“¿Cómo te vas ir de Canal 13? !Es una locura lo que estás haciendo! un canal nuevo...” Corrían los últimos meses de 1989 y Gustavo Lutteral no solo había rechazado conducir un proyecto nuevo llamado VideoMatch en el incipiente Telefe, sino que además no podía entender cómo Marcelo Tinelli iba a arriesgarlo todo en su lugar. Aquel Tinelli de 30 años, por ese entonces un periodista deportivo de saco y corbata que había crecido bajo el ala de Juan Alberto Badía, aceptó la propuesta y empezó a presentar las noticias deportivas en las madrugadas argentinas.
Casi 30 años después, luego de haber transitado un camino que seguramente jamás imaginó, mañana vuelve con el “Súper Bailando 2019” y “Genios de la Argentina”, la carta actual de aquel VideoMatch devenido ShowMatch, su programa insignia con el que además de entretener, supo atravesar el nodo socio-político-cultural de cientos de miles de argentinos. Si Tinelli fuera el capitán de un barco podría decirse que todos quisieron subirse a su nave alguna vez: artistas, empresarios, políticos y mediáticos, todos ellos, en esa vidriera catapulta que incluso alguna vez señalaron como la responsable de haberse cargado a un presidente. La presencia de un De la Rúa desorientado que confundía el nombre de la mujer del conductor, es solo una de las cientos de instantáneas políticas que dejó este programa por el que pasaron decenas de funcionarios y mandatarios.
Hoy el propio Tinelli comenzó a transitar las arenas movedizas de la política. A comienzos de año, después de idas y vueltas, avivó el avispero mostrarse con distintos dirigentes, dando señales de una posible candidatura. Sin embargo, a fines de marzo paró la moto y volvió a meterse en el armado del ciclo televisivo.
“Salir de la zona de confort y de la seguridad siempre ha sido una de mis características”, suelta Tinelli a PERFIL en un coqueto hotel boutique de Palermo, cuando se le pregunta cómo ha hecho para mantenerse vigente. Seguramente, aunque ahora prefiera no hablar de política, la frase pueda aplicarse también para entender su deseo de meterse en la función pública, un bichito inquieto que le pica tan solo unos minutos antes de comenzar esta entrevista cuando, al ver que se produce una corrida cambiaria que hace disparar el dólar y el riesgo país, Tinelli parafrasea al obrero que interpeló a Macri hace unos meses con un tuit que dice: “!Hagan algo por favor!”.
Vestido totalmente de negro, Tinelli luce su anillo dorado, el de su compromiso con Guillermina Valdes. Se lo ve y escucha tranquilo, mientras bebe una tacita de café negro. Dice que se encuentra atravesado por la emoción que le causa los 30 años de ShowMatch. “Esto de recordar lo vivido, personas que están y no están... El programa del lunes va a tener un poquito de todo. Tengo miedo de quedarme sin palabras y llorando de la emoción porque van a ir muchos compañeros y amigos, algunos que no veo hace 30 años, no sé qué me va a pasar con todo eso. La idea es mostrar los primeros 15 años con la notas más emblemáticas”, cuenta.
—¿A qué número aspiran de rating este año?
—(Piensa). No la pifio tanto cada vez que tiro un número antes de arrancar... El año pasado había dicho entre 13 y 14. Hicimos 13,7. Un buen número hoy para ser exitosos en la tele, promedio anual te estoy diciendo, 12 o 13 está muy bien. El primer programa no sé, el año pasado hicimos 20 puntos. Hoy ya no tenemos la tele que marcaba 60 con Grande Pa!
—Vas a competir con Pergolini que va a ir a un especial de “Intrusos”.
—Sí, me enteré.
—Parece a propósito, tu rival de los comienzos.
—Está bueno, cada uno hace lo suyo, así como yo busqué a Maradona cuando tenía que competir contra un lanzamiento de Gran Hermano.
"Desde 2001 nunca tuve tantos pedidos de trabajo como en este momento"
—¿Qué momentos tenés en el podio de estos 30 años?
—Son muchos, Charly García y la "Negra" Sosa en final de Ritmo de la Noche en 1994, Kiss tocando en vivo, Brian May en el piso, el día que vino Luis Miguel a cantar, Robbie Williams, Maradona jugando al fútbol en Ritmo de la Noche, el primer día del Acuadance...
—¿Qué cosas te arrepentís de haber hecho?
—Arrepentimiento es una palabra fuerte. Yo creo que todas las cosas forman parte de un contexto. Cada cosa es uno y su circunstancia. En este tiempo de aprendizaje constante que uno está, hay un montón de cosas que hoy yo no volvería a hacer, como el corte de polleritas que me parece que en su momento estaba bien visto por todos. No lo volvería hacer. Creo que hay un aprendizaje en este empoderamiento de la mujer, en esta igualdad de género que me parece todos pregonamos y estamos involucrados.
—¿Alguna vez te dio miedo dejar de ser el numero uno?
—Yo formo parte de la tele de los últimos 30, 35 años. He sido un personaje con algo de peso, pero no creo en eso del número uno.
—Pero no hay dudas que has dejado una huella en la vida sociopolítico-cultural de la Argentina. ¿Te planteás esto hoy?
—No lo tomo, sé que es así, pero lo tomo como algo más relajado.
—¿Y qué te produce cuando hablan de tinellizacion?
—Se me viene Juan Pablo Baylac, el funcionario de De de la Rúa, me causó mucha gracia en su momento.
—¿A quién no tuviste en tu programa que te hubiera gustado tener?
—A Paul McCartney, pero no se pudo.
—¿Tiene fecha de vencimiento “ShowMatch”?
—Creo que te lo va diciendo la gente y cómo se va dando el programa. Lo que sí tiene fecha de vencimiento es mi contrato en Canal 13, tengo éste y un año más. Después veremos si se renueva o no.
—Llevás 25 años con tu fundación, pero no hablás mucho de eso. ¿Por que?
—No, me parece que no es el objetivo. La fundación tiene un objetivo que es estar en un montón de lados donde el Estado no puede. Trabajamos mucho más de lo que se da a conocer en los diarios.
"Lo que sí tiene fecha de vencimiento es mi contrato con El Trece"
—Se te acerca mucha gente a dejarte mensajes, ¿qué te llamó más la atención en el último tiempo?
—Que haya investigadores del Conicet que con su recorte de presupuesto no puedan seguir con sus investigaciones y recurran a la fundación para ver si los podemos ayudar. Después, desde el 2001 nunca tuve tantos pedidos de trabajo como en este momento. Me escriben por Instagram, por Twitter, llegan cartas a mi casa, a la productora...
—En una nota dijiste que te llevó tiempo convivir con vos mismo. ¿Lo lograste?
—Sí, yo trabajo mucho conmigo siempre. Hace 24 años que me analizo. Hay un montón de cosas para corregir. Terapia es uno donde ve sus zonas oscuras, es donde vas meter el cuchillo hasta el final, donde hay pus. A mí me sirvió mucho aprender eso, sobre todo de los 40.
—¿Cómo eras antes y como sos ahora?
—Era menos reflexivo con algunas cosas, es decir no me tomaba el tiempo pare pensar. Y cuando lo hacés y tenés esa suerte, no te pido mucho... no me pido mucho en realidad (risas), todo adquiere una diferente mirada. La terapia es uno de los grandes trabajos que tengo.
—¿Y lo espiritual?. En su momento estabas muy metido en ese camino.
—Sí, estoy por ahí más allá de las religiones, creo en el valor del amor. Creo en las personas.
—¿Es cierto que te armaste una capilla en un campo del Sur?
—Sí, es una capilla que tiene que ver con San Francisco de Asís. Cuando fui a Asís me conecté con San Francisco y ahí me hice una capilla en el Sur con unos vitreaux de Santa Clara y San Francisco de Asís. Es un lugar en el que me conecto mucho y vuelvo todo el tiempo.
—¿Y la fama Marcelo, es puro cuento como dicen?
—Para mí sí, o por lo menos como la vivo yo. Es puro cuento en el sentido que es pura espuma. No te sirve de nada, es un valor que no existe. Pasa por otro lado. Obvio que la disfruto, pero si viajo y hago una cola y no me reconocen, también lo disfruto. Pero por ahí me gustaría ir tranquilo al cine.
—¿Estás leyendo algún libro ahora?
—Sí, Argentinos, un libro que me dio (Jorge) Lanata el otro día cuando fui a comer con él.
—El año que viene cumplís 60 años, ¿cómo te cae ese número?
—Hay que ver cómo me cae, te lo cuento el año que viene cuando cumpla 60. Hoy todavía esta el cinco adelante.
—¿Cuáles son las edades que te pegaron fuerte en tu vida?
—(Piensa). Tenía 38 años cuando murió mi papá. Y otra edad que me podía haber pegado fuerte, y sin embargo no fue así son ahora los 59, la edad que murió mamá.
—¿Y cómo te ves vos hoy?
—Me veo muy bien, mejor hoy que a los 40. Hoy una persona de 59, 60 años, en general estoy hablando, está en un muy buen momento de la vida.
—¿Pensás en la muerte?
—No, no pienso. El día que llegue, llegará, es algo natural de la vida. Jamás me pondría pensar en eso, es algo lógico y va a ser. Lo que es, es.
—¿Qué te produce este momento la realidad económica del país?
—Estoy preocupado y atento. Siento que lo que nos pasa es por la famosa grieta en la que hemos entrado, que le sirve a algunos con fines electorales, donde solo compiten dos, ellos dos y todos los que están alrededor vamos cayendo. Por eso dije que son dos caras de la misma moneda. Y mientras esto siga existiendo va a ser muy difícil salir adelante. Esto del dólar a 47 o a 60 es lo mismo. Que los mercados no crean, forma parte de esto mismo.
—¿Por dónde pasa la solución?
—Se necesita una salida por arriba de todo esto, acá solamente está el ego electoral. Si nosotros no nos ponemos a pensar en un acuerdo nacional para el bien común, la pobreza va a seguir existiendo. Hay gente que la está pasando mal. La gente que espera seis horas para que la operen de urgencia en un hospital en el Gran Buenos Aires, eso también es pobreza y no figura en los indicadores. Me parece que hay que plantear las bases de la Argentina en los próximos 30 o 40 años. Hay que darle previsibilidad a la Argentina. Contala como quieras. Si seguimos teniendo inflación del 50%, si seguimos teniendo estas tasas, van a seguir los despidos y no va a venir la lluvia de inversiones. Voy a parafrasear a Trump, “Primero Argentina!”. Cuando a mí me dicen si vos entraras a política qué cargo ocuparías... Hablar de cargos me parece una falta de respeto absoluta, es una indecencia con lo que está sufriendo la gente.
—¿Te ves en cuatro años liderando un gobierno?
—Me veo en cuatro años como me veo hoy trabajando por el país, y trabajando aún más. ¿Liderando?, lo dirá la gente, no yo. Una de las maneras de hacerlo es nutriéndose de los mejores.