorio Legislativo, en el Congreso se aprobaron 37 leyes y se realizaron 26 sesiones. "El 2022, al igual que lo sucedido en el 2021, el número de sesiones se encontró por debajo del promedio de la década, con un total de 26. Esta merma en la cantidad de reuniones se traduce en un 2022 con un comportamiento similar al de un año electoral. Es importante señalar que la media de sesiones de años no electorales (2012, 2014, 2016, 2018 y 2020) es de 33 sesiones. Esta es otra prueba adicional de la dificultad que tuvieron los bloques este año para lograr la construcción de consensos", explicaron. También se emitieron 274 dictámenes y se realizaron 490 reuniones de comisión.
Otro dato que aporta el trabajo es la comparación del año 2022 con los anteriores. Allí se observa que en 6 de los últimos 11 periodos se organizaron más reuniones especiales que ordinarias o de tablas. Esto quiere decir que predominó el consenso entre legisladores que definieron los proyectos a debatir en detrimento de un temario discutido y consensuado entre todos los bloques. En total, Diputados tuvo 14 sesiones (de las cuáles 13 fueron especiales y una informativa) y el Senado 12 (1 de tablas, 10 especiales y una informativa).
El informe afirma que la productividad legislativa del 2022 fue una de las más paupérrimas, ya que la última década promedia 75 proyectos sancionados y en este caso se llegó a 37. "Sin embargo, en dicho año el Congreso logró aprobar una serie de iniciativas de alta conflictividad política, como el refinanciamiento de la deuda con el FMI, que llevaron al oficialismo a concentrar sus esfuerzos en la búsqueda de consensos para su tratamiento, al tiempo que eclipsaron el avance de otras y tuvieron un efecto posterior sobre los consensos internos del oficialismo o del Congreso en su conjunto", añade.
Las razones de la baja productividad en el Congreso
Directorio Legislativo afirma que la composición de ambas cámaras luego de las elecciones del 2021 atentó contra su actividad, ya que Juntos por el Cambio se tonificó en el número de bancas ante la caída estrepitosa del oficialismo en las urnas.
Los problemas aparecieron a la hora de formar las comisiones pero también por las internas registradas al interior del Frente de Todos. A esto se sumó el candente diálogo con la oposición que dificultó la generación de miradas en común. "Por otra parte, entre los meses de mayor actividad, destacan los meses de junio, septiembre, octubre y noviembre, estos últimos tres coincidiendo con la solución política interna que el FdT encontró con la llegada de Sergio Massa al Ministerio de Economía", dice el informe.
En enero el tono del Congreso parece ser el mismo. Si bien el Gobierno anunció sesiones extraordinarias del 23 de enero al 28 de febrero, Juntos por el Cambio dijo que no se presentaría en ninguna discusión hasta que se retire el pedido de juicio político contra los integrantes de la Corte Suprema de Justicia. Por lo tanto, de los 27 proyectos propuestos para las semanas previas a la apertura de sesiones todavía no se concretó ninguno.
"Luego de las elecciones legislativas de 2021, el Frente de Todos y Juntos por el Cambio se consolidaron como las dos primeras minorías en ambas cámaras. Ninguno de los dos bloques obtuvo las bancas necesarias para obtener el quorum que les permita imponer su agenda legislativa. Esto, sumado a la dificultad de encontrar espacios de diálogo, produjo que continúe la merma en la cantidad de reuniones de los plenos", afirma el balance.
Otro déficit que marca el trabajo es la alta actividad en comisiones pero las pocas discusiones en el recinto, lugar donde las leyes se deciden. En ese debe quedaron temáticas de peso como la reforma del Consejo de la Magistratura y la Corte Suprema, la Ley de Humedales, la de alquileres o la boleta única. A diferencia del 2021, sin embargo, el oficialismo logró aprobar el Presupuesto para el 2023.
Qué se espera para 2023
El balance explica que durante los años de elecciones la actividad legislativa suele mermar, un comportamiento que se reflejó sin embargo un año antes. Por eso para este año la previsión también es baja en cuanto a la productividad dentro del Congreso.
"De cara a 2023, esta tendencia podría mantenerse y probablemente acentuarse. En el corto plazo, las diferentes posturas políticas en torno a la justicia, reflejadas en el pedido de juicio político a los integrantes de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN), serán clave para el comienzo del año legislativo. A partir de allí, y conforme se acerquen las elecciones generales, es posible que el escenario legislativo de baja productividad se acentúe. En ese marco, el oficialismo, especial interesado en lograr construir leyes que viabilicen su gestión gubernamental, deberá apuntalar fuertemente su capacidad de articular diálogos y consensos, para lograr destrabar la actividad legislativa", explica.
A esto se agrega la discusión pública por la moderación y la imagen que tienen los principales referentes políticos para la sociedad. De acuerdo a la última encuesta de Zuban Córdoba, el 84,6% de los consultados opina que la dirigencia debe pelear menos y acordar más.
También detalla que ningún político supera el 40% de imagen positiva. En simultáneo aparece el desencanto que las urnas muestran desde 2015: luego de la victoria de Mauricio Macri, en 2019 se produjo un nuevo cambio de gobierno. Sin embargo, en 2021 no se ratificó ese rumbo y Juntos por el Cambio volvió a imponerse en las legislativas. La misma encuesta afirma que el 76,8% de los encuestados creen que hace falta un cambio de gobierno.
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