En su primer discurso desde la Casa Rosada tras sufrir una fractura de tobillo, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció diversas medidas de gobierno y hizo su usual y encendida defensa del modelo oficialista.
Entre lo más destacado del acto, llamó la atención que la jefa de Estado no hiciera alusión a la muerte del fiscal Alberto Nisman, como sí hizo durante la cadena nacional del pasado lunes 26 de enero. Sí, en cambio, se quebró y lloró al recordar a su difunto esposo, Néstor Kirchner.
Al hablar del triunfo del partido de izquierda Syriza en Grecia y enviar felicitaciones, la mandataria dijo que la agrupación helena “ha tomado como modelo de reestructuración soberana la conducta, el comportamiento y las políticas que llevó el gobierno de Néstor Kirchner adelante”.
Luego agregó, mientras se le quebraba la voz: “Que yo humildemente, como su discipula más fiel, seguí al pie de la letra”.
Después de estás palabras, CFK se tomó unos segundos de silencio y unos tragos de agua para calmarse. Mientras tanto, los militantes que se encontraban en La Rosada aplaudían y entonaban su característico canto “Cristina conducción”.
Para finalizar esa parte del discurso, Cristina resaltó que el proceso de reindustrialización que se llevó a cabo en el país “permitió hacerse, justamente, porque destinamos parte de los recursos (no destinados al pago de la deuda) a comerciantes, a nuestros industriales”. Finalmente concluyó, que, según la CEPAL, la Argentina tiene el “mayor nivel de clase media de Latinoamérica”.