Alguna vez, antes de tocar la canción, Zeta Bosio supo literalmente aquello de ser un Hombre al agua. El ex Soda visitó la Fragata ARA Libertad, a bordo de la cual hace 38 años integró la banda de música del buque y visitó más de 15 países mientras cumplía el servicio militar obligatorio.
Acompañado por el ministro de Defensa, Julio Martínez, el músico tuvo una jornada de recuerdos, al reencontrarse con el entonces guitarrista de la banda de música de la fragata, Horacio Vitullo, con quien rememoró anécdotas de esa época y del viaje que realizaron juntos en 1978.
Zeta cumplió la instrucción militar obligatoria en 1977 en el Edificio Libertad, sede central de la Armada Argentina, donde conoció al teniente de navío Gauna, quien le sugirió integrar como bajista la banda de música de la Fragata ARA Libertad tras apreciar su talento musical.
Zeta aceptó el desafío y con otros tres músicos navegó en el buque escuela entre el 27 de julio y el 22 de diciembre de 1978. En ese lapso interpretó su música para el resto de la tripulación y el público que aguardaba la llegada de la embarcación en cada uno de los más de diez puertos de América, Europa y Africa en los que hizo escala.
“Me consolidé como músico porque durante todo ese año estuve trabajando en esa actividad. Descubrí mi vocación y me pude realizar luego cuando volví a tierra”, manifiesta Zeta a PERFIL. Recuerda ese tiempo como de otra época. “Parece historia antigua. En ese momento no había WhatsApp, entonces las conversaciones eran escuchadas por todos y cada tanto, es decir, una vez por mes... ¡se podía hablar con la familia! Uno volvía hombre de ese viaje después de tomar tantas decisiones por el mundo. A uno le pasaba eso después de vivir tantas aventuras”, agrega Zeta.
Durante la recorrida con el ministro, Zeta aseguró que la Fragata Libertad es como su casa. Junto al guitarrista Vitullo, el ex Soda recordó diversas anécdotas, entre ellas, que en esa época habían apodado a la banda con el nombre “Aquelarre” mientras ensayaban en un aula de guardiamarinas, que hoy en día funciona como gimnasio del buque. “Encontrar todo, hasta el lugar donde dormía y estaba mi cama, estaba todo cambiado. Pero de todas formas lo vi como si no hubiera pasado el tiempo. Siento un gran amor por este lugar y los recuerdos están vívidos”, finalizó.